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sábado, 28 de enero de 2017

Juárez el falso republicano

En días pasados publique una entrada acerca del segundo imperio mexicano y ahí mismo dije que era uno de los temas que más me intrigaba e interesaba. Ahora quiero hablar del otro lado de la moneda que son Juárez y los ejércitos republicanos que combatieron a los franceses y a los imperialistas. Sin embargo, tengo motivos para apoyar a Maximiliano y no a Juárez y la República y creo que mis motivos son bastante válidos como para tener esta preferencia. Y es que en México parece que hablar de la monarquía es un tabú a pesar de que este país no es de tradición republicana ni democrática como se ha demostrado en varias ocasiones a lo largo de nuestra historia.
En primer lugar los liberales fueron unos vendepatrias que se cansaron de ofrecerle este país al gobierno de Estados Unidos a cambio de reconocer su gobierno e incluso se especula que estaban dispuesto a ceder parte del territorio nacional a los norteamericanos. Entre los documentos más vergonzosos de nuestra historia se encuentra el Tratado de McLane-Ocampo en el que prácticamente se cedían los derechos de paso a los norteamericanos sin rendirle cuentas al gobierno mexicano, incluida la intervención sin permiso de este último para “proteger los intereses del tío Sam”.
Antes que nada hay que ver cómo fue que Juárez llegó al poder durante la Guerra de Reforma y como bloqueo a sus rivales de la primera magistratura nacional. Como sabemos una de las constituciones nacionales fue promulgada el 5 de febrero de 1857 y en este documento por primera vez en la historia se incluían derechos individuales que serían retomados sesenta años más tarde. En esta Carta Magna se establece que México se organizaría en estados libres y soberanos (en teoría, pues de facto se aplica un centralismo propio de la época colonial) además de establecer la separación de la iglesia del estado. Pero quizá el punto más polémico en esta época sería el reconocimiento de la propiedad privada por encima de la comunal lo que a la larga afectaría a los pueblos indígenas ya que esta resolución dio pie a que les quitaran sus tierras y el nacimiento de los latifundios que serían una de las causas de la Revolución Mexicana.
La polémica en la época era el establecimiento de la separación de la iglesia del estado ya que hasta aquel entonces y a pesar de la independencia la iglesia católica todavía ocupaba un lugar preponderante en la vida política, económica y social de aquella época. Cuando se promulgo la constitución de 1857 el presidente de México era Ignacio Comonfort y fue el que incito la rebelión de los conservadores en primer lugar. Para entender esto hay que saber que el bando de los liberales se dividía en dos grupos: los liberales radicales, integrado por Juárez, Ignacio Ramírez “el Nigromante”, Miguel Lerdo de Tejada, José María Iglesias y Melchor Ocampo; el otro eran los liberales moderados, siendo el mismo Comonfort el único integrante de este grupo de los que me acuerdo.
Comonfort intentó por todos los medios tratar de reconciliar a los liberales y los conservadores, y por tratar de quedar bien con los dos bandos en realidad hizo todo para quedar mal. Esto provocó la renuncia de Comonfort a la presidencia, y dado que en aquel entonces la constitución establecía que en este caso el que debía asumir el cargo de presidente era el presidente de la Suprema Corte, que era Benito Juárez. Juárez fue el que asumió el liderazgo del país durante la Guerra de Reforma en contra de los conservadores. Sin embargo, los liberales no tenían el apoyo del pueblo mexicano debido a la ley de desamortización de los bienes del clero. Y temo darles la razón a los conservadores en esta ocasión dado que la expropiación y venta de los bienes de la iglesia católica solo sirvió para beneficiar a unos cuantos y los no ayudo en nada al desarrollo nacional además de que las tierras del clero pasaron a unas cuantas manos y esto también dio pie a la formación de latifundios.
Juárez dio una muestra de sus verdaderos ideales durante la Intervención Francesa, pues la constitución establecía que en el país el presidente solo debía durar cuatro años en el poder independientemente de la situación del país. Sin embargo, Juárez no daba muestras de querer abandonar el poder y con esto se empezaron a dar roces en el bando liberal. En aquel entonces el presidente de la Suprema Corte era el general Jesús González Ortega y este le pidió al presidente que dadas las circunstancias le entregara el poder a él, a lo que Juárez se negó rotundamente.
Cuando el imperio fue derrotado y con Maximiliano fusilado llegó un momento denominado la “República Restaurada”, sin embargo aquellos años no se caracterizaron por ser republicanos precisamente. Juárez estaba buscando el modo de obtener poderes especiales para seguir mandando el país como si todavía estuviera en guerra. Juárez utilizo medios para obtener lo que quería y gobernar prácticamente sin que el congreso le estorbara, y como la mayoría de los diputados eran adictos a él, no hubo impedimentos para darle dichos poderes. Esto le generó críticas incluso dentro del seno del mismísimo Partido Liberal cuando Ignacio Ramírez “el Nigromante empezó a criticarlo en su periódico “El siglo XIX” por tomar posturas radicales que ni el emperador Maximiliano había tomado a pesar de haber intentado implantar una monarquía en nuestro país.
El colmo del descaro llegó en las elecciones de 1871 en las que se presentaron Porfirio Díaz, Jesús González Ortega y el propio Juárez. Aunque no tengo los detalles de dichos comicios  especulo que el que tenía la preferencia era Porfirio Díaz, sin embargo fue Juárez el que inventó las elecciones fraudulentas que un siglo después implementaría el PRI (se nota que este último partido sí es heredero del Partido Liberal). Díaz se levantó en armas contra Juárez con el “Plan de la Noria” de 1871, sin embargo fue derrotado.

Otra muestra de que Juárez no era republicano ni demócrata es el hecho de que los gobernadores de los estados eran nombrados por el presidente de la república gracias a los poderes especiales otorgados por el congreso. Si mal no recuerdo la constitución de 1857 establecía que los estados son libres y soberanos (rectificado por los constituyentes de 1917) con derecho a elegir un gobierno propio y tener sus propias constituciones y leyes siempre y cuando no contravinieran la constitución federal. Obviamente esto quedo en letra muerta hasta nuestros días puesto que los estados no tienen la autonomía de un sistema federal dado que el poder central es el que tiene la última palabra, aunque los estados del norte de nuestro país son los que más se resisten a los embates del gobierno federal siendo el más representativo Nuevo León. Con esto queda claro que Juárez no era un republicano, sino un monarquista mucho más hambriento de poder que Agustín de Iturbide, Maximiliano y Carlota juntos.    

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