La División del Norte,
nombrada por algunos historiadores como el ejército más poderoso que ha habido
en América Latina jamás. Aun habiendo nacido en Chihuahua, no podría asegurar
la verdad o falsedad de dicha aseveración, lo que sí puedo decir es que fue el
ejército más poderoso en la Revolución Mexicana. También no pudo dudar que es
el ejército revolucionario más estudiado en el extranjero por los alcances que
llegó a tener, siendo su líder, Francisco Villa, el personaje más destacado de
dicho movimiento después de Francisco I. Madero y se han dicho muchas cosas de
él: que fue bandolero, vendedor, ganadero, que si asesinó a un hacendado que
violó a su hermana y que se casó muchas veces. Pero no fue el único personaje
central en dicho ejército. Otros personajes destacados fueron Toribio Ortega,
Felipe Ángeles, Rodolfo Fierro y Silvestre Terrazas, entre otros tantos más. También
hay que destacar algunos aliados destacados como José María Maytorena,
gobernador de Sonora en aquel lejano entonces (1913-1914), o rivales, siendo el
principal en mi opinión Álvaro Obregón.
En primer lugar yo pondría
sobre la mesa los antecedentes de este movimiento que sin duda vienen de la colonización
del norte de México. Sin duda, muy difícil fue colonizar esta zona del país
puesto es una región bastante inhóspita por sus extensos desiertos e indígenas bastante
aguerridos, siendo los apaches el más importante de todos ellos. Entonces pues,
la única manera de colonizar la zona era mediante colonias militares y aun así
las personas que llegaban tenían que estar armadas todo el tiempo por los
ataques de los indios. Uno de los militares más destacados en la guerra contra
los apaches fue el general Luis Terrazas, originario de Chihuahua, y que después
sería un importante militar en la Reforma y el mayor latifundista de México al
llegar a poseer el 40% de la superficie de Chihuahua, el estado más extenso del
México. Cuando llegó la Reforma, la República Restaurada y el Porfiriato el
clan Terrazas Creel empezó a acaparar las tierras del estado mientras que en
los vecinos estados de Coahuila y Sonara sucedía un proceso similar de
acaparamiento de tierras durante esos años. Esto sin duda sirvió de base para
el pliego petitorio para el ejército villista en la campaña contra Huerta.
La División del Norte era
un grupo bastante heterogéneo que el de otros ejércitos a nivel nacional
durante la Revolución. Lo integraban obreros, peones, mineros, vaqueros de las
haciendas ganaderas, miembros de la clase media y otros grupos productivos de Chihuahua.
Un dato de pasada, Francisco Villa no era de Chihuahua, sino de Durango. Silvestre
Terrazas, uno de los intelectuales del movimiento era miembro del clan Terrazas
Creel, aunque era la oveja negra de la familia. Con todo esto, era de esperarse
que el movimiento creciera de manera espectacular, además de que la mayoría de
los soldados de la División del Norte no tenían tanto apego por su lugar de
origen, lo que les permitió luchar en otros territorios fuera de Chihuahua. He llegado
a la conclusión de que otro personaje, además de Villa, fue responsable del éxito
de este ejército: el general Felipe Ángeles, especialista en artillería, creo
que fue el segundo miembro más importante de la División del Norte. Esto lo
digo porque cuando Ángeles abandonó a las tropas villistas el ejército empezó a
decaer de manera terrible, de ahí la gran derrota que sufrió en Celaya a manos
de Álvaro Obregón. Pero gracias a Ángeles la División fue el ejército que
obtuvo las victorias más importantes para los constitucionalistas.
La importancia de la
División del Norte dentro del constitucionalismo fue durante el año de 1914. A
pesar de esto, Carranza veía con malos ojos las victorias de Villa y sus
tropas. La División del Norte no reconocía más liderazgo que el de Villa, y
cuando este renunció, le fue rechazada esta por el Primer Jefe, Venustiano
Carranza. La División del Norte ganó las batallas de Torreón y Zacatecas,
plazas que los otros ejércitos constitucionalistas no habían podido tomar por
aparentemente imposibles. De hecho, fue la batalla de Zacatecas donde se da el
rompimiento entre Villa y Carranza. El general carrancista encargado de tomar
la plaza era Pánfilo Natera y no había podido después de varios días de sitio. Carranza
le había dado la orden a Villa de no
acudir prestarle apoyo a Natera. Obviamente que Villa desobedeció la orden de
Carranza y llegó a Calera, a pocos kilómetros de Zacatecas. Esta última ciudad
era el último reducto de Victoriano Huerta y el tomar la plaza permitiría a los
constitucionalistas a avanzar hasta la Ciudad de México. Además, los planes de
reforma agraria de los villistas no le gustaron al Primer Jefe ya que implicaba
la destrucción de la hacienda que terminaría con el campo mexicano, aunque el
proyecto de Villa no era tan radical como el de Lázaro Cárdenas. La toma de
Zacatecas fue el punto de quiebre entre Carranza y Villa y se puso en
manifiesto cuando el primer jefe impidió la entrada de la División del Norte
encabezar la entrada a la Ciudad de México luego de la caída de Huerta. Era evidente
la actitud de Carranza de quedarse con el poder, pero intentó limar asperezas
con los otros grupos revolucionarios con la Convención de Aguascalientes,
aunque esto exacerbo más las diferencias. Años después, Carranza pagó muy caro
el hacer a un lado a la gente que lo apoyó y por eso Obregón maquinó su muerte.
Y todo esto por no valorar el proyecto de otros, empezando por la División del
Norte.
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