La historia oficial sin
duda fue diseñada para justificar el estado de las cosas luego de la serie de
matanzas que fue la Revolución. Uno de esos mitos fue Lázaro Cárdenas y su
gobierno al que muchos consideran uno de los mejores. Sin embargo, tengo mis
motivos para pensar así, pues el Cárdenas real no fue el héroe que expropió el petróleo
para el interés nacional, ni el gran repartidor de tierras y mucho menos por la
atención nunca antes vista a las demandas populares. Lo que poca gente sabe es
que Cárdenas fue el que finalmente consolidó en el poder al corruptísimo régimen
de la Revolución junto con sus vicios como el corporativismo y la demagogia tan
característicos del mismo. El mito de Cárdenas tiene que ver con la propaganda
oficial del PRI para justificar su régimen y el estado de las cosas con su
frase de “ahora todo está mejor que antes”. Sin embargo, como dijera Ignacio
Ramírez: “estábamos mejor cuando estábamos peor”.
En primer lugar, Cárdenas
no es ningún epitome de la democracia pues aunque expulsó a Calles del país lo
hizo solo para quedarse con el poder. Para lograrlo, Cárdenas hizo varias
artimañas como promover huelgas entre los obreros, crear instituciones
corporativas, pedir la renuncia de los callistas del gabinete y otras artimañas
para minar el poder del “Jefe Máximo”. Como ya lo he dicho en el pasado acerca
de este tema, solo me detendré en las consecuencias. La primera de ellas fue
que consolidó el corporativismo que fue la base para instaurar a su partido en
el poder a la familia revolucionaria hasta el año 2000. También cometió uno de
los fraudes electorales más escandalosos de la historia en los comicios de
1940. En los mismos, había grupos de gente armada en las casillas electorales
que preguntaban a la gente por quién había votado y a los que no lo habían hecho
por el partido oficial los mataban ahí mismo. Con esto creo que es suficiente para
pensar en Lázaro Cárdenas como uno de los que consolidó el poder omnímodo de la
familia revolucionaria junto con Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles ya que
cada uno aportó algo para empoderarla y hacerla pasar de una dictadura personal
a una dictadura partidista.
El segundo punto que
considero importante es el referente al tema agraria, pues las cosas no fueron
como las pintan en la historia oficial. Aunque nunca apoyé lo hecho por Juárez
y sus compinches para arrebatarles sus tierras a los indígenas, cabe señalar
que la reforma agraria de Cárdenas le hizo mucho mal al campo mexicano. Se fraccionó
la tierra del tal modo que era poco rentable para los productores agrícolas. Casi
todos los proyectos ejidales fracasaron siendo los casos más emblemáticos de
ese desastre la región henequenera de Yucatán y las haciendas de Guaracha y
Nueva Italia en Michoacán. Los campesinos terminaron peor de empobrecidos que
cuando dependían de un patrón para trabajar y esto a pesar de que se crearon
las instituciones para apoyarlos. Las tierras se entregaron, sin embargo, a los
beneficiarios no se les entregó título de propiedad para atarlos de ese modo a
los dictados de la familia revolucionaria y de ese modo tener un grupo más que
apoyara al partido oficial en los comicios venideros. Solo imagínense el
cuadro: campesinos empobrecidos, atados a un gobierno que les dice que ahora
están mejor y la verdad es que no es cierto. Definitivamente propaganda del régimen
que no es cierta pero muchos se siguen creyendo.
El punto referente a la expropiación
petrolera lo dejé al final porque es uno de los máximos mitos usados como
propaganda de parte del régimen de la Revolución. El hijo de Lázaro Cárdenas,
Cuauhtémoc, debería leer con lujo de detalle las leyes que su padre dejó
firmadas. Como todos sabemos, la Expropiación Petrolera se da en el contexto de
un largo conflicto laboral que culminó con la nacionalización de los bienes
muebles e inmuebles de las empresas petroleras extranjeras. Lo que pocos saben
es que los términos en los que Cárdenas nacionalizó esos bienes no son los que
pintan en la historia oficial y que fue usada por la familia revolucionaria
como propaganda. El principal de ellos era el referente a la coinversión privada
en la explotación de hidrocarburos con empresas extranjeras. Esto se puede leer
en la ley petrolera de 1939 firmada por el mismo presidente Cárdenas y que
pueden consultar en línea. Lo que sí es cierto es que pocos contratos de ese
tipo de firmaron de 1939 a 1958, cuando se cerró definitivamente la puerta esa
posibilidad, por el temor de que en algún momento el gobierno cambiara de opinión.
El que en realidad cerró la puerta a la posibilidad de la coinversión privada
fue Adolfo Ruiz Cortines en un arranque de patrioterismo barato pues pensó que
era mejor que el estado monopolizara la explotación petrolera con funestas
consecuencias. Esto originó a la postre la petrolización de la economía durante
el frenesí socialistoide en los 70’s que llevó al país a una de sus peores
crisis económicas. Y es por eso que debemos abandonar los mitos que nos tienen
atados en la mediocridad.