Como todos nosotros
sabemos el primer imperio fue efímero pues no duro ni dos años desde la coronación
de Agustín de Iturbide hasta la abdicación de este por la rebelión de Santa
Anna. Y es que al llegar a la independencia los líderes de dicho movimiento no sabían
cómo continuar e instaurar un gobierno. Además de todo, los problemas del país,
para variar, eran muy complejos. La economía estaba en ruina luego de 11 años
de guerra y una inestabilidad política por las personas que no sabían si
decidirse por la monarquía o la república democrática. Así estaban los líderes
de un bando y del otro, y lo curiosos es que del lado republicano estaban
sacerdotes tales como Fray Servando Teresa de Mier y Miguel Ramos Arizpe,
mientras que del lado monárquico estaban pensadores como Lucas Alamán.
Y es que el
enfrentamiento fue tal que fue aprovechado por el enviado de Estados Unidos
Joel R. Poinsett cuyo talento era la intriga. Poinsett fue el que le dio la
idea a Santa Anna de rebelarse contra el imperio a sabiendas de que si se
instauraba una república en México la inestabilidad política podría ser
aprovechada por Washington para arrebatarle territorios a nuestro país como
efectivamente ocurrió tres décadas más tarde. El mismo Santa Anna confesaría años
después que no sabía lo que significaba aquella palabreja pero como le había
gustado pues se dirigió a Veracruz para declarar la República. El problema
principal era que la república que esperaban instaurar una democracia aun
cuando sabían que el pueblo mexicano era iletrado (como el día de hoy de cierta
manera).
Además de todo hay que
ver el contexto histórico en que se dio la independencia de México. Para empezar
hay que ver que nosotros no venimos de tradiciones republicanas, sino de monárquicas
absolutistas. Así era el imperio azteca donde el Huey Tlatoani tenía la última
palabra en las decisiones del estado en tiempos de los aztecas y la manera de
manejar su imperio del rey de España también era del todo absolutista pues el
monarca tenía en su mano los destinos de su pueblo. Además de todo hay que ver
que la mayoría del pueblo mexicano en ese entonces quería ser una monarquía con
emperador y esto fue así por lo menos buena parte del siglo XIX, de ahí que la mayoría
de la población quisiera como gobernante a Maximiliano y se denostara a Juárez.
Pero sobre todo la caía
del imperio provocó una inestabilidad política sin precedentes, pues desde 1824
y hasta la caída del Segundo Imperio hubo en México 58 gobernantes y tal parece
que el favorito de ellos fue Santa Anna. La tónica a partir de allí fue la de “quítate
tú para ponerme yo” y la verdad hay que preguntarse si en realidad hubo
elecciones democráticas. Hubo muy pocas elecciones en realidad, la mayoría de
los gobiernos instaurados durante ese periodo de tiempo fueron producto de
golpes de estado por lo general. Además de todo cada uno de los gobiernos
establecidos entre 1824 y 1876 no se caracterizaron por ser democráticos sino
por ser pequeños monarcas y por querer tener un pueblo sumiso a sus intereses. Cabe
destacar que desde entonces la sociedad es hiperpolitizada y al elegir algún partido
o candidato. Y para concluir esta entrada voy a decir que los únicos periodos
en los que México ha tenido paz, estabilidad y desarrollo económico han sido
durante las dictaduras como el Porfiriato o la del PRI demostrando de este modo
que este país tiene preferencias monárquicas aunque mucha gente se decante por
los supuestos beneficios de la democracia.
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