Las grandes potencias económicas
han tenido un especial interés en nuestro país dada nuestra cercanía con
Estados Unidos y la riqueza en cuanto a recursos naturales. Hemos de recordar
que casi al mismo tiempo que aquí se desarrollaba la revolución en Europa las
tensiones entre las potencias estaban al máximo y esto conllevó a la Primera
Guerra Mundial. Aunque no lo parezca, nuestro país tuvo un papel importante en
las intrigas entre los países beligerantes durante este conflicto y también durante
la Segunda Guerra Mundial debido a nuestra cercanía con Estados Unidos. Además,
todos querían tener preponderancia económica por los innumerables recursos
naturales que hay en nuestro país. El problema queda aderezado con el hecho de
que en nuestro país se desarrollaba una guerra civil y las diferentes facciones
fueron apoyadas tanto por Alemania como por Estados Unidos y, en el caso del
primero, evitar la entrada de los norteamericanos en la guerra en Europa.
Creo que en primer lugar tendría
que mencionar la participación de Estados Unidos en las intrigas a favor y en
contra de las diversas facciones durante la revolución. En buena medida el gobierno
norteamericano tuvo participación en la caída de algunos de los
revolucionarios, empezando con Francisco I. Madero. Cuando el presidente de
Estados Unidos, William Howard Taft se dio cuenta de que Porfirio Díaz estaba
tratando de socavar la influencia norteamericana en México y el resto de Latinoamérica
al apoyar gobiernos anti yanquis en Centro y Sudamérica, no impidió la llegada de armas a
los insurrectos. Algo que no mencionan los libros de historia oficial tiene que
ver con el coqueteo del general Díaz con Inglaterra y Francia con respecto a
las concesiones petroleras, pues el general oaxaqueño deseaba minar la
influencia económica norteamericana al balancearla con la entrada de inversiones
europeas. Esto es algo particularmente oculto por parte de la historia oficial,
pues la figura del general Díaz era la de un vende patrias sin escrúpulos que
tenía a los mexicanos explotados, sin embargo esto no es del todo cierto. Lo que
sí puedo asegurar sin duda es que los norteamericanos querían tener
preponderancia económica en nuestro país y por eso apoyaron a Madero implícitamente.
Durante la presidencia de
Madero continuaron las intrigas de las grandes potencias, pero solo se
evidenció hasta la Decena Trágica. Los Madero, a pesar de ser empresarios,
siempre vieron con malos ojos a las inversiones norteamericanas y en buena
medida buscaron evitar mezclarse con los negocios de los americanos. Los norteamericanos
pensaron que con Francisco I. Madero se iba a mantener el orden porfiriano y de
hecho así fue, pero no pudo pacificar al país del modo en el que lo hacia el
viejo general. Don Panchito fue demasiado ingenuo al pensar que las tropas
federales le iban a ser fieles y licenció a las revolucionarias, y dejó al
mando de las federales a generales que a la postre lo traicionarían. Además,
cometió el error garrafal de permitir el interinato de Francisco de León de la
Barra, por lo que aceptó hacer concesiones a los porfiristas. Todo a pesar de
las advertencias de Venustiano Carranza, del que Madero desconfiaba. Además,
los porfiristas hacían una férrea crítica desde el principio y hasta el fin del
gobierno maderista. Y después vinieron las rebeliones como el Plan de Ayala en
Morelos y la de Pascual Orozco en Chihuahua. Con todo esto, los norteamericanos
empezaron a conspirar para derrocar a Madero con personajes como Victoriano
Huerta, Félix Díaz, Aureliano Blanquet y los embajadores de Estados Unidos y
del Reino Unido. Para no hacerles el cuento largo, creo que ya todos saben cómo
termino.
En cuanto al gobierno
alemán, comenzó con sus intrigas en el momento antes de la caída de Porfirio
Díaz por las concesiones mineras en un principio. Sin embargo, las intrigas no
llegaron de los alemanes no llegaron a su clímax hasta la dictadura de Huerta,
en vísperas del estallido de la Primera Guerra Mundial. El gobierno alemán en
ese momento quería evitar a toda costa la entrada de Estados Unidos en caso de
una guerra en Europa. Como sabemos, Estados Unidos apoyó a las diversas
facciones revolucionarias en busca de concesiones para sus empresarios. Después
de la caída del Huerta y con el inicio del conflicto en Europa, el gobierno alemán
centró su atención en lograr que México y Estados Unidos entraron en estado de
guerra y de este modo evitar la entrada de los norteamericanos en el conflicto.
También intentaron por todos los medios sabotear el aparato productivo
norteamericano para dificultar la llegada de armas, aperos y combustibles al
frente y en perjuicio de Inglaterra y Francia. Para ayudar a catalizar en
conflicto entre México y Estados Unidos, el ministro de Relaciones Exteriores,
de apellido Zimmermann, envió a Venustiano Carranza una propuesta bastante
tentadora: la devolución de los territorios perdidos en la guerra de 1847 si le
declaraban la guerra a Estados Unidos. Carranza
será todo lo que ustedes quieran, pero imprudente no y pues consideró que era
un pacto suicida. Además de todo, el telegrama fue interceptado por los británicos
y se lo dieron a los norteamericanos y fue con lo que se decidieron a entrar a
la guerra. Y tal parece que las grandes potencias, independientemente de sus
convicciones, están decididas a intervenir en otros países con tal de hacer
prevalecer sus intereses por encima de sus rivales en la carrera imperialistas.
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