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domingo, 22 de enero de 2017

La caída del Primer Imperio y la instauración de la república

Como todos nosotros sabemos el primer imperio fue efímero pues no duro ni dos años desde la coronación de Agustín de Iturbide hasta la abdicación de este por la rebelión de Santa Anna. Y es que al llegar a la independencia los líderes de dicho movimiento no sabían cómo continuar e instaurar un gobierno. Además de todo, los problemas del país, para variar, eran muy complejos. La economía estaba en ruina luego de 11 años de guerra y una inestabilidad política por las personas que no sabían si decidirse por la monarquía o la república democrática. Así estaban los líderes de un bando y del otro, y lo curiosos es que del lado republicano estaban sacerdotes tales como Fray Servando Teresa de Mier y Miguel Ramos Arizpe, mientras que del lado monárquico estaban pensadores como Lucas Alamán.
Y es que el enfrentamiento fue tal que fue aprovechado por el enviado de Estados Unidos Joel R. Poinsett cuyo talento era la intriga. Poinsett fue el que le dio la idea a Santa Anna de rebelarse contra el imperio a sabiendas de que si se instauraba una república en México la inestabilidad política podría ser aprovechada por Washington para arrebatarle territorios a nuestro país como efectivamente ocurrió tres décadas más tarde. El mismo Santa Anna confesaría años después que no sabía lo que significaba aquella palabreja pero como le había gustado pues se dirigió a Veracruz para declarar la República. El problema principal era que la república que esperaban instaurar una democracia aun cuando sabían que el pueblo mexicano era iletrado (como el día de hoy de cierta manera).
Además de todo hay que ver el contexto histórico en que se dio la independencia de México. Para empezar hay que ver que nosotros no venimos de tradiciones republicanas, sino de monárquicas absolutistas. Así era el imperio azteca donde el Huey Tlatoani tenía la última palabra en las decisiones del estado en tiempos de los aztecas y la manera de manejar su imperio del rey de España también era del todo absolutista pues el monarca tenía en su mano los destinos de su pueblo. Además de todo hay que ver que la mayoría del pueblo mexicano en ese entonces quería ser una monarquía con emperador y esto fue así por lo menos buena parte del siglo XIX, de ahí que la mayoría de la población quisiera como gobernante a Maximiliano y se denostara a Juárez.

Pero sobre todo la caía del imperio provocó una inestabilidad política sin precedentes, pues desde 1824 y hasta la caída del Segundo Imperio hubo en México 58 gobernantes y tal parece que el favorito de ellos fue Santa Anna. La tónica a partir de allí fue la de “quítate tú para ponerme yo” y la verdad hay que preguntarse si en realidad hubo elecciones democráticas. Hubo muy pocas elecciones en realidad, la mayoría de los gobiernos instaurados durante ese periodo de tiempo fueron producto de golpes de estado por lo general. Además de todo cada uno de los gobiernos establecidos entre 1824 y 1876 no se caracterizaron por ser democráticos sino por ser pequeños monarcas y por querer tener un pueblo sumiso a sus intereses. Cabe destacar que desde entonces la sociedad es hiperpolitizada y al elegir algún partido o candidato. Y para concluir esta entrada voy a decir que los únicos periodos en los que México ha tenido paz, estabilidad y desarrollo económico han sido durante las dictaduras como el Porfiriato o la del PRI demostrando de este modo que este país tiene preferencias monárquicas aunque mucha gente se decante por los supuestos beneficios de la democracia.     

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