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domingo, 23 de septiembre de 2018

Las transformaciones nacionales


La cuarta transformación nacional, no sé, pero se he hace un concepto demasiado trillado tomando en cuenta cómo fueron las otras tres. Ya lo he dicho en ocasiones anteriores y es que considero que nuestra realidad actual es demasiado compleja como para creer que con solo saber lo que ha ocurrido en las últimas décadas es suficiente para entenderlo todo. En mis lecturas de nuestro pasado me he encontrado con que hay problemas que no son nuevos, y desde que inicié el blog hace ya más de un año he tratado de documentarlo todo. Estoy tratando de buscar en el pasado para entender el presente y construir el futuro, me he encontrado con cosas que hay que dejar atrás y otras de plano dejar en el olvido. ¿Cómo elegir? Eso es algo que prefiero dejar al criterio de cada uno, pero nada me impide darles mi opinión. Parto del hecho de que se admiran a los héroes (aunque a algunos ese adjetivo les queda demasiado grande) pero no para retomar sus ideas y sus proyectos, para lo que se requiere tener un buen conocimiento del pasado para formarse un juicio del mismo.
La independencia podría considerarse como la primera gran transformación nacional al romper (o por lo menos intentarlo) con el orden español vigente de la época. La independencia era el rompimiento con la sociedad de castas, la abolición de la esclavitud (único logro) la prosperidad y el buen gobierno. Es decir, se logró cumplir solo uno de los objetivos, siendo que los otros tres se han intentado cumplir sin resultados positivos. El resultado de la independencia fue un imperio fallido que llevó a una desnortada república que demostró todos sus bemoles en la Invasión Norteamericana. Y digo desnortada porque jamás ha podido un gobierno republicano puro tomar las riendas nacionales correctamente. A partir de entonces el país ha pasado por una serie de experimentos sociales que han fracasado estrepitosamente por alguna u otra razón. Los causantes del estrepitoso fracaso de esta transformación son el agente norteamericano Joel R. Poinsett y Antonio López de Santa Anna. Ellos fueron los responsables de la caída de Agustín de Iturbide porque Poinsett convenció a Santa Anna para que declarará la república, aunque este último no sabía que era eso. Durante el resto del siglo XIX los golpes de estado fueron el pan de cada día.  
El liberalismo mexicano estaba presente prácticamente desde la independencia, pero cobraron relevancia a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Los liberales llevaron una reforma bastante profunda, que llevó a una guerra civil entre 1858 y 1861 que llevó a los liberales al poder. Los conservadores trajeron a los franceses y a un emperador que finalmente cayó en 1867. El personaje central fue Benito Juárez, masón y pro-yanqui. Sin embargo, el programa liberal fue finalmente llevado a cabo por el general Porfirio Díaz. por la dictadura Díaz la Reforma fue más exitosa, pero solo porque se retomaron las formas monárquicas, tal parece que es lo único que garantiza estabilidad. Sin embargo, nada dura para siempre y la dictadura de Díaz cayó por sus errores. Y el más importante fue el no querer ceder el poder en el momento más oportuno. A principios del siglo pasado se hizo patente la oposición al régimen porfirista en personas como Ricardo Flores Magón y Francisco I. Madero. A pesar de esto, la Reforma fue exitosa porque logró un desarrollo económico sin precedentes en el México independiente, la menor deuda externa de la historia y la paz nunca vista antes. Su deuda fue social por la pobreza imperante en la época.
Y la Revolución Mexicana, una de las mayores estafas de nuestra historia porque solo sirvió para llevar a una banda de pillos al poder. Y esto fue iniciado por un espiritista e ingenuo de nombre Francisco I. Madero que pensaba que la democracia era todo lo que necesitaba el país. Así, con un programa de gobierno no muy claro se lanzó a la presidencia de la república y luego a la rebelión armada del 20 de noviembre de 1910. Y lo único que logró fue traer de nuevo los golpes de Estado que ya habían quedado atrás. Sin embargo, ahora vinieron de la mano con los asesinatos políticos y el primero en caer por uno fue el propio Madero. De este movimiento surgió el odiado Partido Revolucionario Institucional, sus formas corporativas, su demagogia y su corrupción. Los logros de don Porfirio se fueron al traste: los ferrocarriles, la agricultura, la industria y, ahora, la paz. Veamos, los gobiernos revolucionarios destruyeron al campo mexicano con el reparto agrario, se aliaron con sindicatos a cambio de votos, casi lograron la desaparición de los ferrocarriles, destrozaron la democracia y se eternizaron en el poder durante 70 años. Definitivamente nadie sabe para quién trabaja, pues Madero quería democracia y únicamente llevó a un régimen poco democrático a encumbrarse. Y lograron mantenerse gracias a un montón de mentiras que enseñaron en la escuela.  
Con esos antecedentes no esperen que crea en la cuarta transformación. Y menos cuando el líder la anunció con bombo y platillo. Y con esos antecedentes tan lamentables, pues todavía menos voy a creer que esta es la cuarta transformación nacional.

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