En los difíciles tiempos
que corren en la actualidad no nos detenemos a analizar que la historia de
nuestro país tiende a repetirse. En parte por la visión maniquea que nos
vendieron en la escuela y en parte porque la población no tiene la curiosidad
de averiguar lo ocurrido en el pasado. Esto se le puede atribuir al régimen del
Partido Revolucionario Institucional que fue bautizado por el escritor peruano
Mario Vargas Llosa como la dictadura perfecta porque fue la única dictadura
partidista del continente y deberíamos analizar cuáles fueron las causas de su
decadencia y caída en el marco de las elecciones de este año. Entre malas
decisiones, corrupción y políticas demagógicas fueron las causas que llevaron a
su perdición al alguna vez poderoso tricolor. Muchos factores fueron los que
llevaron al PRI a su decadencia y caída, pero voy a tratar los que considero
más importantes.
El punto de quiebre del
sistema fue sin duda el movimiento estudiantil de 1968 ya que llevó a muchas
personas a desconfiar el PRI. Debido a esto a Gustavo Díaz Ordaz se le quemaron
los posibles sucesores y esto lo llevó a postular a Luis Echeverría para el
siguiente sexenio. Para la desdicha de Díaz Ordaz, Echeverría era un político hiperactivo
y muy hablador que para recuperar la confianza del electorado puso en marcha medidas
demagógicas consistentes en nacionalización de empresas, créditos baratos para
todo, sustitución de importaciones y aumento de la oferta educativa sin tomar
en cuenta calidad. Además, trató de limar asperezas con los estudiantes pero
organizó otra matanza en el Casco de Santo Tomás y la Normal de San Cosme el 10
de junio de 1971. Persiguió a los guerrilleros más importantes de la década de
los 70 fuera de un orden legal, la llamada “Guerra Sucia” que se prolongaría
hasta la siguiente administración. El excesivo gasto público hizo que se
empezara a pedir dinero prestado sobre el petróleo y una dependencia excesiva
del recurso natural. A esto hay que agregar que las empresas expropiadas era
ineficientes por la inamovilidad de sus trabajadores y la imposibilidad de
producir productos y servicios de manera rentable. Por las restricciones a las
importaciones y los controles de precios a causa de la inflación hubo
persistente escasez de ciertos productos. En el sexenio de José López Portillo
terminó por explotar la bomba en 1982 culminando con la nacionalización de la
banca y ese fue el principio de la realidad actual.
En la administración de
Miguel de la Madrid fue cuando se dio el golpe al timón hacia el llamado “neoliberalismo”.
Pero en el fondo las prácticas fueron las mismas pues con las privatizaciones
se beneficiaron a personas cercanas al gobierno. El bajo
crecimiento económico fue patente en este sexenio ya que se había heredado de
las anteriores administraciones una crisis económica producto de la demagogia. En
esta época fue cuando se empezaron a gestar los primeros movimientos por la
democracia. En los terrenos políticos se dan algunos de los más importantes
fraudes electorales en la historia de nuestro país siendo el primero de ellos a
nivel local como el ocurrido en Chihuahua en 1986. A pesar de esto, el
presidente tiene su tapado y crea la “pasarela” para para aparentar democracia
dentro del PRI. Para entonces la disciplina ya se había perdido en el partido y
se dio la escisión de Cuauhtémoc Cárdenas para contender por la presidencia en
contra del candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari. El día de las
elecciones se vio que el candidato oficial casi no obtuvo votos y la respuesta
fue tirar el sistema de conteo de votos para dar ventaja a Salinas. El arquitecto
del fraude fue el secretario de gobernación en turno, Manuel Bartlett Díaz, que
fue premiado con el cargo de gobernador de Puebla en 1993. Lo que sí es seguro
es que nunca sabremos quién fue el ganador de las elecciones de 1988.
Del sexenio de Salinas
solo el primer año y el último son los importantes para entender su papel en la
decadencia de su partido. En su gobierno tuvo que encarcelar al corrupto líder
petrolero Joaquín Hernández Galicia “la Quina” para consolidarse y en venganza
por haber apoyado la candidatura de Cárdenas. En 1992, en la cumbre de su
poder, se firma el controvertido Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y
Canadá. En 1993 su gobierno empieza a desmoronarse pues en mayo de ese año
asesinan en el aeropuerto de Guadalajara al cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo
en lo que parece ser un ajuste de cuentas del crimen organizado. El 1 de enero
de 1994 se levante en armas el Ejército Zapatista de Liberación Nacional
asaltando el cuartel militar en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. El 23 de
marzo de ese año asesinan en Tijuana, Baja California a Luis Donaldo Colosio,
candidato del PRI a la presidencia de la república. El 28 de septiembre de 1994
asesinan en la Ciudad de México a José Francisco Ruiz Massieu, ex cuñado del
presidente Salinas y secretario general del PRI después de asistir a un evento
con diputados federales de su partido. El 1 de diciembre de ese mismo año
Ernesto Zedillo llega a la amada silla presidencial y a los pocos días estalla
una de las crisis económicas más graves de nuestro país producto de algunas
malas decisiones económicas de Salinas. A Zedillo le tocó entregar el poder a
la oposición en 2000 al notarse el desgaste de su partido. Aun así, su gobierno
no estuvo exento de algunos problemas como la matanza de Aguas Blancas,
Guerrero el 28 de junio de 1995, la de Acteal, Chiapas, el 22 de diciembre de
1997 y el FOBAPROA, producto del rescate bancario resultado de la crisis económica
de 1994-1995. Lo que me parece increíble es que poca gente lo recuerde todo
esto.
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