La Reforma Agraria
prometida durante tiempos en que Francisco I. Madero se alzó contra Porfirio
Díaz y que tomó forma durante la administración de Lázaro Cárdenas es el tema
que quiero tratar. Este fue uno de los principales baluartes del gobierno
revolucionario para justificar y legitimar su régimen. También es sabido por
todos que en nuestras clases de historia
en la escuela nos enseñan que esta reforma ayudó a los campesinos a
salir de su condición de penes en las haciendas y ahora con las tierras
repartidas por el gobierno mejoraría sus condiciones de vida. Sin embargo, en
la época en la que vivimos la mayoría de la gente del campo vive en la miseria
y la mayor parte de los mexicanos le atribuyen la responsabilidad a las políticas
económicas de Carlos Salinas de Gortari, aunque yo tengo motivos para pensar
que eso tuvo repercusiones mínimas. Sin embargo, al empezar a leer algunos
libros de historia, sobre todo de historiadores extranjeros, que señalan que la
causa del problema radica en el modo en que se realizó la Reforma Agraria durante
la institucionalización de la Revolución.
Hay un relato de un
campesino que no quiso aceptar las tierras que el gobierno de Plutarco Elías
Calles estaba repartiendo, pues pensaba que iban a tener un costo. “No cuestan
nada”, le decían sus conocidos; “Eso es lo que ustedes creen”. En eso estalla
el conflicto Cristero y a los que aceptaron la tierra se los llevaron en la leva
y el campesino que no aceptó su parcela dijo: “Ese es el costo de la tierra”. El
anterior relato lo tomé del libro “La Revolución Mexicana” del historiador francés
Jean Meyer en el capítulo referente a la Guerra Cristera. Algún relato parecido
me han comentado que viene en el libro de John Kenneth Turner “México Bárbaro”,
pero no lo he rectificado. Lo que sí me queda muy claro es el hecho de que las
tierras repartidas no eran de ningún modo gratis. Jean Meyer, evidentemente,
documentó que los gobiernos de Álvaro Obregón y el ya mencionado Calles
reclutaron a los campesinos beneficiarios del reparto mediante la leva para combatirá
la Rebelión Delahuertista primero y a los cristeros después. En la década siguiente
Lázaro Cárdenas utilizó el reparto agrario para afianzar su poder al hacer que
los campesinos que quisieran tierras tenían que afiliarse a la Confederación Nacional
Campesina y, por ende, al partido oficial para obtener no solo parcela, sino también
a los tan ansiados créditos y acceso a aperos agrícolas. En términos simples:
se usó la Reforma Agraria con fines políticos, muchas veces sin tomar en cuenta
reglas económicas, técnicas agronómicas y menos el nivel educativo de los
beneficiarios de las parcelas.
Como muchos de ustedes
saben, Lázaro Cárdenas es de los gobernantes que menos me gustan en toda la
historia de México. Él fue el consolidador de muchas de las clientelas
electorales que ayudaron al PRI a quedarse en el poder durante setenta años. Además
de todo es importante mencionar el hecho de que con el tiempo esas clientelas
fueron nocivas para el país en el terreno económico fueron parte del saqueo
crónico que ha sufrido desde aquella época y hasta cierto sigue padeciendo. El de
los campesinos es un caso bastante curioso, pues en realidad lo que quería
Cárdenas era restarle poder a Calles al arrebatarle un sector que había menospreciado
este último. Para este fin se creó la Confederación Nacional Campesina (CNC) que
tenía (y todavía tiene) la misión de afiliar al sector rural al PRI y usarlos
como clientela cautiva en los procesos electorales. A cambio, el gobierno
ofrecía tierras, créditos y aperos agrícolas siendo el único método para
obtener todo eso. Otro objetivo logrado por Cárdenas fue la destrucción de la
hacienda y el problema a resolver fue el demantelami8ento de la fuente de
riqueza de algunos de sus enemigos y de ese modo afianzar su poder. Nada de lo
referente al corporativismo creado por Obregón, Calles y Cárdenas es mencionado
en la historia oficial.
En cuanto a los efectos
de la Reforma Agraria, creo que están a la vista aunque la mayoría no lo quiere
reconocer. El principal problema devenido del reparto agrario fue la miseria en
que cayó el sector rural desde entonces. Salvo por algunos casos, la mayoría de
las tierras repartidas como ejido (la base del reparto agrario) fueron un
fracaso en términos socioeconómicos. Los casos mejor documentados fueron el de
la región henequenera de Yucatán y de la Hacienda de Nueva Italia en Michoacán,
este último es el estado natal de Cárdenas. En mi opinión la fuente de estos
fracasos fue la mala planificación del reparto. Ni los zapatistas pensaron en
algo tan radical y para probarlo basta con repasar el Plan de Ayala. La ruina
del ampo llegó a pesar de que se fundaron bancos y financieras rurales, se
repartieron semillas, aperos, etc., y al parecer no fue suficiente. La prueba
más grande del fracaso del reparto de tierras fue el Programa Bracero
(1942-1964) en el que se fueron a trabajar a Estados Unidos cerca de 10
millones de personas (tomen en cuenta que la población nacional en 1960 era de
30 millones de personas y cuándo terminó el Programa Bracero), casi todos gente
del campo y la mitad de ellos se fueron ilegalmente. Con esto no veo dónde
están los beneficios de la Reforma Agraria. Esa gente que se fue ayudó al campo
estadounidense mientras el mexicano se hundía. Con la firma del Tratado de
Libre Comercio se vino a acelerar, en mi opinión, un proceso que venía de décadas
atrás debido a que el campo se estaba abandonando desde hacía tiempo. Este proceso
no solo se ha visto en nuestro país sino en otras naciones como Colombia y
Venezuela donde se fue a pique la producción de alimentos y se dio un proceso
de empobrecimiento en el ámbito rural. En todos los casos la demagogia de “el
campesino debe ser el propietario de la tierra” o “la tierra es de quien la
trabaja” han causada más daño en el largo plazo que los supuestos beneficios
prometidos por los políticos.
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