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martes, 11 de abril de 2017

El liberalismo mexicano

En el 98 aniversario del asesinato a traición de Emiliano Zapata quisiera hablar del grupo que puso sobre la mesa las razones de su lucha a favor de la recuperación de tierras por parte de los campesinos de su natal Morelos. Estoy hablando desde luego de los liberales como Benito Juárez, José María Iglesias, Miguel y Sebastián Lerdo de Tejada, Porfirio Díaz e Ignacio Comonfort. No condeno sus ideas, pues no eran malas, lo que repruebo son sus acciones en beneficio de los norteamericanos (excepto Porfirio Díaz) y la marginación inmisericorde de la que fueron víctimas los indígenas por llevar al extremo sus ideas. Las ideas de separación entre la Iglesia y el Estado en mi opinión fueron acertadas, pero las propiedades de esta y de las comunidades indígenas fueron para el beneficio de unos cuantos con la Ley de Desamortización.
Entrando en materia, las ideas del Partido Liberal tuvieron auge en materia económica durante el Porfiriato, las políticas creo que solo en la República Restaurada y la presidencia de Francisco I. Madero y por corto tiempo por lo mismo. La libertad individual era y sigue siendo el pilar de los liberales de todo el mundo: libertad de expresión, libertad económica y libertad de conciencia fueron y siguen siendo las piedras angulares del liberalismo. La libertad económica fue lo que ayudó a nuestro país a llegar a la Revolución Industrial con la expansión de los ferrocarriles, la explotación de minerales y otros recursos naturales y la industria. Además de todo, los liberales no se andaban por las ramas en cuanto a la delincuencia, puesto que en ese tiempo a los salteadores de caminos que asolaban el país se les mataba y se los colgaba de un árbol amarrados por el cuello, y en estos tiempos suena bastante tentador retomarlo. Todo lo anterior en aras de llevar al país a su desarrollo y fue la única época en la que el país dio una probada de su verdadero potencial. Que en ese tiempo la explotación laboral era algo común, pues sí, lo era, y casi ningún gobierno tenía agenda social en aquella época. Ese es creo yo el principal defecto del liberalismo clásico, el pensar que los empresarios harían algo por el bien de sus trabajadores, ya que el ser humano por lo general no piensa más que en sí mismo, no en los demás.
Las acciones de los liberales son las que pongo en tela de juicio porque estas en parte fueron las que condujeron a la Revolución Mexicana. Una de ellas fueron las excesivas concesiones hechas a los norteamericanos y que Porfirio Díaz intentó contrarrestar atrayendo inversionistas europeos (por eso lo tengo aparte de otros liberales). Prueba de lo que digo es el Tratado de McLane-Ocampo en el que se le cedían a los norteamericanos derechos de paso por el Istmo de Tehuantepec y desde varios puntos de la frontera norte a importantes puertos del Pacífico con el derecho de poseer tierras y matar. Además, vendieron templos a varias iglesias evangélicas y miembros del Partido Liberal se quedaron con el producto de dichas ventas. Además, se supone que los liberales eran los representantes de la legalidad y la democracia republicana y sin embargo esto no impidió que Benito Juárez recurriera al fraude electoral o al congreso para pedir poderes extraordinarios y de ese modo perpetuarse en el poder. Tampoco voy a decir que apruebo la represión brutal contra los yaquis y mayos  en Sonora ni la de los tzotziles en Chiapas para quitarles sus tierras en 1868 y 1869, respectivamente. Todo lo anterior obedece a una elite que quería convertirse en potentada y la verdad estos métodos son para morirse de vergüenza porque no es el modo de hacer las cosas creo yo.

Por ejemplo, es cierto que en el tiempo de Juárez la Iglesia y los pueblos indígenas era la principal tenedora de tierras, pero los indígenas no sabían nada de individualismo y soy un ferviente creyente de que en la propiedad privada puede haber propiedad colectiva. Y es más fácil de lo que uno piensa. Dando títulos de propiedad a las personas que quisieran trabajar de manera colectiva mediante sociedades civiles y dándole a cada copropietario el derecho de hacer con sus parcelas lo que creyeran más conveniente para sus intereses. En cuanto a la libertad de cultos la verdad es que una cosa es decir que cualquier religión debe ser respetada y en definitiva no puede aprobar que los liberales, en su mayoría masones, de querer descatolizar al país de un plumazo y al ser el catolicismo una religión creo yo que entra en abierta oposición a la libertad de cultos plasmada en las Leyes de Reforma y la Constitución de 1857. Es por eso que a los liberales les tengo cierto recelo, pero voy a aclarar que sus ideas son rescatables de manera general. Aunque considero que los conservadores fueron grandes patriotas, la iglesia no podía seguir interviniendo en los asuntos del estado a pesar de ser un país de mayoría católica. No concibo la idea en el México moderno que los obispos cobrasen del erario o que tengan puestos públicos. También retomaría sin lugar a dudas el proyecto económico liberal en base al mérito y dejar atrás el corporativismo que nos ha impedido tener un desarrollo económico y social más que mediocre y una inmovilidad social más que crónica. Todo lo anterior, creo yo que son las grandes deudas del liberalismo mexicano y que hasta la fecha seguimos padeciendo. Y lo recalco: soy creyente del liberalismo en el siglo XIX, pero no apruebo las acciones de Juárez y su sequito en materia política y legal para llegar al poder.   

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