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domingo, 20 de agosto de 2017

Los valses mexicanos


Dejemos por un momento de lado las luchas por el poder a lo largo de dos siglos de independencia para hablar de cultura. En esta ocasión quisiera hablar acerca de los valses mexicanos, una parte de nuestra música que en la actualidad es poco conocida. Para mi es bastante sorprendente que en las fiestas de XV años de los mexicanos pongan “Sobre las olas” y la mayoría no sepa que la pieza fue compuesta por un mexicano de nombre Juventino Rosas. Lo mismo sucede con “Alejandra”, “Dios nunca muere” o “Club Verde”, y de hecho son más apreciadas por el público extranjero que por los nacionales lo que me parece muy triste al ser piezas musicales demasiado hermosas como para pasar desapercibidas. Mientras tanto, aquí la gente se embrutece escuchando canciones que alaban narcotraficantes, que denigran a la mujer y de alguna manera denostan a la patria en el extranjero. Tengo que aclarar que esta música y el baile son originarios de las zonas rurales de Austria, al igual que la polca y la mazurca, aunque el vals y la polca penetraron, sobre todo la segunda en las zonas rurales del país.

Como lo dije antes el vals (del alemán “waltzer”, girar) es originario de las zonas rurales de Austria y existen registros desde la Edad Media. Fue hasta el siglo XVIII cuando este baile comenzó a popularizarse en los países germánicos y después en toda Europa. La moda del vals en el mundo comenzó con Johann Strauss que hizo arreglos musicales para convertir al vals en una baile apto para el entretenimiento de la corte del emperador de Austria. Así, composiciones como “El Danubio azul”, “Vals de los cuentos de los bosques de Viena” y el “Vals del Emperador” se convirtieron en el baile predilecto de las clases altas en Occidente. Incluso otros compositores europeos como Chopin en Polonia y Tchaikovski en Rusia compusieron piezas musicales de este tipo. Tchaikovski incluyó valses en sus ballets más famosos como “El Cascanueces” (“Vals de las flores” y “Vals de los copos de nieve”), en “La Bella Durmiente” y “El Lago de los Cisnes”. En aquel entonces Francia era la medida de la cultura occidental y fue fundamental en la popularización del vals en el mundo. La moda en aquel entonces se dictaba desde París y permeo bastante en la cultura de muchos países, incluyendo el nuestro. Ahora esta música es considerada clásica a pesar de sus orígenes.
La moda del vals en nuestro país tardó en cuajar, pues cuando inició por allá de 1820 se consideraba un baile indecente al haber contacto directo con la pareja. No fue sino hasta después de la derrota del Segundo Imperio que el vals encontró popularidad entre la clase alta de nuestro país. Fue en esta época, desde la República Restaurada y hasta el inicio de la Revolución que surgieron los grandes compositores de valses mexicanos como Macedonio Alcalá con “Dios nunca muere”; Juventino Rosas con el ya mencionado “Sobre las olas”, pero también con “Carmen” y “Josefina”; Enrique Mora con “Alejandra”, que se lo dedicó a la sobrina de Ignacio Ramírez; Rodolfo Campodónico y su “Club Verde”, y la lista es realmente larga. En el Porfiriato este baile tuvo un auge, pues en ese tiempo la gente adinerada tuvo un afrancesamiento progresivo que duró hasta el inicio de la Revolución. Esto se puede ver en la arquitectura de muchos edificios de bastantes ciudades del país, y en la capital no se diga. En ese tiempo los valses estaban de moda en el viejo continente, y sobre todo en Francia, que marcaba las modas, tales como al vestimenta, los cosméticos y la música. Era la llamada “Belle Epoque”, el periodo de la historia que va desde 1871 hasta 1914, es decir, termina con el estallido de la Primera Guerra Mundial.

¿Por qué no son parte del disfrute de las nuevas generaciones? Quizá porque los valses que ya mencione fueron parte de las diversiones de la aristocracia porfirista. No dudo que también tiene que ver mucho nuestro bajo nivel educativo que la mayoría de la población ostenta. Para mí es bastante obvio el proceso destructivo de la Revolución hacia los logros de don Porfirio y creo que la parte cultural no es la excepción. En la época actual las personas tienen un pésimo gusto para la música y eso hace que en otros países piensen que somos un pueblo inculto. La verdad es que creo que razón no les hace falta, pues a muchos mexicanos les encanta oír reguetón, narcocorridos y otras porquerías por el estilo. De hecho, los valses no son la única música a la que se le hace el feo en nuestro país, tampoco he visto a muchas personas escuchando “Huapango” de Moncayo, “El caminante del Mayab”, “La negra noche” u otras piezas por el estilo. Para mí es muy triste que estas piezas sean más apreciadas en Europa que en el país de origen de estos compositores, que sí es cierto que esta música no fue inventada en suelo mexicano, pero eso no la hace menos mexicana, pues muchas de nuestras costumbres son europeas y heredadas de nuestros antepasados conquistadores. Para mí es bastante triste que las cosas bellas creadas por mexicanos no formen parte de nuestra cultura popular y lo que la forma es de pésimo gusto y morboso. Entonces creo que para dar un poco de cultura en el blog, voy a adjuntar los valses mexicanos más famosos interpretados por la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México. Espero que los disfruten.      

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