Un episodio poco conocido
de nuestra historia por vergonzoso fue la Independencia de Texas que no es
analizado a profundidad muy a menudo. Esto es porque es uno de los episodios
más vergonzosos de nuestra historia y sentó un precedente para la pérdida de
más territorio en la Intervención Norteamericana de 1846-1848. Fueron varios
los factores que llevaron al fracaso de esta campaña militar tanto en los
terrenos políticos, militares y sociales. En la actualidad al que se acusa como
único culpable de todo es a Antonio López de Santa Anna, que es cierto que no
es exactamente el mejor político, pero creo tener los elementos históricos para
decir que no fue el único culpable de que las cosas terminaran de este modo,
pues hay detales que demuestran que la masonería, en mi opinión el grupo que
más ha hecho daño a nuestro país, tuvo mucho que ver en los acontecimientos que
se fueron dando con ayuda de los albañiles cósmicos que siempre estuvieron
dispuestos a vender el país a cambio de poder.
Hay que remontarse al año
de 1833 cuando el país empezaba a vivir las predicciones a las que llegó
Iturbide antes de partir al exilio. El presidente entonces era (para variar) Antonio
López de Santa Anna, pero, debido a problemas de “salud”, estaba en su hacienda
de Manga de Clavo. A Santa Anna le gustaban los beneficios del poder pero no
las responsabilidades del mismo y pedía permiso al congreso cuando se
complicaban los asuntos del Estado. Y el presidente provisional era Valentín
Gómez Farías que era masón. Y como buen albañil cósmico emprendió acciones en
contra de la iglesia católica como la confiscación de sus bienes y la eliminación
de sus fueros. En aquellos años (y hasta hace no mucho) los ataques de esa
naturaleza contra las instituciones eclesiásticas y eran inimaginables y Gómez
Farías se llevó el desprecio de todos. Llamaron a Santa Anna de su hacienda
para deponer a Gómez “Furias” de la presidencia y reestablecer los fueros eclesiásticos.
Gómez Farías se fue al exilio a Nueva Orleans, donde se puso en contacto con
las logias masónicas de la ciudad y empezaron una conspiración para arrebatarle
a nuestro país la mitad del territorio. Mientras tanto, en México, se dieron
cuenta de que el federalismo era algo que había causado problemas y se decidió
el congreso a derogar la Constitución de 1824 y declarar el centralismo. Esto no
fue bien aceptado por todos y sirvió de pretexto a los texanos para declarar la
independencia de Texas.
Hay que mencionar el
hecho de que las autoridades mexicanas siempre mostraron total desinterés por
los territorios del norte, cuya posesión era más nominal que efectiva. En la
colonia eran realmente pocas las milicias dedicadas para proteger territorios
tan vastos, despoblados e inhóspitos. Con la independencia las cosas cambiaron
poco o prácticamente nada pues en realidad esto era a causa de la lejanía con
la capital. Todo lo anterior hizo que la escasa población de los territorios
del norte formara su propio gobierno ante el desinterés de las autoridades del
gobierno central. Además, en aquellos años (1830) empezaron a llegar muchos
colonos provenientes de Estados Unidos y pronto desplazaron a los mexicanos
como la etnia dominante en territorio texano. Además, informes de enviados del
gobierno mexicano denunciaron que los colonos norteamericanos tenían esclavos,
eso estaba permitido en Estados Unidos, pero no en México y a las autoridades
no les interesó aun así el asunto. Con la abolición de la Constitución de 1824
y con ella el régimen federal sirvió de pretexto para que los texanos
declararan la independencia de su territorio por el sentimiento de que se
estaba vulnerando su autonomía con respecto al gobierno central. Este sentimiento
siembre ha sido común entre la población de estados como Chihuahua, Coahuila y
Nuevo León que siempre han visto a los capitalinos como “opresores centralistas”.
Los errores militares los
cometieron ambos bandos pues por el lado texano los combatientes no tenían mucha
experiencia en combate y por el mexicano los vicios y la obsesión de Santa Anna
por vanagloriarse jugaron en su contra. Los texanos se levantaron en armas en
febrero de 1836 y el comandante de la expedición encargada de combatirlos no lo
tomó en cuenta. Para los extranjeros que leen este espacio deben saber que el
clima del norte de México es muy inhóspito con temperaturas de 40°C o más en
verano y que pueden descender por debajo de cero grados en invierno. En este
caso, era invierno, las bajas en el ejército mexicano se dieron en el largo
camino a pie (muchos soldados ni a sandalias llegaban) hasta Texas ya que hubo
muchos soldados que murieron de hipotermia o enfermedades. La batalla de El
Álamo en San Antonio fue una gran derrota para los texanos que se atrincheraron
en la antigua misión cometieron una magna estupidez pues los mexicanos, por la
soberbia de Santa Anna, en lugar de rendir a los sitiados por inanición mejor
atacaron la fortaleza, lo que costó la vida de muchos de los hombres de Santa
Anna solo para masacrar a 180 soldados. Samuel Houston, comandante en jefe del
ejército texano comenzó a huir de las tropas de Santa Anna, pero la historia
dio un giro inesperado. Las tropas mexicanas y su jefe instalaron su campamento
a orillas del río San Jacinto pero más que soldados en guerra parecía que iban
de día de campo. Santa Anna y sus tropas estaban dormitando cuando los
sorprendieron. La mayoría de los soldados mexicanos fueron muertos en el asalto
y su jefe fue capturado. Para evitar ser linchado por los texanos, Santa Anna
tuvo que rendirse y reconocer la independencia de Texas. Con esto se selló uno
de los episodios más vergonzosos de nuestra historia que sentó la base para que
nuestro vecino del norte pudiera arrebatarnos la mitad de nuestro territorio en
la década siguiente a este enorme fracaso.
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