Ningún tema de la
historia de México me ha intrigado más que la entrada en escena de Maximiliano
y Carlota como emperadores. En primer lugar porque llegaron en una época en la
que el país, para variar, estaba convulso por enfrentamientos internos siendo
en este caso el de liberales y conservadores. En segundo lugar me intriga que
ellos fueron traídos con mentiras por parte de los conservadores al decirles
que se había hecho una votación entre los mexicanos para traerlos como monarcas,
aunque en realidad todo el pueblo de México estaba de acuerdo con la coronación
de ellos dos y desde luego que todos los querían a ellos y no a Juárez,
incluyendo los indígenas que fueron privados de sus tierras por los nada
patriotas ejércitos liberales.
En este contexto cabe
mencionar que los conservadores acababan de perder la Guerra de Reforma que no
fue otra cosa que una guerra civil por el poder. Claro que este grupo llevaba
la ventaja de tener en sus filas militares destacados como Leonardo Márquez y
Miguel Miramón que brillaron por ser grandes estrategas y el hecho de que los
liberales no tuvieran el apoyo del pueblo como dice en la historia oficial
hacía más grande esta ventaja. Claro que los liberales obtuvieron el apoyo de
Estados Unidos y este fue el principal motivo por el que se inclinó la balanza
de su lado. Los conservadores continuaron como una guerrilla y fue entonces
cuando decidieron traer un príncipe de Europa para que fuera emperador de
México.
Es cierto que parece que
los conservadores fueron unos traidores al ir con Napoleón III para solicitar
ayuda y facilitar la Intervención Francesa. Sin embargo, los liberales tampoco
se comportaron de manera patriótica puesto que en el Tratado de McLane-Ocampo
prácticamente le cedían a los norteamericanos derechos sobre nuestro
territorio. Además durante la Intervención Norteamericana fueron los
conservadores los que se opusieron tajantemente a ceder pedazos de territorios
a los invasores y los liberales estaban encantados con la idea de que los
norteamericanos fueran los amos y señores de este país. Y hay que agregar el
hecho que en esos años era muy común que se le pidiera a algún príncipe que se
hiciera cargo del gobierno de una nación extranjera.
Claro que les ofrecieron
el trono a varios príncipes europeos y ninguno acepto puesto que la imagen de
nuestro país era de una nación de salvajes (y la verdad no estaba tan errada). Sin
embargo, cuando fueron a ofrecerles la corona a Maximiliano y Carlota en el
castillo de Miramar, en lo que hoy es Trieste, Italia. Carlota acepto gustosa
puesto que había sido educada para gobernar y odiaba gobernar Lombardía puesto
que las rebeliones contra el gobierno austriaco eran el pan nuestro de cada día
a pesar de que los virreyes eran bastante queridos por los lombardos. Entre la delegación
mexicana que fue a pedir que Maximiliano y Carlota fueran emperadores de México
estaba el hijo de José María Morelos, el héroe de la independencia. Maximiliano
no estaba del todo convencido de que ir a gobernar un país azotado un día por
la guerra civil y al otro también. Esto lo orilló a ir aplazando la ida a
México y solo fue cuando la presión de su esposa Carlota que emprendieron ese
viaje.
¿Quiénes eran Maximiliano
y Carlota? Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena era el segundo
hijo del emperador Francisco Carlos de Austria y hermano del sucesor de este,
Francisco Fernando. Como era el segundo hijo, el heredero al trono era su
hermano mayor, y por eso lo hizo firmar un papel en el que renunciaba a sus
derechos al trono austriaco cuando le ofrecieron la corona mexicana. Maximiliano
era apasionado de la naturaleza y el mar, lo que lo llevó a servir en la marina
austriaca y a tomar el virreinato de Lombardía, donde coloco su residencia a la
orilla del mar Adriático, el Castillo de Miramar.
María Carlota Amalia Augusta Victoria Clementina
Leopoldina de Sajonia-Coburgo-Gotha y Orleans era la hija del rey Leopoldo I de
Bélgica y era conocida en toda Europa por su gran belleza e inteligencia. Carlota
fue educada como gobernante y siempre mostro interés por los asuntos del estado
a pesar de que su hermano mayor Leopoldo era el heredero al trono. Por esto fue
que Carlota aceptó de inmediato el trono de México puesto que ella quería gobernar
al precio que fuera.
Carlota y Maximiliano
llegaron a México en abril de 1864 y de inmediato apresuraron el viaje hacia la
Ciudad de México, pues Veracruz era un lugar inmundo donde abundaban mosquitos
portadores de enfermedades mortales. Fueron coronados en la Catedral
Metropolitana el 10 de abril de 1864 en una fiesta llena de júbilo y alegría
por parte del pueblo de México. En un principio la comitiva conservadora
intentó instalarlos en Palacio Nacional, pero Carlota se quedó horrorizada al
ver esa estructura de dos pisos que además estaba llena de chinches. Por lo
tanto ambos decidieron instalar su residencia en el Castillo de Chapultepec.
De la pareja la que
mandaba en el país era Carlota, puesto que Maximiliano se la vivió de viaje en
un intento por ver las maravillas naturales de México y también para
introducirse en la cultura nacional. Por lo tanto, la emperatriz decidió tomar
acciones para comenzar a sanear la hacienda pública, dotar de agua potable, alcantarillado
y alumbrado público a la Ciudad de México, abrir casa de cuna y asilos de
ancianos y otras obras. Tanto Maximiliano como Carlota dictaron decretos para
proteger a los pueblos indígenas como la devolución de sus tierras que les habían
sido arrebatadas por las Leyes de Reforma y se comenzaron a dictar leyes para
la protección de los trabajadores. En los terrenos económicos ambos eran
liberales y apoyaron la separación de la iglesia y el estado, sin embargo no
confiscaron los bienes del clero de manera punitiva como si lo hicieron Benito
Juárez y su séquito con el fin de enriquecerse escandalosamente. Esto es porque
en Europa las ideas liberales emanadas de la Revolución Francesa estaban muy de
moda, por lo que Juárez era un pobre seminarista comparado con los emperadores
que crecieron con estas ideas. La anécdota más importante de la defensa de los indígenas
fue durante la visita a Mérida por parte de la pareja, donde Carlota mostró
estar muy bien informada acerca de las condiciones de trabajo de los peones en
las haciendas henequeneras.
Sin embargo, no todo es
miel sobre hojuelas y el imperio empezó a hacer agua por tres motivos. El primero
de ellos fue la falta de herederos; por razones que no están del todo claras,
Carlota y Maximiliano no tuvieron hijos y empezaron a buscar aquí y allá la
manera de perpetuar la monarquía en México. Le pidieron al hermano menor de
Maximiliano que si podría venir a México como heredero, pero no aceptó. Le propusieron
al otro hermano de Maximiliano que si les podía dar a su hijo mayor, entonces
de 4 años, en adopción a lo que se negaron rotundamente (este bebe era el
Archiduque Francisco Fernando, heredero a la corona austriaca asesinado en 1914
en Sarajevo a manos de Gavrilo Princip, lo que detonaría la Primera Guerra
Mundial). En segundo lugar estaba el retiro del apoyo de Napoleón III, en
primera por las amenazas del gobierno norteamericano puesto que ya había terminado
la Guerra Civil, y en segunda por las amenazas continuas del gobierno de Prusia
al gobierno francés, en especial del canciller Otto von Bismarck. Y en tercera
lugar estaba el apoyo descarado de los norteamericanos a la causa republicana
que terminaron por aplastar a los ejércitos imperiales.
Carlota se fue a Europa
con la intención de evitar que Napoleón III y el papa Pío IX le retiraran el
apoyo al tambaleante trono de su marido. Sin embargo, todo fue inútil puesto
que el emperador francés retiro su ejército en 1867. Mientras tanto,
Maximiliano luchaba por mantener a flote el imperio sin éxito alguno, lo que lo
llevó al paredón en el cerro de las campanas en junio de ese mismo año con
ayuda del coronel Miguel López que lo había vendido a los republicanos. Por
otro lado, Carlota se volvió loca y moriría en 1927 en Bélgica.
Sin embargo, la república
restaurada curiosamente tomó tintes de monarquía absolutista puesto que Benito
Juárez busco cualquier medio para obtener poderes especiales absolutos para
gobernar sin que el congreso ni nadie le estorbara, mientras que Maximiliano
argumentó a la delegación mexicana que le fue a ofrecer la corona de México
dijo que no aceptaría dicho cargo hasta ver una votación donde digan que iban a
ser aceptados por el pueblo y junto con Carlota establecieron una monarquía
constitucional. ¿Quién era el tirano?
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