Si un fracaso en la
historia es lo bastante grande como para poder ser incluido en los libros de
historia oficial, esa es la Convención de Aguascalientes. Esta fue convocada
para el 10 de octubre de 1914 como un intento de los constitucionalistas de
limar asperezas con los villistas y zapatistas. Recordemos pues la tensión entre
Venustiano Carranza y Francisco Villa que llegaron a tal grado que el Primer
Jefe tomo medidas drásticas bastante infantiles como el dejar de enviar carbón a
los trenes de la División del Norte para evitar la llegada de este ejército a
la Ciudad de México y de ese modo los que entraron de manera triunfal fueron
las tropas de Pablo González y Álvaro Obregón. Además, Carranza siempre
despreció las demandas de Zapata y Villa, en parte porque el Barón de Cuatro
Ciénegas era un hacendado y además porque la reforma agraria destruiría al
campo mexicano como lo demostró Lázaro Cárdenas veinte años después.
Nada más imagínense el
cuadro: Zapata, Villa y Carranza tenían cada uno su propia agenda social y política.
De hecho, los carrancistas abandonaron la convención unos cuantos días después,
pues entre Carranza y Villa se peleaban por el mando de la Revolución. Además,
lo que los unió era un odio por Huerta y cuando este renunció, era obvio que se
pusieron el uno contra el otro. Hay que agregar que Carranza tenía también celos
por Francisco Villa debido al carisma de este y tenía su propio ejército, y el
Primer Jefe dependía de la lealtad de sus generales Álvaro Obregón y Pablo
González. Además de todo, los proyectos de reforma agraria de Zapata y Villa no
eran del agrado del primer Jefe, aunque la propuesta zapatista era la menos
radical de las dos. Los villistas confiscaron las haciendas de los territorios
que llegaron a dominar y tenían la premisa de repartirlas entre las tropas después
de la Revolución, y el mismo Villa quería pasar el resto de sus días en la vida
campirana (así ocurrió en Canutillo). Como poca gente sabe que Carranza quería conservar
las haciendas como unidad e producción y no es difícil imaginar la confusión
que mis palabras puedan generar. Todo lo anterior es para generar desacuerdos
irreconciliables entre los revolucionarios, lo que llevó a otra guerra civil en
nuestro país.
Durante la Convención, se
declaró a Eulalio Gutiérrez como presidente de México al ser neutro para ambos
bandos. Entre las peticiones de Gutiérrez estaba la renuncia de Carranza y Villa,
y dada la intransigencia de los dos, esta no es presentada por ambos caudillos.
Además, era bastante difícil limar asperezas puesto que Villa había desobedecido
la orden de Carranza de no tomar partido en la batalla de Zacatecas y hay que
aunar los celos que el Primer Jefe sentía por el comandante en jefe de la
División del Norte por el carisma de este y el poderío de su ejército. Con el
paso de los días, los constitucionalistas fueron abandonando la Convención y únicamente
los villistas y zapatistas permanecieron en Aguascalientes. Se firmaron los acuerdos
y a partir de entonces se formaron los ejércitos de la Convención. Entonces fue
cuando Carranza ordenó la persecución de Zapata y de Villa ambas cumplidas
cabalmente por Pablo González y Álvaro Obregón. Pero antes de llegar a ese punto,
la Convención sesiona en la Ciudad de México que es cuando se encuentran Zapata
y Villa por primera vez. Es en ese momento cuando los caudillos se toman la histórica
fotografía en la silla presidencial en tono de broma. En ese momento es cuando
ambos caudillos firman acuerdos de colaboración y en seguida voy a decir por
qué.
Villa decidió irse a
combatir a las tropas de Carranza en el Bajío y este fue el principio de la
decadencia de la División del Norte. Hubo dos grandes batallas en Celaya y en
ambas fue derrotada por las tropas al mando de Álvaro Obregón. Claro que Villa en
una de las batallas le voló el brazo a Álvaro Obregón y este último estaba a
punto de suicidarse cuando fue detenido por un de sus subalternos. Villa entonces
decidió marchar hacia el norte y arrebatarles Sonora a los constitucionalistas.
Sin embargo, fue derrotado en Agua Prieta por Plutarco Elías Calles y en
Hermosillo por Diéguez, ambos de las fuerzas de Obregón. Los generales
empezaron a desertar e incluso Tomás Urbina, su compañero desde la etapa de
bandido, se rebela. Mientras tanto, Pablo González emprende acciones en contra
de las tropas de Zapata en Morelos, de tal manera que induce el saqueo y el
incendio del estado y una a una empiezan a caer las principales ciudades en
manos de los carrancistas. Uno a uno los subalternos zapatistas empiezan a
desertar. Con todo esto, tanto el zapatismo como el villismo entran decadencia
para el momento de la promulgación de la Constitución de 1917, aunque ambos
comandantes continuarían con guerra de guerrillas. Esto continúo incluso después
del asesinato de Emiliano Zapata en 1919 en el caso de Morelos y hasta después del
crimen de Carranza al año siguiente, que es cuando Villa se rinde. Entonces pues,
lejos de limar asperezas, la Convención de Aguascalientes solo sirvió para
aumentar los desacuerdos que venían desde el momento previo a la Batalla de
Zacatecas por proyectos de nación diferentes y las intransigencias de sus
comandantes. Todo lo anterior llevó a las diferencias facciones a una guerra
fratricida más sangrienta que las revoluciones maderista y constitucionalista
juntas.
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