Aunque muchos de ustedes
pueden pensar que estoy hablando del México actual, no es el caso pues el
objetivo es relatar hechos históricos. En esta ocasión me atañe el problema de
la inseguridad en otros periodos de la historia pues considero que sus causas
son muchas, pero la primera es el desinterés de las autoridades. Esto es algo
bastante largo de contar pero sí puede señalar que los grandes periodos en los
cuales la delincuencia estuvo desbocada: el periodo que va desde la declaración
de la Independencia hasta el Porfiriato y la Revolución. Ambos periodos se
caracterizaron por tener luchas por el poder (al igual que ahora, pero sin
derramar tanta sangre como en aquellas épocas) y debido a la preocupación por
golpes de Estado y gracias a que los gobiernos no podían ni siquiera defender
su existencia mucho menos podían atender las necesidades de la población entre
ellas la seguridad pública.
El primer periodo de
inseguridad fuerte que vio el país fue desde la independencia hasta el
Porfiriato y es el más largo hasta ahora (55 años). Este periodo se caracterizó
por tener gobiernos bastante efímeros porque había golpes de estado
prácticamente todos los días. Como los gobiernos no podían garantizar su
existencia, mucho menos dar servicios de seguridad a la población. A esto hay
que agregar el problema crónico del país prácticamente desde siempre: la falta
de recursos. Con esto las bandas se salteadores de caminos pululaban en todo el
país. El mejor registro de estos asaltantes lo hizo el escritor Manuel Payno en
su novela “Los bandidos de Río Frío” donde se relata las andanzas de una banda
de salteadores de caminos que asolaban el oriente del Estado de México, cerca
del poblado de Río Frío en el municipio de Ixtapaluca, que se encuentra de
camino a Puebla. Lo sí voy a destacar es que, al igual que hoy, la clase política
estaba enfrascada en una lucha eterna por el poder y sus beneficios de modo que
el país siempre estaba en la ruina por la incapacidad de formar un gobierno
funcional. Al no haber autoridad, los maleantes llegaban a rancherías,
haciendas y pueblos a hacer su santa voluntad del mismo modo que lo hacen los
narcotraficantes hoy en día. Evidentemente, no hay algo nuevo bajo el sombrero.
La Reforma y el
Porfiriato solucionaron este problema debido a la necesidad de paz para tener
prosperidad económica. Benito Juárez hablaba de la inseguridad como un problema
en su propuesta de reformas económicas. Para esto el abogado oaxaqueño creo el
tristemente célebre cuerpo de Rurales que pudieron reestablecer la paz usando métodos
muy cruentos. El más famoso de esas técnicas era la de ahorcar a los malotes en
los árboles y dejarlos colgados y por supuesto que funcionaba. En las áreas urbanas
se tomaba a los bandidos y se les llevaba al paredón incluso por robar un
simple pan. En su momento estos métodos fueron apoyados por la población pues
la delincuencia había llegado a cotas inaceptables durante el siglo XIX y de
hecho fueron los cacos los que impidieron el desarrollo del país durante medio
siglo. Nuevamente me encuentro que no hay algo nuevo bajo el sombrero. El crecimiento
económico durante la larga estancia de don Porfirio en la silla presidencial
era insuperable ya que trajo la Revolución Industrial y con la inseguridad que
imperó más de la mitad del antepasado siglo no había sido posible. Lo que sí
cabe señalar es que en aquellos años se utilizaron métodos bastante cruentos
para resolver la inseguridad. Y otro detalle es que en ese entonces la clase política
dejo de pelearse por el poder durante un largo tiempo.
La Revolución trajo
consigo el regreso de los cuartelazos durante el periodo de 1910 hasta 1934 y
por consiguiente los salteadores de caminos volvieron a las andadas. Pero no
solo era eso, ahora los bandidos eran los miembros de los ejércitos
contendientes, tanto revolucionarios como del gobierno, principalmente la
División del Norte y los Constitucionalistas. El terror regresó al país y en
muchas poblaciones tenían miedo tanto de las tropas oficiales como de las
revolucionarias. Ambos ejércitos se llevaban alimentos, dinero, violaban
mujeres, ahorcaban a los que intentaban resistirse a los despojos y muchos más
abusos. Y solo con la llegada de otra dictadura, esta vez de corte partidista,
pudo llegar la tan ansiada paz a México otra vez. Sin embargo, los métodos utilizados
para lograrlo no fueron menos cruentos que los empleados por Porfirio Díaz pues
el más utilizado por el régimen era la desaparición forzada para mantener la
paz. Es algo para destacar que a finales del siglo XX y principios del XXI
comenzaron nuevamente las luchas por el poder y el desinterés por los problemas
nacionales se ha hecho patente. Es triste ver como nuestro país puede mostrar
su potencial solamente cuando la política queda enterrada y las libertades
conlleva se olvidan. En realidad esto es causa del caudillismo que cargamos
desde hace mucho tiempo y que ha impedido la construcción de instituciones
fuertes y por consiguiente el fracaso de un régimen y la consiguiente inseguridad
pública que aqueja a la población.