Los gobiernos populistas
son una amenaza constante para todos los países de la Tierra, ya que hasta las
naciones más educadas y desarrolladas han caído en sus garrar. Alemania, Reino
Unido, Suecia y otros han caído debido a malos gobiernos y con la llegada de líderes
mesiánicos la población se decantó por ellos por sus soluciones fáciles pero
resultados contraproducentes en el largo plazo. Y si esos países cayeron, imagínense
uno como el nuestro con altos índices de pobreza sobre todo resultado de un
pésimo sistema educativo. Ha pasado esto y muchas veces: las veces que se admitió
a Santa Anna en el poder, la presidencia de Madero, las dádivas de Lázaro
Cárdenas y sus sucesores, etc. Anteriormente ya había explicado que esto tiene
que ver con la idiosincrasia mexicana, que espera la llegada de un mesías que todo
lo resuelva con unos cuantos pases mágicos y que por eso mismo nos vea como un
padre que cuida a sus hijos.
Me concentraré únicamente
en los demagogos del siglo XX, y creo que Lázaro Cárdenas es un buen punto de
inicio. Cárdenas en mi opinión es el prototipo de demagogo porque el inicio las
giras presidenciales en las que el mandatario iba y repartía el mismo los
apoyos sociales. Aunque eso sí, el no inició con la tradición del líder mesiánico
(ese fue Santa Anna un siglo antes) sí que ha servido de inspiración a otros. El
reparto agrario durante su gobierno en el fondo destruyó al agro mexicano,
empobreciendo de manera brutal a la gente de las zonas rurales. La expropiación
petrolera a la postre sirvió para que unos cuantos se enriquecieran a manos
llenas, al estancamiento económico y un patrioterismo barato que solo nos ha
traído la petrolera más endeudada del mundo. Es decir, Cárdenas fue el creador
de dos de los mitos que sostuvieron al régimen de la Revolución y que en
realidad solo dañaron profundamente al país. No es gratis que a Cárdenas lo
tengo como a uno de los peores gobernantes de nuestra historia y yo no soy una
persona a la que le importe lo que los demás piensen, al grado de que pienso
que Porfirio Díaz fue mejor gobernante que Cárdenas, y esto a pesar de los
errores del primero.
El periodo del Desarrollo
Estabilizador en mi opinión sentó la base de nuestras desgracias modernas y no
me voy a detener en el movimiento del 68. La Ley de Atribuciones del Ejecutivos
a Materia Económica es la base de este periodo. Dicha ley promulgada en 1951
daba al presidente la posibilidad de fijar precios, salarios importaciones y
exportaciones. Además, los gobiernos de Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz
Ordaz llegaron a acuerdos bastante perversos: a cambio de mantener fuera a la
competencia internacional, controlar a los sindicatos y permitirles hacer
declaraciones fiscales en ceros debieron aceptar las subidas de sueldos,
control de precios y alinearse con el gobierno. El gobierno se sostuvo en este
periodo aumentando la deuda externa a pesar. Y a pesar de que hubo logros como
la inflación más baja de la historia y el menor índice de pobreza, esto estaba
condenado a fracasar en el largo plazo. El secretario de Hacienda de este
periodo, Antonio Ortiz Mena, profetizó que si el Estado Mexicano no hacia
reformas económicas de corte más liberal, el exceso de deuda pública terminaría
por causar una crisis económica de gran magnitud. Lo peor del caso es que sus
predicciones se hicieron realidad en la década de los 70.
Los problemas
profetizados por Ortiz Mena salieron a relucir apenas tres años de dejar su
cargo en la Secretaría de Hacienda. Luis Echeverría comenzó su gobierno
aumentando la deuda pública, las dádivas, y comprando empresas a diestra y
siniestra. Las cargas a las finanzas públicas fueron creciendo con la
inflación, pues para poder mantener el gasto se imprimió dinero en exceso. Cuando
López Portillo llegó a la presidencia se empezaron a ver algunos signos de
mejoría económica y en eso se descubrieron los yacimientos petroleros de
Cantarell en Campeche. Contrario a lo que muchos piensan, el petróleo no fue
una exportación relevante hasta finales de los 70, y esto también ayudó a
terminar de cavar la tumba que había empezado a cavar Cárdenas. En lugar de
pagar las deudas, fue y pidió más créditos a cuenta de petróleo. Sin embargo,
una caída el precio del crudo a principios de los 80 llevó a una de las peores
crisis económicas de nuestra historia. Era evidente que el gobierno es un
pésimo empresario y un administrador de finanzas públicas terrible. Las predicciones
de Ortiz Mena se habían hecho realidad y lo peor es que vivió para verlo con
sus propios ojos. Estos fueron algunos de los gobiernos más populistas de
nuestra historia, lo único hecho daño al país. Incluso se idolatra a dos de
ellos: Lázaro Cárdenas y Adolfo López Mateos, a pesar de que sus políticas a la
larga fueron contraproducentes. Y si escribo esto es porque considero que ya es
hora de dejar atrás a los mesías y tomar las riendas de nuestra patria en
nuestras manos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario