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jueves, 13 de julio de 2017

Demagogia agraria


La Reforma Agraria prometida durante tiempos en que Francisco I. Madero se alzó contra Porfirio Díaz y que tomó forma durante la administración de Lázaro Cárdenas es el tema que quiero tratar. Este fue uno de los principales baluartes del gobierno revolucionario para justificar y legitimar su régimen. También es sabido por todos que en nuestras clases de historia  en la escuela nos enseñan que esta reforma ayudó a los campesinos a salir de su condición de penes en las haciendas y ahora con las tierras repartidas por el gobierno mejoraría sus condiciones de vida. Sin embargo, en la época en la que vivimos la mayoría de la gente del campo vive en la miseria y la mayor parte de los mexicanos le atribuyen la responsabilidad a las políticas económicas de Carlos Salinas de Gortari, aunque yo tengo motivos para pensar que eso tuvo repercusiones mínimas. Sin embargo, al empezar a leer algunos libros de historia, sobre todo de historiadores extranjeros, que señalan que la causa del problema radica en el modo en que se realizó la Reforma Agraria durante la institucionalización de la Revolución.
Hay un relato de un campesino que no quiso aceptar las tierras que el gobierno de Plutarco Elías Calles estaba repartiendo, pues pensaba que iban a tener un costo. “No cuestan nada”, le decían sus conocidos; “Eso es lo que ustedes creen”. En eso estalla el conflicto Cristero y a los que aceptaron la tierra se los llevaron en la leva y el campesino que no aceptó su parcela dijo: “Ese es el costo de la tierra”. El anterior relato lo tomé del libro “La Revolución Mexicana” del historiador francés Jean Meyer en el capítulo referente a la Guerra Cristera. Algún relato parecido me han comentado que viene en el libro de John Kenneth Turner “México Bárbaro”, pero no lo he rectificado. Lo que sí me queda muy claro es el hecho de que las tierras repartidas no eran de ningún modo gratis. Jean Meyer, evidentemente, documentó que los gobiernos de Álvaro Obregón y el ya mencionado Calles reclutaron a los campesinos beneficiarios del reparto mediante la leva para combatirá la Rebelión Delahuertista primero y a los cristeros después. En la década siguiente Lázaro Cárdenas utilizó el reparto agrario para afianzar su poder al hacer que los campesinos que quisieran tierras tenían que afiliarse a la Confederación Nacional Campesina y, por ende, al partido oficial para obtener no solo parcela, sino también a los tan ansiados créditos y acceso a aperos agrícolas. En términos simples: se usó la Reforma Agraria con fines políticos, muchas veces sin tomar en cuenta reglas económicas, técnicas agronómicas y menos el nivel educativo de los beneficiarios de las parcelas.
Como muchos de ustedes saben, Lázaro Cárdenas es de los gobernantes que menos me gustan en toda la historia de México. Él fue el consolidador de muchas de las clientelas electorales que ayudaron al PRI a quedarse en el poder durante setenta años. Además de todo es importante mencionar el hecho de que con el tiempo esas clientelas fueron nocivas para el país en el terreno económico fueron parte del saqueo crónico que ha sufrido desde aquella época y hasta cierto sigue padeciendo. El de los campesinos es un caso bastante curioso, pues en realidad lo que quería Cárdenas era restarle poder a Calles al arrebatarle un sector que había menospreciado este último. Para este fin se creó la Confederación Nacional Campesina (CNC) que tenía (y todavía tiene) la misión de afiliar al sector rural al PRI y usarlos como clientela cautiva en los procesos electorales. A cambio, el gobierno ofrecía tierras, créditos y aperos agrícolas siendo el único método para obtener todo eso. Otro objetivo logrado por Cárdenas fue la destrucción de la hacienda y el problema a resolver fue el demantelami8ento de la fuente de riqueza de algunos de sus enemigos y de ese modo afianzar su poder. Nada de lo referente al corporativismo creado por Obregón, Calles y Cárdenas es mencionado en la historia oficial.
En cuanto a los efectos de la Reforma Agraria, creo que están a la vista aunque la mayoría no lo quiere reconocer. El principal problema devenido del reparto agrario fue la miseria en que cayó el sector rural desde entonces. Salvo por algunos casos, la mayoría de las tierras repartidas como ejido (la base del reparto agrario) fueron un fracaso en términos socioeconómicos. Los casos mejor documentados fueron el de la región henequenera de Yucatán y de la Hacienda de Nueva Italia en Michoacán, este último es el estado natal de Cárdenas. En mi opinión la fuente de estos fracasos fue la mala planificación del reparto. Ni los zapatistas pensaron en algo tan radical y para probarlo basta con repasar el Plan de Ayala. La ruina del ampo llegó a pesar de que se fundaron bancos y financieras rurales, se repartieron semillas, aperos, etc., y al parecer no fue suficiente. La prueba más grande del fracaso del reparto de tierras fue el Programa Bracero (1942-1964) en el que se fueron a trabajar a Estados Unidos cerca de 10 millones de personas (tomen en cuenta que la población nacional en 1960 era de 30 millones de personas y cuándo terminó el Programa Bracero), casi todos gente del campo y la mitad de ellos se fueron ilegalmente. Con esto no veo dónde están los beneficios de la Reforma Agraria. Esa gente que se fue ayudó al campo estadounidense mientras el mexicano se hundía. Con la firma del Tratado de Libre Comercio se vino a acelerar, en mi opinión, un proceso que venía de décadas atrás debido a que el campo se estaba abandonando desde hacía tiempo. Este proceso no solo se ha visto en nuestro país sino en otras naciones como Colombia y Venezuela donde se fue a pique la producción de alimentos y se dio un proceso de empobrecimiento en el ámbito rural. En todos los casos la demagogia de “el campesino debe ser el propietario de la tierra” o “la tierra es de quien la trabaja” han causada más daño en el largo plazo que los supuestos beneficios prometidos por los políticos.     


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