Uno de los episodios
menos conocidos de nuestra historia fue la llamada conspiración de la Profesa
que influyó mucho en la consumación de la independencia. Para los que no sepan,
el evento se llama así por la Iglesia de la Profesa, ubicada en la esquina de
Madero e Isabel la Católica en el Centro Histórico de la Ciudad de México, y es
en este templo donde se hicieron las reuniones. El objetivo de esta
conspiración eran los términos en los que se realizaría la independencia de
México con respecto a España. Entre los participantes estaban personajes como
Agustín de Iturbide, el párroco de la Profesa de nombre Matías Monteagudo y
María Ignacia “la Güera” Rodríguez. También estuvieron otros personajes
destacados de la política de aquella época, militares y religiosos. En el
contexto histórico estaba el rechazo al liberalismo que se había propagado por
toda Europa con la Revolución Francesa y que era contraria a la doctrina católica
en auge entonces en tierras novohispanas.
Primero hay que hablar de
la Constitución de Cádiz de 1812 y que tenía un corte liberal clásico. Esta desde
luego era adversa a la Iglesia Católica pues limitaba sus fueros de manera
importante. Además de todo, aumentaba de forma importante la explotación hacia
las colonias pues avalaba las Reformas Borbónicas decretadas desde el reinado
de Carlos III y que no eran del agrado de los habitantes de las posesiones
españolas en ultramar. En parte esto fue lo que motivó la independencia de la
Nueva España y además de todo por los azotes que recibían los indígenas cuando
no pagaban sus impuestos en tiempo y forma. Además, también tuvo mucho que ver
la ocupación francesa en España dirigida por Napoleón Bonaparte a inicios del
siglo XIX y que además causó bastante inestabilidad en Europa. Todo esto fue lo
que motivó a los conspiradores de Querétaro a tomar acciones por las que están
en los libros de historia. Sin embargo, temo decir que tanto el grupo de
Querétaro como el de la Profesa cometieron el error de admirar a un idiota como
el rey Fernando VII que durante su cautiverio en Francia se dedicó a besarle
los pies a Napoleón e incluso el emperador francés encontraba desagradable la
conducta del monarca español al grado de afirmar que de haber sabido como era
lo habría dejado en el trono del país ibérico.
Creo que también hay que
destacar algunos puntos de la historia militar de Iturbide porque hay cosas que
a no todo el mundo le quedan claras. El entonces futuro emperador de México había
combatido hasta ese momento a los insurgentes pero no por lo que ustedes se
imaginan. En otra entrada ya había hablado de los crímenes cometidos durante la
primera etapa del movimiento. En esa ocasión mencione que el cura Hidalgo
alentaba los saqueos y las matanzas de españoles peninsulares sin mostrar el
más mínimo rubor. Todo esto fue denunciado por Ignacio Allende en los juicios
de Chihuahua en 1811. Además, el movimiento posterior no fue muy popular que
digamos y en el momento en el que Vicente Guerrero tomó el mando este ya no
representaba un peligro para el dominio español. Con estos antecedentes, el líder
de la conspiración de la Profesa, el padre Monteagudo, deseaba traer a Fernando
VII (?), sin embargo, este rechazó la oferta del trono de México junto con los
otros Borbón. Y debido a esto se comenzó a pensar en Agustín de Iturbide como
monarca de la futura nación independiente. Sin embargo, Monteagudo no quería al
capitán en un puesto tan importante. Sin embargo, la Güera Rodríguez, entonces
amante de Iturbide (era una mujer de cascos ligeros, por no decir algo peor),
usó sus encantos para convencer al padre Monteagudo ya que lo arrinconó en el
confesionario e hizo uso de sus encantos femeninos.
Lo que se definió en la
conspiración de la Profesa fueron los términos de la emancipación con respecto
a España. El primer punto ya lo dije, era convertir a México en una monarquía y
traer a un Borbón para ser monarca, pero esto no pudo ser. El segundo punto
importante fue el declarar la religión católica como la única tolerada en
nuestra nación con lo que los fueros del clero quedaban asegurados. Todo lo
anterior en parte, ya lo dije, con el objeto de que la Constitución de Cádiz de
1812, que era de corte liberal, no entrara en vigor en territorio de la Nueva
España. El país no quería romper del todo con los ibéricos y de hecho quería seguir
teniendo tratos con la Madre Patria. Sin embargo, no todo era gloria, pues once
años de guerra habían devastado a la Nueva España considerablemente y no había dinero
en caja. Aun así, Iturbide fue a hablar con Vicente Guerrero para darle
legalidad al movimiento que este último encabezaba y proclamar el Plan de
Iguala. Así pues, se negoció la independencia que finalmente fue firmada el 27
de septiembre de 1821. Sin embargo, la vida independiente de este país nunca ha
sido fácil, pero en los primeros años de independencia fue particularmente
complicada. Las intrigas de los que ambicionaban el poder no se hicieron
esperar y sobre todo de los que querían instaurar la república (los masones más
que nadie) y derrocar a Agustín de Iturbide. En parte esto fue gracias a las
intrigas de Joel R. Poinsett que por cierto fue el que le dio la brillante idea
a Santa Anna de declarar la república dando lugar a una apertura del infierno
en nuestro país, pues la rebelión de Santa Anna abrió la puerta a una serie de
golpes de Estado que duraron hasta bien entrado el siglo XIX. Además de todo,
las divisiones entre los mexicanos datan de esa época y que ha sido nuestra maldición
desde entonces. Y para terminar, el fusilamiento del padre de la patria,
Iturbide, nos ha costado demasiado caro.