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sábado, 25 de mayo de 2019

Los gobiernos neoliberales I


“Los gobiernos neoliberales son los responsables de todos los problemas del México actual”, dicen muchas voces actualmente. Sin embargo, en mi opinión esto es un tanto inexacto, y lo he comentado en este espacio. Son pocas las voces en realidad que hablan de lo ocurrido en nuestro país en los últimos 50 años, y ahí hay bastante información que puede explicar cómo llegamos al México actual. Esto, y no me cabe la menor duda, es porque los opositores a las políticas implementadas del desarrollo estabilizador o en un principio las llamadas neoliberales. El desconocimiento de todo lo anterior se hace evidente en las generaciones nacidas a partir de 1985 y hasta 2001, una ignorancia de un pasado reciente que está costando muy cara. Ver el pasado a mí, además de poder escribir en este espacio, también me ha llevado a cuestionar nuestro actuar como sociedad en toda la historia.
El primer gobierno de corte neoliberal fue supuestamente el de Miguel de la Madrid entre 1982 y 1988. El periodo de la década de los 80 del siglo pasado se conoce como la “década perdida”, y la mayor parte corresponde al gobierno de Miguel de la Madrid. Durante este periodo prácticamente no hubo crecimiento económico y la inflación llegó a niveles terriblemente altos, de tres dígitos. A este gobierno básicamente le tocó pagar por los excesos de los dos gobiernos anteriores. Además, un montón de corrupción salió a relucir en el sector de la construcción cuando se presentó el terremoto del 19 de septiembre de 1985 del que no se sabe la cifra exacta de muertos, pero se calcula que es del orden de decenas de miles. Durante este gobierno también empezó la venta de empresas paraestatales, acierto por el alto costo que presentaban para el Estado, aunque su venta significó corrupción porque muchas de estas compañías fueron vendidas a personas del mismo gobierno. Aunque esto no impidió el deterioro económico, pues como ya lo mencioné, la inflación más alta de la historia de México así como el menor crecimiento corresponden a este periodo.
El siguiente gobierno fue el de un presidente considerado como la encarnación del demonio mismo, Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) sin embargo, aunque este presidente no está en mi top 5 de los peores gobernantes, tampoco está en el de los mejores 5. Salinas continuo con la política de privatizaciones iniciada por de la Madrid pero la hizo más acelerada, y también con la corrupción de siempre. La única privatización que salió mal fue el FOBAPROA, y en un momento voy a contar más detalles. También en ese periodo se firmó el entonces criticado Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, ahora muy defendido por todos. Lo que le dio traste a esta administración fueron los hechos violentes ocurridos entre 1993 y 1994. El primero de ellos fue el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en Guadalajara, en mayo de 1993. El segundo fue el alzamiento del EZLN el 1 de enero de 1994. Ese mismo año, en marzo, asesinan en Tijuana al candidato a la presidencia del PRI, Luis Donaldo Colosio, mientras que en septiembre asesinan en la Ciudad de México al secretario general del PRI, José Francisco Ruiz Massieu.
El último presidente de esta parte es Ernesto Zedillo, el último gobernante del PRI antes de la derrota de 2000. El primer problema que tuvo que enfrentar Zedillo fue la crisis económica conocida como el “Error de diciembre”, que sin duda fue causada por los errores de Salinas. Por la misma, los bancos terminaron el quiebra y el gobierno tuvo que rescatarlos, una operación que todavía le cuesta a los contribuyentes. Las privatizaciones de empresas continuaron, siendo ahora el turno de los ferrocarriles que ya venían arrastrando problemas desde hacía décadas, aunque esto no significó una mejora pues el servicio de pasajeros prácticamente desapareció. Este gobierno estuvo marcado por matanzas de grupos indígenas siendo las de Aguas Blancas, Guerrero en 1995 y la de Acteal, Chiapas de 1997 las más importantes y dos crímenes aún sin resolver. Otro asunto importante en el gobierno de Zedillo fue la huelga de la UNAM entre 1999 y 2000 que colapsó a la Ciudad de México. A Zedillo también le tocó entregar el poder a la oposición en 2000, terminando con 70 años de hegemonía y la monopolización del poder en manos de un solo partido ante el hartazgo de la gente por lo ocurrido en las últimas décadas. El aparente cierre de ese capítulo de nuestra historia y el inicio de uno nuevo. En la primera etapa del PRI en la presidencia el autoritarismo y los abusos de todo tipo estuvieron presentes, y parece que aun más durante la decadencia y caída del régimen revolucionario.


sábado, 18 de mayo de 2019

Demagogia y populismo


Los gobiernos populistas son una amenaza constante para todos los países de la Tierra, ya que hasta las naciones más educadas y desarrolladas han caído en sus garrar. Alemania, Reino Unido, Suecia y otros han caído debido a malos gobiernos y con la llegada de líderes mesiánicos la población se decantó por ellos por sus soluciones fáciles pero resultados contraproducentes en el largo plazo. Y si esos países cayeron, imagínense uno como el nuestro con altos índices de pobreza sobre todo resultado de un pésimo sistema educativo. Ha pasado esto y muchas veces: las veces que se admitió a Santa Anna en el poder, la presidencia de Madero, las dádivas de Lázaro Cárdenas y sus sucesores, etc. Anteriormente ya había explicado que esto tiene que ver con la idiosincrasia mexicana, que espera la llegada de un mesías que todo lo resuelva con unos cuantos pases mágicos y que por eso mismo nos vea como un padre que cuida a sus hijos.
Me concentraré únicamente en los demagogos del siglo XX, y creo que Lázaro Cárdenas es un buen punto de inicio. Cárdenas en mi opinión es el prototipo de demagogo porque el inicio las giras presidenciales en las que el mandatario iba y repartía el mismo los apoyos sociales. Aunque eso sí, el no inició con la tradición del líder mesiánico (ese fue Santa Anna un siglo antes) sí que ha servido de inspiración a otros. El reparto agrario durante su gobierno en el fondo destruyó al agro mexicano, empobreciendo de manera brutal a la gente de las zonas rurales. La expropiación petrolera a la postre sirvió para que unos cuantos se enriquecieran a manos llenas, al estancamiento económico y un patrioterismo barato que solo nos ha traído la petrolera más endeudada del mundo. Es decir, Cárdenas fue el creador de dos de los mitos que sostuvieron al régimen de la Revolución y que en realidad solo dañaron profundamente al país. No es gratis que a Cárdenas lo tengo como a uno de los peores gobernantes de nuestra historia y yo no soy una persona a la que le importe lo que los demás piensen, al grado de que pienso que Porfirio Díaz fue mejor gobernante que Cárdenas, y esto a pesar de los errores del primero.
El periodo del Desarrollo Estabilizador en mi opinión sentó la base de nuestras desgracias modernas y no me voy a detener en el movimiento del 68. La Ley de Atribuciones del Ejecutivos a Materia Económica es la base de este periodo. Dicha ley promulgada en 1951 daba al presidente la posibilidad de fijar precios, salarios importaciones y exportaciones. Además, los gobiernos de Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz llegaron a acuerdos bastante perversos: a cambio de mantener fuera a la competencia internacional, controlar a los sindicatos y permitirles hacer declaraciones fiscales en ceros debieron aceptar las subidas de sueldos, control de precios y alinearse con el gobierno. El gobierno se sostuvo en este periodo aumentando la deuda externa a pesar. Y a pesar de que hubo logros como la inflación más baja de la historia y el menor índice de pobreza, esto estaba condenado a fracasar en el largo plazo. El secretario de Hacienda de este periodo, Antonio Ortiz Mena, profetizó que si el Estado Mexicano no hacia reformas económicas de corte más liberal, el exceso de deuda pública terminaría por causar una crisis económica de gran magnitud. Lo peor del caso es que sus predicciones se hicieron realidad en la década de los 70.
Los problemas profetizados por Ortiz Mena salieron a relucir apenas tres años de dejar su cargo en la Secretaría de Hacienda. Luis Echeverría comenzó su gobierno aumentando la deuda pública, las dádivas, y comprando empresas a diestra y siniestra. Las cargas a las finanzas públicas fueron creciendo con la inflación, pues para poder mantener el gasto se imprimió dinero en exceso. Cuando López Portillo llegó a la presidencia se empezaron a ver algunos signos de mejoría económica y en eso se descubrieron los yacimientos petroleros de Cantarell en Campeche. Contrario a lo que muchos piensan, el petróleo no fue una exportación relevante hasta finales de los 70, y esto también ayudó a terminar de cavar la tumba que había empezado a cavar Cárdenas. En lugar de pagar las deudas, fue y pidió más créditos a cuenta de petróleo. Sin embargo, una caída el precio del crudo a principios de los 80 llevó a una de las peores crisis económicas de nuestra historia. Era evidente que el gobierno es un pésimo empresario y un administrador de finanzas públicas terrible. Las predicciones de Ortiz Mena se habían hecho realidad y lo peor es que vivió para verlo con sus propios ojos. Estos fueron algunos de los gobiernos más populistas de nuestra historia, lo único hecho daño al país. Incluso se idolatra a dos de ellos: Lázaro Cárdenas y Adolfo López Mateos, a pesar de que sus políticas a la larga fueron contraproducentes. Y si escribo esto es porque considero que ya es hora de dejar atrás a los mesías y tomar las riendas de nuestra patria en nuestras manos.  

martes, 14 de mayo de 2019

Las divisiones políticas

Señores, hablando francamente, el principal problema de nuestro país no es la corrupción. Ha habido periodos de nuestra historia en los que el país ha tenido paz y prosperidad a pesar de ella. El principal problema de nuestro país es la transmisión y conservación del poder. Mucha gente ha tenido la intención (y lo ha logrado) de sentarse en la silla presidencial para beneficiarse a sí mismo y a una camarilla de aduladores. Para esto la clase política siempre ha utilizado discursos de odio y división social de “buenos y malos”. En realidad, basta con ver que nuestra historia se reduce a una serie de pleitos de las elites por el poder y estas lo único que tienen que hacer es polarizar a la población para sacar provecho. Lo siento mucho por los demócratas, pero la evidencia histórica ha demostrado que este país ha tenido unión, paz y prosperidad bajo dictaduras (el Porfiriato, por ejemplo,) que en regímenes democráticos (ojo, pero no apoyo dictaduras, solo las considero un símbolo de nuestra inmadurez política y prefiero dar los hechos).
En realidad, las divisiones políticas comenzaron inmediatamente después de la independencia de nuestro país. La primera de ellas fue la de “monarquistas vs. republicanos” que llevó a luchas internas por el poder causando golpes de Estado la mayor parte del siglo XIX. El fusilamiento de Agustín de Iturbide inauguró una época oscura en la historia de nuestro país. Aunque las elecciones de 1824 se llevaron en completa armonía, el primer golpe de Estado de nuestra historia se llevó durante la administración de Guadalupe Victoria cuando un antiguo insurgente, Nicolás Bravo, intentó derrocar al gobierno establecido mediante un cuartelazo, pero no lo logró. Pero en las elecciones de 1828, el candidato Vicente Guerrero fue derrotado por Manuel Gómez Pedraza pero no reconoció los resultados y se levantó en armas contra la Cámara de Diputados (eran los encargados del conteo de votos) argumentando fraude electoral y haciendo un plantón en la Alameda de la Ciudad de México. Como responsabilizaron a Gómez Pedraza de la pérdida de vidas humanas, se acobardó dejándole la presidencia a Guerrero y abrió la puerta a muchos más golpes de Estado, incluso el mismo; incluso el propio Guerrero cayó de la presidencia y fue fusilado por uno de parte de Anastasio Bustamante.
Los conflictos anteriores llegaron a su clímax durante la Guerra de Reforma y la Intervención Francesa. Los pleitos entre Liberales y Conservadores llegaron a su punto más álgido cuando se promulgo la constitución de corte liberal en 1857. Además de todo, el presidente de entonces, Ignacio Comonfort, declaró el desconocimiento de dicha constitución, un autogolpe de Estado y permitiendo a que los Conservadores tomaran el poder. Y aun después de que estos fueran derrotados trajeron a un emperador y fungieron como intermediarios para facilitar la Intervención Francesa. En realidad, el conflicto se venía cocinando cuando se promulgó la Ley de Desamortización en la que se despojaba a la Iglesia de sus propiedades, así como la supresión de órdenes religiosas y la pérdida de los fueros del clero. Aunque también la intransigencia de los Liberales llevó a problemas como el hecho de que también se obligó a los indígenas a deshacerse de sus tierras, lo que llevó a despojos a sus propiedades de manera descomunal. En realidad, estos pleitos son más complejos que simplemente decir hubo un bueno y un malo en la historia, y la Reforma no fue la excepción, pues ambos bandos estaban tan radicalizados que no se comprendían el uno al otro.
Sin embargo, el peor de los conflictos por las divisiones que se dio durante la Revolución Mexicana porque se llegó al asesinato con fines políticos. Y como siempre, el pleito fue por sentarse en la amada silla presidencial. El primero en caer fue el Apóstol del Caos, Francisco I. Madero, por la artera traición de “El Chacal” Victoriano Huerta. Sin embargo, los crímenes se fueron acumulando años más tarde, alrededor del periodo 1919-1924. Venustiano Carranza ordenó el asesinato de Emiliano Zapata y ordenó la ejecución de Felipe Ángeles. Álvaro Obregón, por su parte, ordenó los asesinatos de Carranza y Francisco Villa además de ordenar que fusilaran a los antiguos generales del Ejército del Noroeste que varias veces le salvaron la vida: Fortunato Maycotte, Manuel Diéguez y Rafael Buelna. Pero Obregón también caro el querer hacerse con el poder: cuando fue reelecto en 1928, durante la comida de celebración de su “victoria” en las urnas (ganó porque Plutarco Elías Calles mandó matar a los contrincantes) en el restaurante “La Bombilla” de San Ángel, también fue asesinado, aunque no se sabe si lo mató León Toral o los diputados de Guanajuato por órdenes de Calles.
Lo peor del caso es que hasta la fecha nosotros somos peones en el ajedrez de las luchas por el poder ya sea de un lado o del otro. Y todo porque apoyar a algún grupo que casi siempre nos dará una patada porque cometerá los mismos errores que los opositores. ¿Vale la pena entonces pelearnos por una clase política a la que no le interesamos más que para llenar urnas solo para al final 

lunes, 6 de mayo de 2019

Fracaso educativo


Hablar de la educación en nuestro país en la actualidad es hablar de un fracaso mayúsculo que se refleja en todas las áreas de nuestra vida. La economía, es sin embargo, el área más importante donde se ve reflejada esta horrenda situación. Pero, la pregunta del millón, ¿cuánto tiempo llevamos con este pésimo sistema educativo?, ¿20, 36, 50, 500 años? De todas las cifras, la última es la que se aproxima más a los años que lleva fallando el sistema educativo en nuestro país. En esto se lleva fallando demasiado tiempo y la verdad es que han sido pocos los gobiernos tanto en la colonia como del México independiente que se han preocupado realmente por la educación, pero es en el segundo periodo en el que se ve más marcado este descuido, salvo algunas excepciones honrosas. Aunque en la actualidad la mayoría piensa que el fracaso educativo es de años recientes, con la presencia de los sindicatos educativos charros, no es todo el trasfondo de esta situación.
Comenzando por el principio, todos los que han leído saben que la primera escuela del continente se fundó en el siglo XVI de la mano de Fray Pedro de Gante en Texcoco. Esto fue para educar a los indígenas que habitaban en la Nueva España. Esto desde luego que con apoyo del rey de España, Carlos V, y por supuesto que con el apoyo de la Iglesia en un principio. Sin embargo, la Reforma Protestante de Lutero llevó a que el Papa decidiera en el concilio Trento que la lectura de proscribía de las escuelas a cargo de la Iglesia, ya que los protestantes eran una radicalización de las ideas del holandés Lorenzo de Rotterdam y eran referentes a la lectura de la Biblia como una manera de comunicarse con Dios. Y la respuesta de la Iglesia fue prohibir todo tipo de lectura, la Biblia incluida. Y los clérigos del continente habían hecho hasta lo impensable para enseñar a los indígenas a leer y escribir como aprender el idioma náhuatl y hacerlo una lengua escrita, algo bastante loable. Y aunque trataron de evitar la quema de libros, nada pudieron hacer ante estos hechos, dejando a los estudiantes sin lectura.
Cuando el país obtuvo su independencia en 1821 se notaban los daños: el 98% de la población no sabía leer ni escribir. Y los desórdenes internos de los que fue víctima el país impidieron que la labor educativa floreciera. Esto en parte porque los gobiernos podían durar unos pocos años a meses e incluso días, y por otro lado estaban las eternamente quebradas finanzas públicas ya que por entonces la actividad económica era imposible debido a la inseguridad en los caminos y el gobierno no podía cobrar impuestos en forma. A pesar de que los diferentes gobiernos hablaban de asegurar el porvenir nacional mediante la educación, en especial el de Valentín Gómez Farías, siempre se quedó en promesas, algunas veces escritas, otras veces como palabras a las que se las lleva el viento. En realidad lo único que se necesitaba para tener un sistema educativo de calidad era que el gobierno fuera estable, algo que no se logró la mayor parte del siglo XIX. No fue sino hasta la llegada de Porfirio Díaz que hubo estabilidad como para emprender un proyecto de este tipo, además de que por fin hubo el dinero para financiar algo de esa naturaleza. Sin embargo, el proyecto se emprendió cuando fue demasiado tarde, pues llegó la Revolución y todo se fue al traste.
En el siglo XX, si bien hubo logros, no se lograron perpetuar por el capricho de la clase política. Los logros de Vasconcelos se tiraron por la borda gracias a la llamada “educación socialista” implementada por Calles y Cárdenas en los años 30. Recordando lo hecho, destaca una materia llamada “Literatura para el proletariado”  que nadie entendía que era. Para rescatar la educación hubo que retomar el proyecto de Vasconcelos y así lo hizo Jaime Torres Bodet, llevando la educación mexicana a su época de oro, llegando a ser incluso mejor que en Estados Unidos. Sin embargo, al llegar la década de los 70 los gobiernos populistas volvieron a destrozar la educación. Durante los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo fue cuando los sindicatos charros tomaron relevancia y modificaron los planes de estudio de tal modo que la calidad de la educación se fue al caño. Y la crisis económica que provocaron hasta el día de hoy tiene repercusiones y nadie ha tomado las medidas para corregir el rumbo. Además, desde entonces la educación ha dejado de ser prioridad para los diferentes gobiernos que la han descuidado mucho. También el problema ha sido que no somos capaces de poner un proyecto educativo duradero porque siempre llega algún gobierno a desmantelar lo que ya se había hecho. Lo único que se necesita es tener un genuino interés por la educación para que esta sea de calidad.

domingo, 5 de mayo de 2019

“Sepan ustedes súbditos…”


“… que están para obedecer y no para discutir las altas órdenes del gobierno”, decía el rey de España, Carlos III, en el decreto de expulsión de los Jesuitas. Esto lo hizo con la intención de demostrar quién es el que manda en realidad. Sin embargo, no midió las consecuencias de aquel decretó que a la larga llevaría al desmembramiento del vasto imperio, aunque ya no lo llegaría a ver. Nunca nos ponemos a pensar que algunas acciones de la clase gobernante a la larga pueden tener consecuencias catastróficas, pero sin duda cuando se trata de demostrar quién manda se toman decisiones que pueden no ser del agrado de todos al perjudicar a la población en algún momento del futuro. Y la intención de Carlos III era demostrar a sus súbditos, insisto, que él y nadie más tenía el mando. Y su vasto imperio comenzó a desmoronarse años después, empezando con la Nueva España, la joya de la corona, y la primera en declarar su independencia respecto de España.
¿Por qué traigo esto a colación ahora? Porque para mí es importante debido a los efectos que conlleva golpear la mesa para decir “aquí mando yo”. Carlos III no midió las consecuencias de su decisión porque a partir de entonces entre sus súbditos empezó a nacer la semilla independentista. Miguel Hidalgo era alumno del Colegio de San Nicolás en Valladolid (hoy Morelia) cuando llegó la orden del rey de expulsar a los miembros de la Compañía de Jesús. Esta orden prácticamente dejó sin docentes a todo el Imperio Español. Además, los altos impuestos también tuvieron un impacto significativo porque llevó a la miseria a muchas personas de la noche a la mañana. Por lo tanto, fue a partir de entonces que hubo inconformidades, pues por ejemplo, a los indígenas se les azotaba por no pagar impuesto, y el aumento fue de un peso por persona a cinco pesos, es decir, trabajar más para el Estado; como dato curioso, el cura Hidalgo se gastó toda su fortuna ayudando a su feligresía a pagar los altos impuestos a la Corona, y eso en parte ayudó a que el primer movimiento insurgente tuviera apoyo.
Aunque también considero necesario poner sobre la mesa el contexto histórico de la época de Carlos III. En 1765 el monarca español envió al visitador José de Gálvez para entender un poco la situación de los dominios en ultramar bajo su mando. Gálvez descubrió que la sociedad novohispana estaba penetrada hasta la médula de corrupción, pues para todo se daba mordida, se vendían los puestos públicos y se desobedecían las leyes emitidas por el rey. Además, observo que en la Nueva España había ciertos “vicios” como mascar tabaco (desde la infancia) y jugar con la baraja española. La información aportada por Gálvez llevó a determinar al rey que se debía llevar un control más exhaustivo sobre sus dominios en ultramar. Claro, el rey Carlos III tenía sospechas de lo que ocurría en la Nueva España y que eso impedía hacer las reformas que consideraba necesarias para la prosperidad de su reino en años en los que el Reino Unido le había dado una importante lección utilizando su poderío naval para bloquear los puertos más importantes del vasto Imperio Español para de ese modo medir la clase de gobernante que era aquel rey, primero de la dinastía Borbón.
Sin embargo, Carlos III todavía fue un monarca respetado en su vasto imperio, pero no fue así con su hijo ni su nieto, Carlos IV y Fernando VII, ambos considerados dos de los peores monarcas de España. El primero tuvo la osadía de aumentar los impuestos todavía más que pagaban todos trayendo la miseria a todas las colonias de la noche a la mañana. Además, llegaron a gobernar a las colonias gente bastante corrupta como el Marqués de Branciforte y José de Iturrigaray, dos hombres sin escrúpulos que saquearon a la Nueva España hasta que se cansaron. Uno, al querer congratularse con el monarca mandó hacer una escultura al artista Manuel Tolsá que hoy conocemos con el nombre de “El Caballito”; al otro lo sacaron del Palacio Virreinal (hoy Nacional) en pijama y pantuflas por ratero. Este último fue la demostración  del hartazgo de los novohispanos por las decisiones del rey, iniciándose con Carlos III. De un momento a otro se pasó del “Obedézcase pero no se cumpla” al “Sepan ustedes súbditos”. Los reyes de España no se dieron cuenta que con sus acciones lo único que consiguieron fue que sus súbditos quisieran librarse de su yugo al extenderse el germen independentista en los dominios de América. Sin embargo, al día de hoy en el continente hay personas que no conocen estos hechos y están condenados a repetirlos.       

domingo, 14 de octubre de 2018

Madero, apóstol del caos


Mucho se nos ha enseñado que Francisco Ignacio Madero Gonzáles era el modelo de perfección que debía alcanzar un político. Yo la verdad es que tengo motivos bastante fuertes para discrepar de esa afirmación por lo que ha significado su movimiento al día de hoy. El orden y el progreso alcanzados durante el Porfiriato se fueron al traste y de hecho el país se ensangrentó durante al menos 30 años al traer de regreso los golpes de Estado y ahora con un agravante de que trajeron el magnicidio como una forma efectiva para quitar enemigos del camino. Él fue sin duda la primera víctima de los demonios que ya habían quedado atrás y que volvieron a quedar sueltos. El principal problema de Madero era su forma de ser impulsiva y que finalmente lo llevó a terminar de esa forma tan terrible, que tal vez fue a traición, pero finalmente fue algo que jamás pudo controlar.
El “Apóstol de la Democracia” nace el 30 de octubre de 1873 en la hacienda de El Rosario, en el municipio de Parras de la Fuente, en Coahuila. Madero era el apellido de una de las familias más ricas del país, grandes latifundistas y dueños de muchas de las industrias del país, incluyendo la producción de vino, pues la Casa Madero existe desde la Colonia y fue la base de su fortuna. Francisco I. Madero fue enviado a estudiar negocios al Liceo de París, donde se aficionó al espiritismo. Esto gracias a la adquisición de los libros de Alan Kardec, un famoso espiritista francés que escribió tratados en la materia. A partir de entonces “Apóstol de la democracia” empezó a elaborar sus tesis de gobierno que llevaría a la práctica más adelante. Se aficionó aún más cuando asistió a la Escuela de Negocios de la Universidad de Berkeley, en California mientras estudiaba administración de empresas. Las sesiones espiritistas de Madero lo convirtieron en vegetariano y un caritativo empedernido, aunque siempre fue una persona de carácter débil y bastante impulsivo. Desde luego, por obvias razones se ha ocultado esta faceta de Madero ya que el saber esto cambia el panorama.
Al regresar a nuestro país, Madero se hizo cargo de la hacienda de su familia en La Laguna, donde se dedica a la producción de algodón. La familia Madero era conocida por dos motivos en el noreste: por sus obras de caridad y por oponerse a la imposición de gobernadores por parte del presidente de la república, Porfirio Díaz, y de Bernardo Reyes, el gobernador de Nuevo León. Con estos antecedentes se involucra en las cuestiones políticas. Con el fin de buscar consejo, Madero “invocó” en sesiones espiritistas a un hermano suyo que murió a temprana edad debido a un trágico accidente, los  fantasmas de Miguel Hidalgo, José María Morelos, Benito Juárez y un hombre de nombre José. Básicamente le dijeron que debía dedicarse de llena a la política para resolver los apremiantes problemas que la mayoría de los mexicanos padecían entonces. Así, en 1908 fundó el Partido Nacional Antirreeleccionista para postularse a la presidencia en las elecciones de 1910. Varias veces fue encarcelado por sus críticas al régimen. Ahí es cuando escribe su famoso libro “La sucesión presidencial de 1910”, que tengo entendido que hizo en “sintaxis”, pues uno de los espíritus se lo “dictó”.
Poco antes de las elecciones de 1910 fue capturado en San Luis Potosí para evitar su participación en los comicios. Este fue el pretexto que finalmente llevó a Madero a lanzar su convocatoria para una lucha armada para el 20 de noviembre de 1910, poniendo fin a 30 años de estabilidad y prosperidad. Lo que inició más adelante fue una serie de golpes de Estado, pero ahora con un elemento bastante lesivo, pues el magnicidio se volvió el deporte de los políticos mexicanos. La Revolución Maderista llevó a nuestro país al atraso. Era cierto que el régimen Porfirista distaba de ser perfecto, y basta con ver la situación de la mayoría de la población de entonces. Cabe mencionar que eso no fue exclusivo de nuestro país, pues en los países más industrializados de Europa o en Estados Unidos las condiciones sociales no eran muy distintas a las de México, pero en esos lugares fueron resolviendo esos problemas con el paso del tiempo. En México, además del persistente atraso, los ferrocarriles, los puertos y muchas industrias se fueron al caño gracias a la demagogia de los sucesores de Díaz. Bien dice Enrique Krauze que Díaz era una hermana de la caridad en comparación con los sonorenses (Obregón y Calles”. En mi opinión, Madero fue la peor clase de tonto, que es el que tiene iniciativa, pues llevó al país una guerra civil que llevó a un grupo de mafiosos al poder y que nos sumió en un profundo atraso.  


martes, 2 de octubre de 2018

Mafiosos en el poder


El crimen organizado, un tema que nos parece muy nuevo, pero como muchas otras cosas, temo que no es así. Pero en esta ocasión dedicare mi espacio a políticos verdaderamente despreciables como Álvaro Obregón o Plutarco Elías Calles, unas verdaderas fichas, por mencionar algunos ejemplos. Considero que es un tema interesante y escabroso al mismo tiempo pero que en mi opinión puede darnos una idea de lo sucedido en el país en nuestro tiempo. El siglo XX fue el siglo de magnicidio sin duda, y algo parecido a una familia del crimen organizado fue el Partido Revolucionario Institucional, según la interpretación de Enrique Krauze. Si leyeron “La presidencia imperial” no tengo la menor duda de que saben de lo que estoy hablando. El crimen organizado no es un tema que disfrute (si lo fuera, sin duda hablaría del narco) pero para mí los verdaderos criminales de este país usaron traje y corbata como ciertos políticos.
Hablando de criminales, es conveniente hablar primero de los sonorenses, el grupo triunfador de la Revolución. Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, los capos de este grupo terminaron por matar a sus propios aliados y un magnicidio fue lo que los llevó al poder en primer lugar. Los sonorenses tuvieron que liquidar a Venustiano Carranza cuando decidió que en las elecciones de 1920 el candidato sería un ingeniero llamado Ignacio Bonillas y no Obregón. Así comenzó una historia de asesinatos. Después de Carranza, el siguiente objetivo fue Francisco Villa en 1923 solo porque decidió apoyar la candidatura de Adolfo de la Huerta y no la de Calles. A esto hay que sumar el hecho de que fueron asesinados los antiguos oficiales del ejército de Obregón como Rafael Buelna, Manuel Diéguez y Fortunato Maycotte durante la Rebelión Delahuertista entre 1923 y 1924. Finalmente llegó lo inevitable pues en 1928 fue electo nuevamente presidente Álvaro Obregón y fue asesinado durante una comida en San Ángel por obra de Calles solo para que este último pudiera subir al poder. El poder, lo que mueve los hilos de los políticos en todo el mundo, pero en nuestro país es el deporte nacional de la clase política.
La segunda parte de la dinastía de los sonorenses fue llevada a cabo por Plutarco Elías Calles, “El Jefe Máximo de la Revolución”. Y se llamó “El Maximato” el último periodo de nuestra historia en que los destinos nacionales fueron decididos por una sola persona. Calles era un hábil orador y tenía el don de la persuasión, que los utilizó para ser el poder detrás del trono durante los mandatos de tres presidentes. Para lograrlo se deshizo de Obregón e impuso a sus lacayos en la presidencia usando argucias como el fraude electoral. Para controlar a las personas a las que imponía en el poder se incluía en el gabinete y cuando sentía que las cosas se salían de su huacal hacía renunciar a todos los secretarios de Estado. Pascual Ortiz Rubio no aguantó la presión y termino por renunciar a la presidencia. Abelardo Rodríguez, el sucesor de Ortiz Rubio, únicamente dejó que Calles tomara las decisiones a cambio de poder gastar el dinero del presupuesto a manos llenas. Pero nada dura para siempre y Lázaro Cárdenas, el sucesor de Rodríguez, no resistió la presión pero en lugar de huir maniobró para hacer a un lado a Calles. Cárdenas finalmente envió al exilio a Plutarco Elías Calles para finalmente quedarse con todo el poder para el solo.
Desde luego que partir de entonces se institucionalizo esta familia de gánsteres, que tenían como principal premisa guardar sus secretos más oscuros bajo doble llave en el fondo de un armario. Lázaro Cárdenas también ordenó la realización de un fraude electoral para afianzar el poder de su partido durante sesenta años más, más lo que se acumularon en la década previa hasta sumar 70. Los gobiernos que destacan en este periodo son los de Miguel Alemán y el de Carlos Salinas de Gortari. En la administración de Miguel Alemán (1946-1952) fue cuando el robo a las arcas públicas se volvió cosa de todos los días. Es cierto que en aquellos años hubo un crecimiento económico sin igual, pero también se hicieron grandes fortunas al amparo del gobierno, incluso la de los Alemán. Pero el gobierno del que actualmente se dice que fue bastante mafioso fue el de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) debido a los desvíos de fondos de parte de su hermano Raúl y los asesinatos que ocurrieron en la recta final de su administración y que se le achacan. A Salinas se le achacan muchos de los males que acontecen en los tiempos recientes, aunque no puede decir que tan ciertos o falsos son dichas afirmaciones realmente. No dudo que el gobierno de Salinas fue corrupto, como muchos lo fueron antes y después que él, incluso se dice que fue el peor presidente de la historia, aunque opino que antes y después que él hubo otros peores. En fin, los gobiernos mafiosos fueron bastante frecuentes, y parece que así ser durante un largo tiempo.