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miércoles, 29 de mayo de 2019

Los gobiernos neoliberales II


Los últimos tres gobiernos que tuvo este país fueron de los más grises que hemos tenido en nuestra historia. Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, aunque no les pondría el calificativo de lo peor de lo peor, tampoco es que hayan destacado mucho. Todos ellos fueron mediocres, como mediocres fueron otros antes de su llegada al poder. Ellos fueron, supuestamente, los presidentes que llegaron al poder con la democracia, pues son los gobiernos que llegaron al poder con la derrota del PRI en el 2000, aunque él último presidente fue el retorno del dinosaurio pero que ya no era ni la sombra de la máquina imbatible que fue la mayor parte del siglo pasado. La época del estancamiento, el regreso de los pleitos por el poder, eso ha significado lamentablemente el retorno de la democracia, pues nuestra clase política demuestra sus ansias de poder dándose hasta con el tubo para sentarse en la amada silla, pero unirse para darle a este país un futuro brillante no es importante.
El primero de esos gobiernos fue el de Vicente Fox, primero de la oposición en llegar a la primera magistratura. Sin embargo, la inexperiencia de su partido para gobernar (algo que no era culpa suya) quedó patente inmediatamente, pues no les habían dado la oportunidad de mandar ni siquiera en un municipio pequeño sino hasta pocos años antes del año 2000. Tuvo sus méritos, eso sí, como la reducción sustancial de la deuda externa, la baja inflación y el aumento de las reservas internacionales. Pero no pudo detener el estancamiento económico, toleró a las mafias sindicales y hasta se alió con ellas y se detectaron actos de corrupción importantes como el caso “los amigos de Fox” y en negocios turbios en los que participaron sus hijos y los vástagos de su esposa, Martha Sahagún. Fue también un sexenio en el que la primera dama aprovechó para el lucimiento de su persona al amparo del poder presidencial. En otras palabras, el gobierno de Vicente Fox fue mediocre, corrupto y frívolo de un empresario rancherote que ganó solo por el hartazgo de los mexicanos por el PRI y que solo sirvió para decepcionar a todos.
Felipe Calderón fue el segundo presidente de un partido opositor al PRI, aunque ganó después de un proceso electoral bastante polémico. Su gobierno se caracterizó por un aumento de la delincuencia nunca antes visto por lo menos en casi un siglo, producto de una pésima estrategia para perseguir al crimen organizado. Las alianzas con mafias sindicales continuaron a todo vapor además de un recrudecimiento de la dependencia de recursos petroleros. La inflación comenzó a aumentar luego de casi una década de estabilidad aunque no a los niveles estratosféricos vistos en gobiernos anteriores. La corrupción también fue algo patente en su gobierno, recuérdese la Estela de Luz del Bicentenario que no fue terminada a tiempo y además tuvo un sobrecosto estratosférico. Producto de la inseguridad, ocurrieron matanzas de inmigrantes en 2010 en Tamaulipas, en su mayoría originarios de América Central. Tuvo sus logros, claro que sí: aumentó las reservas internacionales a pesar de que tuvo que enfrentar la crisis económica de 2008 y el programa de estancias infantiles ahora desmantelado por la actual administración.
El último presidente del neoliberalismo corresponde al regreso del dinosaurio a la presidencia de la mano de Enrique Peña Nieto. Y nuevamente llega un presidente al poder luego de una elección muy controvertida. Peña Nieto depositó la confianza de su gobierno en reformas estructurales con la idea de culminar el proceso reformador iniciado en la administración de Salinas. Sin embargo, su gobierno se fue a pique luego de la desaparición de los estudiantes normalistas en Iguala, Guerrero y el descubrimiento de una casa propiedad de su esposa, la actriz Angélica Rivera, que no correspondía a sus ingresos. Además, los caso de corrupción como la Estafa Maestra, el caso de los sobornos de Odebrecht y los estados endeudados hasta la camisa donde el PRI gobernaba ayudaron a desgastar aún más su imagen. También se registró un aumento de la violencia que llegó a niveles mucho más altos que los vistos en la administración de Calderón. No pudo hacer frente a las protestas de los supuestos maestros de la CNTE que se lanzaron a las calles para defender sus privilegios espurios que fueron amenazados por la Reforma Educativa. Peña Nieto es sin duda un tecnócrata que no supo qué hacer cuando la olla estaba a punto de estallar, pues se durmió en sus laureles pensando que con sus reformas bastaba para obtener reconocimiento y prestigio. Timorato es el calificativo correcto para Peña Nieto, pues no tuvo la entereza para afrontar los retos del país que heredó, no supo responder a sus opositores y permitió que sus correligionarios robaran a manos llenas.

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