Un tema del que no he
hablado desde que inicie el blog es acerca de los inicios de la Dictadura
Perfecta, bautizada así por el escritor peruano Mario Vargas Llosa. Esta creo
que tiene un principio en algunos eventos vergonzosos durante el siglo XX y la
Revolución Mexicana. El personaje central de este periodo histórico fue el
general Plutarco Elías Calles, un oficial veterano de las tropas de Álvaro
Obregón que fundó el Partido Nacional Revolucionario, antecedente del moderno
PRI, con la intención oculta de detentar el poder detrás del trono. Los fraudes
electorales, el magnicidio, la corrupción, el nepotismo y otras cosas por el
estilo fueron comunes en aquella época. Desde luego que el Maximato representa
una traición a las ideas democráticas de Madero puesto que es cuando se
consolida en nuestro país la cultura del tapado en la elección del candidato
presidencial que fue común todo el siglo pasado desde la fundación del tricolor
y hasta el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
El primer punto que se
debe tocar en mi opinión es el de la manera en que los sonorenses se hicieron
con el poder. Esta táctica fue el asesinato político, empezando con el de
Venustiano Carranza, el maestro político de Calles. La razón fue la imposición de
Luis Bonillas como candidato a la presidencia y marginar a Obregón para la
misma. Entonces, este último se levantó en armas contra Carranza mediante el
Plan de Agua Prieta en mayo de 1920. El resto de la historia ya lo conocen:
Carranza intentó huir para Veracruz, habían volado la vía y tuvieron que
continuar a caballo y fue ultimado en el poblado de Tlaxcalantongo, Puebla la
madrugada del 20 de mayo e inventaron que lo habían asaltado unos bandoleros. Cuatro
años después, Obregón hizo lo mismo que intentó hacer Carranza: imponer un
candidato a la presidencia en contra de los deseos de sus oficiales como Buelna
y Maycotte. Fue cuando la Rebelión Delahuertista y los oficiales en sí fueron
fusilados y al poder ascendió Plutarco Elías Calles. Adolfo de la Huerta tuvo
que salir al exilio después de este episodio. Sin embargo, cuatro años después Obregón
quebrantó el principio fundamental de la Revolución: Sufragio Efectivo, no
Reelección. Y por esto en una comida celebrada después de su triunfo los
diputados de Guanajuato lo ultimaron y le echaron la culpa por el crimen a León
Toral. En diciembre de ese mismo año se proclama el manifiesto del programa del
Partido Nacional Revolucionario en el que se invitaba a todos los movimientos
de corte revolucionario a sumarse al proyecto. Este tenía por objeto desactivar
la amenaza de rebeliones como la de Adolfo de la Huerta en 1924 o la de Serrano
en 1928.
El 1° de diciembre de
1928 Calles rindió su último informe de gobierno y habló de la falta de
caudillos y “el país ahora sí transitará por el camino de las instituciones”. Al
terminar su discurso uno de los diputados lo señaló con el dedo y le gritó
farsante. Esa persona en particular no estaba equivocada, pues Calles puso a
sus subordinados en el poder. Esto se demostró al año siguiente con el fraude
electoral cometido en contra de Vasconcelos y a favor de Pascual Ortiz Rubio. Desde
el principio Calles demostró ser el poder detrás del trono, ya que cuando las
cosas se salían del huacal hizo renunciar a los miembros del gabinete, que eran
callistas de hueso colorado. Abelardo L. Rodríguez tomó el relevo de Ortiz
Rubio y así siguió la misma dinámica. El chiste de la época: el presidente vive
ahí, pero el que manda vive enfrente. Esto era porque en aquel entonces el
presidente vivía en el Castillo de Chapultepec y Calles en la cercana colonia
Anzures, en lo que hoy es la delegación Miguel Hidalgo, desde donde se veía el
Castillo perfectamente. Sin embargo, Dios no consiente para siempre y Calles
cometió el error de postular a la presidencia a Lázaro Cárdenas del Río, quien había
sido oficial del su ejército en la Revolución.
Lázaro Cárdenas había sido
gobernador de Michoacán y ahí había experimentado con ideas corporativistas
para ganar poder que incluso ahogaba a los otros poderes de la unión. Para sacar
a Calles del poder, Cárdenas alentó huelgas en diversos sectores de la economía
y de ese modo comenzó a hacer a un lado a su mentor político. La Reforma
Agraria iba por el mismo sentido ya que tenía pensado crear una organización campesina
que ataría al sector al poder presidencial. En 1935 el conflicto entre Calles y
Cárdenas estalló de manera abierta cuando el primero hizo la siguiente declaración
a “El Universal”: vamos mal, muy mal, vamos para atrás. Entonces Cárdenas tomó
dos decisiones muy importantes: pedir la renuncia de los callistas de su
gabinete y cesar a Calles del ejército. Finalmente, y a diferencia de los otros
jefes revolucionarios, Cárdenas envió a su mentor al exilio del que solo regresaría
con Ávila Camacho en el poder. Eso sí, el callismo de ningún modo significó un
avance en materias económica, política o social. Es más, se vio marcado por el
último conflicto armado de la historia que fue la Guerra Cristera de 1926 a
1929 motivado por el anticlericalismo extremo. Creo que el mayor comecuras de
la historia fue un gobernador de Tabasco de nombre Tomás Garrido Canabal que incluso
se propuso destruir la Catedral de Villahermosa. Y volviendo al tema, y sin embargo,
con la caída de Calles de poder no significó que nuestro país comenzara a
transitar por la senda de la democracia, sino al contrario. Lázaro Cárdenas no
fue un demócrata al ahogar las decisiones del Congreso y de la Suprema Corte y
recurrir al fraude electoral en las elecciones de 1940. Cárdenas ayudó a
perpetuar al corporativismo construido por Obregón y Calles y que convirtió al
PRI en la máquina imbatible que fue durante el siglo pasado. La verdad el
callismo y el cardenismo son ideas de las que deberíamos avergonzarnos ya que
son parte de lo que nos tiene en el subdesarrollo político y económico.
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