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domingo, 11 de junio de 2017

El Maximato


Un tema del que no he hablado desde que inicie el blog es acerca de los inicios de la Dictadura Perfecta, bautizada así por el escritor peruano Mario Vargas Llosa. Esta creo que tiene un principio en algunos eventos vergonzosos durante el siglo XX y la Revolución Mexicana. El personaje central de este periodo histórico fue el general Plutarco Elías Calles, un oficial veterano de las tropas de Álvaro Obregón que fundó el Partido Nacional Revolucionario, antecedente del moderno PRI, con la intención oculta de detentar el poder detrás del trono. Los fraudes electorales, el magnicidio, la corrupción, el nepotismo y otras cosas por el estilo fueron comunes en aquella época. Desde luego que el Maximato representa una traición a las ideas democráticas de Madero puesto que es cuando se consolida en nuestro país la cultura del tapado en la elección del candidato presidencial que fue común todo el siglo pasado desde la fundación del tricolor y hasta el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
El primer punto que se debe tocar en mi opinión es el de la manera en que los sonorenses se hicieron con el poder. Esta táctica fue el asesinato político, empezando con el de Venustiano Carranza, el maestro político de Calles. La razón fue la imposición de Luis Bonillas como candidato a la presidencia y marginar a Obregón para la misma. Entonces, este último se levantó en armas contra Carranza mediante el Plan de Agua Prieta en mayo de 1920. El resto de la historia ya lo conocen: Carranza intentó huir para Veracruz, habían volado la vía y tuvieron que continuar a caballo y fue ultimado en el poblado de Tlaxcalantongo, Puebla la madrugada del 20 de mayo e inventaron que lo habían asaltado unos bandoleros. Cuatro años después, Obregón hizo lo mismo que intentó hacer Carranza: imponer un candidato a la presidencia en contra de los deseos de sus oficiales como Buelna y Maycotte. Fue cuando la Rebelión Delahuertista y los oficiales en sí fueron fusilados y al poder ascendió Plutarco Elías Calles. Adolfo de la Huerta tuvo que salir al exilio después de este episodio. Sin embargo, cuatro años después Obregón quebrantó el principio fundamental de la Revolución: Sufragio Efectivo, no Reelección. Y por esto en una comida celebrada después de su triunfo los diputados de Guanajuato lo ultimaron y le echaron la culpa por el crimen a León Toral. En diciembre de ese mismo año se proclama el manifiesto del programa del Partido Nacional Revolucionario en el que se invitaba a todos los movimientos de corte revolucionario a sumarse al proyecto. Este tenía por objeto desactivar la amenaza de rebeliones como la de Adolfo de la Huerta en 1924 o la de Serrano en 1928.
El 1° de diciembre de 1928 Calles rindió su último informe de gobierno y habló de la falta de caudillos y “el país ahora sí transitará por el camino de las instituciones”. Al terminar su discurso uno de los diputados lo señaló con el dedo y le gritó farsante. Esa persona en particular no estaba equivocada, pues Calles puso a sus subordinados en el poder. Esto se demostró al año siguiente con el fraude electoral cometido en contra de Vasconcelos y a favor de Pascual Ortiz Rubio. Desde el principio Calles demostró ser el poder detrás del trono, ya que cuando las cosas se salían del huacal hizo renunciar a los miembros del gabinete, que eran callistas de hueso colorado. Abelardo L. Rodríguez tomó el relevo de Ortiz Rubio y así siguió la misma dinámica. El chiste de la época: el presidente vive ahí, pero el que manda vive enfrente. Esto era porque en aquel entonces el presidente vivía en el Castillo de Chapultepec y Calles en la cercana colonia Anzures, en lo que hoy es la delegación Miguel Hidalgo, desde donde se veía el Castillo perfectamente. Sin embargo, Dios no consiente para siempre y Calles cometió el error de postular a la presidencia a Lázaro Cárdenas del Río, quien había sido oficial del su ejército en la Revolución.

Lázaro Cárdenas había sido gobernador de Michoacán y ahí había experimentado con ideas corporativistas para ganar poder que incluso ahogaba a los otros poderes de la unión. Para sacar a Calles del poder, Cárdenas alentó huelgas en diversos sectores de la economía y de ese modo comenzó a hacer a un lado a su mentor político. La Reforma Agraria iba por el mismo sentido ya que tenía pensado crear una organización campesina que ataría al sector al poder presidencial. En 1935 el conflicto entre Calles y Cárdenas estalló de manera abierta cuando el primero hizo la siguiente declaración a “El Universal”: vamos mal, muy mal, vamos para atrás. Entonces Cárdenas tomó dos decisiones muy importantes: pedir la renuncia de los callistas de su gabinete y cesar a Calles del ejército. Finalmente, y a diferencia de los otros jefes revolucionarios, Cárdenas envió a su mentor al exilio del que solo regresaría con Ávila Camacho en el poder. Eso sí, el callismo de ningún modo significó un avance en materias económica, política o social. Es más, se vio marcado por el último conflicto armado de la historia que fue la Guerra Cristera de 1926 a 1929 motivado por el anticlericalismo extremo. Creo que el mayor comecuras de la historia fue un gobernador de Tabasco de nombre Tomás Garrido Canabal que incluso se propuso destruir la Catedral de Villahermosa. Y volviendo al tema, y sin embargo, con la caída de Calles de poder no significó que nuestro país comenzara a transitar por la senda de la democracia, sino al contrario. Lázaro Cárdenas no fue un demócrata al ahogar las decisiones del Congreso y de la Suprema Corte y recurrir al fraude electoral en las elecciones de 1940. Cárdenas ayudó a perpetuar al corporativismo construido por Obregón y Calles y que convirtió al PRI en la máquina imbatible que fue durante el siglo pasado. La verdad el callismo y el cardenismo son ideas de las que deberíamos avergonzarnos ya que son parte de lo que nos tiene en el subdesarrollo político y económico.  

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