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domingo, 11 de febrero de 2018

La razón de tantas constituciones

En 200 años de vida independiente de nuestro país están plagados por conflictos por el poco respeto hacia el orden legalmente establecido. Los cuartelazos que se dieron desde principios del siglo XIX y hasta principios del XX respondían a una lógica de beneficio personal porque se buscaba ocupar la amada silla. Las constituciones que fueron promulgadas en 1824, 1857 y 1917 responden al fracaso del régimen anterior con respecto al siguiente con la promesa de “ahora sí van a funcionar”. La causa de todo este circo: la ambición personal de los políticos de todas las épocas porque en realidad siempre han buscado sacar provecho de los cargos públicos. Lo peor del caso es que los propios mexicanos piensan que rompiendo el orden constitucional establecido mejoraran las cosas porque el régimen no responde a las necesidades de todos y es algo tan antiguo como la humanidad misma. En realidad esta entrada lo que pretende es que hagamos una reflexión profunda del por qué el orden legal no es duradero.
La primera constitución del México independiente fue promulgada el 4 de octubre de 1824 después de “arduas” discusiones del congreso constituyente. En realidad es una mala traducción de la constitución de Estados Unidos promulgada en 1787 bajo la idea de que “para ser felices debemos imitar a los norteamericanos en todo”. Para entender dónde fallaron los constituyentes debemos entender lo hecho por el Congreso Continental. En la primera edición de la constitución norteamericana se estableció que las elecciones serían indirectas y el segundo lugar quedaría como vicepresidente. Esto funcionó hasta que Thomas Jefferson llegó a la presidencia y al ver el comportamiento del vicepresidente Aaron Burr promovió reformas al procedimiento. En México, al haber presidente y vicepresidente de bandos contrarios llevó a varios cuartelazos. Sin embargo, eso no es todo, pues con el régimen federal se dio el pretexto perfecto para la separación de Zacatecas, Coahuila, Nuevo León, Yucatán y Texas y la separación del último dio como resultado la pérdida de la mitad de nuestro territorio. La derogación de esta Carta Magna sirvió de pretexto para la independencia de Texas, volvió luego de la guerra con Estados Unidos para finalmente ser derogada con la Revolución de Ayutla en 1854 para lanzar a Santa Anna del poder de una vez y por todas.
La siguiente constitución fue promulgada el 5 de febrero de 1857 luego de un congreso constituyente de corte liberal radical. El federalismo se consolida pero solo en papel y en un momento se tratara ese punto. Esta constitución causó problemas debido a que lesionaba de manera seria los negocios de la Iglesia Católica ya que se elevaban a rango constitucional las Leyes de Reforma. Pero, al igual que la anterior, quedó en letra muerta pues una vez terminada la Guerra de Reforma y la Intervención Francesa y destruido el Segundo Imperio no se aplicó. El presidente Benito Juárez era el primero en pisotearla pues siempre buscó maneras de obtener poderes extraordinarios como si estuviera el país en tiempos de guerra, el nombramiento de gobernadores a capricho y se cree que se cometieron fraudes electorales. Con la llegada de Porfirio Díaz las cosas no cambiaron pues además de lo anterior también se restringió la libertad de expresión. La represión cometida hacia los trabajadores de Cananea y Río Blanco no se considera ilegal porque entonces no había leyes que los protegieran. Ni con la Revolución hubo intenciones de respetar el orden constitucional por parte de alguna de las facciones revolucionarias.
La actual constitución fue promulgada el 5 de febrero de 1917 luego del congreso constituyente de Querétaro. Además de las consignas de las anteriores constituciones se agregaban los derechos laborales, a la educación y a la vivienda (derechos sociales). Pero volvemos al principio pues en el gobierno de Venustiano Carranza este fue el primero en violarla al reprimir a los trabajadores por ejercer sus derechos constitucionales recientemente establecidos. Peor aún, durante la reelección de Álvaro Obregón se liquidaron a dos golpistas en el camino de la Ciudad de México a Cuernavaca sin juicio previo. Durante el gobierno de la “Dictadura Perfecta” se volvió a restringir la libertad de expresión. También se violó la división de poderes ya que los legisladores y los ministros de la Suprema Corte solo hacían cumplir los caprichos del presidente. También se llegó a extremos de que varias veces la Cámara de Diputados llegó a cesar gobernadores por orden expresa del presidente solo porque no eran de su agrado. Además esta constitución tiene el grave defecto de tener postulados socialistoides que sobreprotegen a ciertos grupos (los trabajadores) y generaron un montón de corrupción (el artículo 27).

Estos son los motivos por los que no apoyare nunca la redacción de una nueva constitución para nuestro país. ¿Dé que sirve escribir leyes que en papel suenan bien pero que se las pasan por el arco del triunfo? El pensamiento del mexicano promedio de que la aplicación de las leyes es para terceros y no para uno no puede seguir siendo el epitome. Cuando comprendamos esto y que necesitamos un gobierno apegado de manera irrestricta a un marco legal no necesitaremos seguir escribiendo tantas constituciones.      

jueves, 1 de febrero de 2018

Tratados vergonzosos

La traición a la patria es uno de los estigmas más espantosos que una persona puede tener en vida o después de la muerte. Y por otro lado, hay personajes de nuestra historia que tienen el estigma de traición a la patria de manera inmerecida y otros que lo deberían tener. Según la historia oficial solo hay dos personajes que cargan con ese peso en su espalda: Antonio López de Santa Anna y Porfirio Díaz. De los dos el único que merece ese mote es Santa Anna y de eso hablare en un momento. Lo que sí puedo asegurar, es que casi, si no es que todos, los grandes traidores a nuestra patria fueron masones yorkinos que pusieron por delante sus ansias de poder y llegaron a hacer concesiones que ponían en alto riesgo la soberanía nacional para conservar el poder por el poder. Entre los personajes que hicieron lo anterior están algunos de los grandes héroes y el más reconocido fue Benito Juárez y en un momento explicare por qué pienso de ese modo.
El primero de esos documentos vergonzosos de los que estoy hablando son los Tratados de Velasco, firmado por Santa Anna. Y no lo hizo porque  era masón sino por algo igual de ruin: salvar su vida. Recordemos la Guerra de Independencia de Texas que Santa Anna perdió por su enorme incompetencia ya que fue capturado por las tropas de Sam Houston mientras dormía la siesta y sus tropas estaban descuidadas. Al darse cuenta, el presidente huyó del campo de batalla para posteriormente ser capturado de una forma por demás estúpida. Santa Anna siempre era el primero en ofrecer su vida en diferentes episodios para “salvar a la patria” pero en realidad era por su necesidad de vanagloriarse y cabe destacar que este tipo de personas suelen ser muy cobardes. Debido a lo ocurrido en El Álamo los texanos pedían la cabeza de Santa Anna y Houston se aprovechó de esto para obtener la rendición incondicional de los mexicanos. A cambio, Houston ofreció a Santa Anna que se iba a respetar su vida. Y el jefe del ejército texano también exigió que el gobierno mexicano reconociera la independencia de Texas y el intermediario de dicho documento fue nada y nada menos que Andrew Jackson, el presidente de Estados Unidos e interesado en anexionar el enorme territorio a  su país. Ese fue el Tratado de Velasco que su Alteza Serenísima firmó para salvar su asquerosa vida.
El segundo documento que se puede considerar como vergonzoso es el Tratado McLane-Ocampo durante la Guerra de Reforma. El “Benemérito de las Américas” estaba desesperado porque los conservadores parecían imbatibles gracias a las habilidades militares de Miguel Miramón que tenía a raya a los liberales. Para tratar de ganar el apoyo de los norteamericanos Juárez hizo lo mismo que otros masones: puso a nuestro país de tapete. Para hacerlo hizo que su ministro de Relaciones Exteriores, Melchor Ocampo, le entregara al secretario de Estado Robert McLane un documento en el que el gobierno mexicano cedía el paso por territorio nacional a civiles y tropas de nuestro vecino del norte desde varios de la frontera a varios puertos de la costa del Pacífico y a través del Istmo de Tehuantepec con permiso para poseer tierras, portar armas, matar y, en el caso de los militares, hacerlo sin previo aviso. Este vergonzoso documento no fue ratificado (para nuestra fortuna) debido a que en Estados Unidos estaban en vísperas del estallido de la Guerra Civil y no querían aumentar el poder de los estados del sur. El documento vergonzoso fue entregado el 4 de diciembre de 1859. A pesar de esto, los norteamericanos le prestaron ayuda a los liberales durante el asalto por parte de Miramón con barcos de vapor y que fue detenido por la marina de Estados Unidos. Lo anterior es la prueba de que Benito Juárez no era el patriota que pintan en la historia oficial.

El último documento vergonzoso en nuestra historia son los Tratados de Bucareli firmados por Álvaro Obregón en 1924. Desde 1917 muchos empresarios norteamericanos estaban preocupados por lo establecido en el artículo 27 de la constitución en lo que respecta a los recursos naturales. Lo que no querían los yankees era no perder su capital y buscaban evitar la nacionalización de la industria petrolera argumentando que sus concesiones fueron dadas por don Porfirio y la ley no puede ser retrospectiva. Por otra parte, Obregón imponía a Plutarco Elías Calles en la presidencia mientras sus antiguos oficiales de su ejército apoyaban a Adolfo de la Huerta para la amada silla. En un primero intento los norteamericanos se acercaron con de la Huerta quien rechazó tajantemente cualquier trato con gobiernos extranjeros. Entonces se acercaron a Obregón que les ofreció el tratado a cambio de su apoyo para detener a los rebeldes. El resto ya lo saben pues gracias los aviones norteamericanos fue que Obregón pudo poner en paz a los golpistas. Con esta rebelión Obregón pagó mal a sus antiguos oficiales que habían intercedido en varias ocasiones para salvar la vida pues los mandó fusilar de uno por uno. Pero sobre todas las cosas se obtuvieron los resultados esperados: los norteamericanos protegieron sus inversiones de hidrocarburos por 14 años más y Obregón pudo imponer a Calles en la presidencia sin problemas para que le guardara el puesto por el cuatrienio. Con esto queda demostrado que hubo gobernantes que vendieron el país con tal de tener poder y conservarlo mucho tiempo.