Antonio López de Santa
Anna es sin duda el segundo personajes más odiado de la historia mexicana después
de Porfirio Díaz. El motivo de este odio estoy convencido de que tiene que ver
con la pérdida de la mitad del territorio nacional a manos de los
norteamericanos en la guerra de 1946-1848. Sin embargo, creo que este personaje
ha sido condenado por delitos que no cometió de manera injusta, sobre todo ha
sido tachado de vendepatrias. Si no es de mis personajes favoritos es por otros
motivos que a mi parecer llevaron al país a su desgracia desde su nacimiento. Otro
defecto que tenía Santa Anna era su vanidad: el soñaba con ser el Napoleón
mexicano por todos los medios y siempre se alistó en las guerras para
vanagloriarse a sí mismo. Además de todo hay que decir que en varias ocasiones
fue traído del exilio tanto por liberales como conservadores como un “imprescindible”,
punto que no es señalado en la historia oficial.
Uno de los episodios del
que no se habla, o mejor dicho episodios, fueron las rebeliones contra el
gobierno durante la Intervención Norteamericana. Las más destacadas de ellas
sin duda fueron la rebelión de la Iglesia Católica en contra de José María Luis
Mora y sus reformas de corte liberal y la otra fue la Guerra de Castas en
Yucatán. No sé en qué demonios pensaban esos grupos en un conflicto que a
nuestro país le costó la mitad de su territorio. Es cierto que a Santa Anna le
achacó el principio de nuestras desgracias, pero creo que no fue el único responsable.
Este tipo de desacuerdos son fatales en momentos en los que cualquier nación sufre
una invasión extranjera. Desde luego que también hubo espías mexicanos que le
pasaban información a los norteamericanos, aunque esto no es exclusivo de
nuestro país, pues en las guerras siempre hay traidores. Sin embargo, también tengo
que decir que si Santa Anna tuvo responsabilidad fue por vanagloriarse de sí
mismo, no por falta de patriotismo, pues luchó como nadie durante el conflicto
a pesar de que le faltaba una pierna. Y también agregaría el hecho de que no
tengo la menor duda de que tienen vela en el entierro los liberales y
conservadores que lo trajeron del exilio para hacerse cargo del gobierno
mexicano en al menos once ocasiones.
Lo que sí condeno de
Santa Anna es su carácter frívolo ya que era más proclive a atender sus
diversiones, tales como peleas de gallos, cartas y otros juegos de azar, porque
era un gran apostador sin duda. Era tal su afición por el juego que en no pocas
ocasiones dejó la administración del estado en manos de otras personas con tal
de asistir a peleas de gallos y partidas de cartas en las que le encantaba
apostar fuertes sumas de dinero. Esto siempre fue bien conocido por las
personas que lo llamaron a hacerse cargo del gobierno en diversas ocasiones
pero al parecer siempre lo ignoraron. Sin embargo, esta fue la causa principal
de su caída pues para solventar su horrendo estilo de vida impuso impuestos al
número de perros, las puertas y las ventanas de las casas. Esto fue lo que
llevó a Juan Álvarez a levantarse contra Santa Anna. Cabe mencionar que también
se aplicó el título de “Alteza Serenísima” (el primero fue el cura Hidalgo),
así como la realeza, a pesar de que el fue el causante de la caída del Primer
Imperio. Además de todo, me temo que las personas que sucedieron a Santa Anna
tampoco quedaron muy bien paradas en cuestiones políticas y sociales. Además al
final de cuentas los grupos de conservadores y liberales desecharon al caudillo
indispensable en cuanto comprendieron que las cosas no eran como ellos pensaban
y terminaron por cargarle el muerto a Santa Anna por la pérdida de la mitad del
territorio a manos de los norteamericanos aun cuando era comprobable su coparticipación
en estos hechos. Cabe destacar que esto siempre ha sido una práctica habitual en
nuestro país y los seguirá siendo por un largo tiempo.
Algo de lo que Santa sí
es el responsable principal es de la independencia de Texas y el motivo es
bastante tonto. Pero antes de hablar de ese bochornoso episodio tengo que hacer
ciertas precisiones. En primer lugar nadie menciona la responsabilidad de Lucas
Alamán, que propuso una ley que facilitaba la llegada de inmigrantes con la
sola condición de mostrar la fe de bautizo, con la que se pretendía atraer a
irlandeses y polacos, pero atrajo a norteamericanos que a pesar de ser
protestantes se bautizaron con tal de obtener tierras. Los norteamericanos tenían
esclavos a pesar de que en nuestro país estaba abolida la esclavitud. En segundo
lugar el responsable fue el que propuso el federalismo pues abrió la
posibilidad de rechazar el integrar parte de nuestro país. En tercer lugar,
cuando las autoridades se enteraron de los esclavos hicieron oídos sordos,
dando a entender que no les importaba lo que sucedía en los estados del norte. En
cuarto lugar, mandaron a Santa Anna (que se ofreció voluntariamente) sin dieron
para abastecer a su ejército. Y por último, el comandante se echó a dormir plácidamente y su tropa se echó a
nadar como si estuvieran de vacaciones en un río cerca del cuartel de las
tropas texanas, y estos capturaron a Santa Anna que se rindió y le concedió la
independencia a Texas por el temor de ser fusilado. Y a pesar de que las tropas
no deben obedecer a un oficial que ha sido capturado por el enemigo, los
subordinados de Santa Anna lo siguieron obedeciendo y con los resultados que
todos conocemos. Por esto Santa Anna no fue el único responsable de las
desgracias del país, aunque sí fue el principal responsable de algunos eventos
y esto hay que saberlo para tener un mejor futuro nacional.