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miércoles, 19 de abril de 2017

Las intrigas de las grandes potencias

Las grandes potencias económicas han tenido un especial interés en nuestro país dada nuestra cercanía con Estados Unidos y la riqueza en cuanto a recursos naturales. Hemos de recordar que casi al mismo tiempo que aquí se desarrollaba la revolución en Europa las tensiones entre las potencias estaban al máximo y esto conllevó a la Primera Guerra Mundial. Aunque no lo parezca, nuestro país tuvo un papel importante en las intrigas entre los países beligerantes durante este conflicto y también durante la Segunda Guerra Mundial debido a nuestra cercanía con Estados Unidos. Además, todos querían tener preponderancia económica por los innumerables recursos naturales que hay en nuestro país. El problema queda aderezado con el hecho de que en nuestro país se desarrollaba una guerra civil y las diferentes facciones fueron apoyadas tanto por Alemania como por Estados Unidos y, en el caso del primero, evitar la entrada de los norteamericanos en la guerra en Europa.
Creo que en primer lugar tendría que mencionar la participación de Estados Unidos en las intrigas a favor y en contra de las diversas facciones durante la revolución. En buena medida el gobierno norteamericano tuvo participación en la caída de algunos de los revolucionarios, empezando con Francisco I. Madero. Cuando el presidente de Estados Unidos, William Howard Taft se dio cuenta de que Porfirio Díaz estaba tratando de socavar la influencia norteamericana en México y el resto de Latinoamérica al apoyar gobiernos anti yanquis en Centro y  Sudamérica, no impidió la llegada de armas a los insurrectos. Algo que no mencionan los libros de historia oficial tiene que ver con el coqueteo del general Díaz con Inglaterra y Francia con respecto a las concesiones petroleras, pues el general oaxaqueño deseaba minar la influencia económica norteamericana al balancearla con la entrada de inversiones europeas. Esto es algo particularmente oculto por parte de la historia oficial, pues la figura del general Díaz era la de un vende patrias sin escrúpulos que tenía a los mexicanos explotados, sin embargo esto no es del todo cierto. Lo que sí puedo asegurar sin duda es que los norteamericanos querían tener preponderancia económica en nuestro país y por eso apoyaron a Madero implícitamente.
Durante la presidencia de Madero continuaron las intrigas de las grandes potencias, pero solo se evidenció hasta la Decena Trágica. Los Madero, a pesar de ser empresarios, siempre vieron con malos ojos a las inversiones norteamericanas y en buena medida buscaron evitar mezclarse con los negocios de los americanos. Los norteamericanos pensaron que con Francisco I. Madero se iba a mantener el orden porfiriano y de hecho así fue, pero no pudo pacificar al país del modo en el que lo hacia el viejo general. Don Panchito fue demasiado ingenuo al pensar que las tropas federales le iban a ser fieles y licenció a las revolucionarias, y dejó al mando de las federales a generales que a la postre lo traicionarían. Además, cometió el error garrafal de permitir el interinato de Francisco de León de la Barra, por lo que aceptó hacer concesiones a los porfiristas. Todo a pesar de las advertencias de Venustiano Carranza, del que Madero desconfiaba. Además, los porfiristas hacían una férrea crítica desde el principio y hasta el fin del gobierno maderista. Y después vinieron las rebeliones como el Plan de Ayala en Morelos y la de Pascual Orozco en Chihuahua. Con todo esto, los norteamericanos empezaron a conspirar para derrocar a Madero con personajes como Victoriano Huerta, Félix Díaz, Aureliano Blanquet y los embajadores de Estados Unidos y del Reino Unido. Para no hacerles el cuento largo, creo que ya todos saben cómo termino.
En cuanto al gobierno alemán, comenzó con sus intrigas en el momento antes de la caída de Porfirio Díaz por las concesiones mineras en un principio. Sin embargo, las intrigas no llegaron de los alemanes no llegaron a su clímax hasta la dictadura de Huerta, en vísperas del estallido de la Primera Guerra Mundial. El gobierno alemán en ese momento quería evitar a toda costa la entrada de Estados Unidos en caso de una guerra en Europa. Como sabemos, Estados Unidos apoyó a las diversas facciones revolucionarias en busca de concesiones para sus empresarios. Después de la caída del Huerta y con el inicio del conflicto en Europa, el gobierno alemán centró su atención en lograr que México y Estados Unidos entraron en estado de guerra y de este modo evitar la entrada de los norteamericanos en el conflicto. También intentaron por todos los medios sabotear el aparato productivo norteamericano para dificultar la llegada de armas, aperos y combustibles al frente y en perjuicio de Inglaterra y Francia. Para ayudar a catalizar en conflicto entre México y Estados Unidos, el ministro de Relaciones Exteriores, de apellido Zimmermann, envió a Venustiano Carranza una propuesta bastante tentadora: la devolución de los territorios perdidos en la guerra de 1847 si le declaraban la guerra a Estados Unidos.  Carranza será todo lo que ustedes quieran, pero imprudente no y pues consideró que era un pacto suicida. Además de todo, el telegrama fue interceptado por los británicos y se lo dieron a los norteamericanos y fue con lo que se decidieron a entrar a la guerra. Y tal parece que las grandes potencias, independientemente de sus convicciones, están decididas a intervenir en otros países con tal de hacer prevalecer sus intereses por encima de sus rivales en la carrera imperialistas. 

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