Todos los movimientos
sociales tuvieron que haber iniciado en algún momento y haber tenido alguna
causa que lo justifique. Las madres de la Plaza Mayo en Argentina, por ejemplo,
buscan a sus hijos que fueron arrebatados por una dictadura militar para
castigar a los disidentes políticos. Sin embargo, el movimiento estudiantil de
1968 en nuestro país no tuvo sus orígenes en una injusticia, por así decirlo,
sino por el hecho de que la Universidad Nacional Autónoma de México y el
Instituto Politécnico Nacional nunca han podido llevar sus rivalidades tanto académicas
como deportivas de manera fraternal y respetuosa. Hasta la fecha los eventos
deportivos en los que se enfrentan los equipos de ambas instituciones se tienen
que llevar a cabo a puerta cerrada y con la mayor discreción, porque los
aficionados de un lado y del otro se agarran a golpes porque a su equipo le va
mal. El problema es que a los mexicanos no les gusta que los pongan en orden.
La mayoría pensaría que
este movimiento tiene en sus causas cuestiones como los presos políticos o la
libertad de expresión. Lamento decepcionarlo, pero los inicios del movimiento
estudiantil de 1968 estuvieron en un partido de futbol americano entre una
prepa de la UNAM y una vocacional del Politécnico, en el que los aficionados de
un lado y del otro se batieron en una batalla campal. Como lo dije antes, estas
instituciones de educación superior nunca han podido llevar sus rivalidades de
manera cordial, pues el fanatismo de un lado y del otro hace que estos pleitos
campales sean muy frecuentas. La policía se hizo presente para imponer el orden
y esto termino en un desastre, pues hubo golpeados de un lado y del otro,
muchos detenidos y esto pareció no gustarle mucho a los estudiantes. Al igual
que muchos de ustedes, yo pensaba que era algo más fuerte lo que desencadenó el
movimiento estudiantil de 1968, pero no, pero resulta que fue un tradicional
pleito de la UNAM y el Politécnico en un partido de futbol americano. El motivo
que llevó a los estudiantes a la calle a protestar fue la liberación de sus
compañeros detenidos, algo que ellos consideraban injusto, además de la desaparición
de los granaderos que “agredían a la juventud”.
Con el tiempo se
empezaron a filtrar otras ideas como las de traer algo parecido al régimen cubano
o la liberación de los presos de la huelga de los ferrocarrileros de 1958. El gobierno
en turno era bastante autoritario y tenía mucha presión encima. Estaban dispuestos
a hacer lo que consideraran necesario para acabar con las manifestaciones. Tengo
motivos para pensar que estaban bajo mucha presión, pues esto ocurría antes del
inicio de los Juegos Olímpicos, el 12 de octubre de ese año. En nuestro país la
imagen es lo más importante ante todo, aunque no corresponda con la realidad. Obviamente
que el presidente Gustavo Díaz Ordaz quería dar la impresión de que México era
un país sin problemas y con esto se minaba esta posibilidad. El presidente era
amante del orden y profundamente intransigente, así que me puedo imaginar la
rabia que sentía cuando vio que todo les estaba haciendo agua. No es de
extrañarse que inmediatamente les echara a los estudiantes encima a los
granaderos y al ejército para poner fin a las manifestaciones de los
estudiantes. Además, como amante del orden que era el presidente Díaz Ordaz debía
estar al tanto de lo ocurrido en el partido de futbol americano entre las
preparatorias de ambas instituciones y por eso se resistía a satisfacer esas
demandas.
¿Quién era entonces el héroe
y quién el villano? Bajo esas condiciones es imposible dilucidarlo, y volvemos
a un dilema que ha estado presente desde hace mucho: en la historia no hay héroes
o villanos, solo seres humanos y sus pasiones. Díaz Ordaz cometió el de usar
excesivamente la fuerza, y por eso es el malo del cuenta. Para muestra, dos
botones, pues por un lado estaba la entrada con violencia a la Preparatoria 1
de la UNAM y por el otro la toma de Ciudad Universitaria por parte del
ejército. En el caso de la prepa 1, derribaron la puerta de un bazucazo,
hiriendo y matando a un número indeterminado de personas, y siendo la puerta
una reliquia histórica del siglo XVII. La marcha más famosa del movimiento
antes de Tlatelolco me parece que fue la del silencio, cuando los estudiantes
marcharon con un trapo blanco hasta el Zócalo entre las tanquetas del ejército.
Los presos políticos y los desaparecidos no se hicieron esperar, pues por
ejemplo, en el caso de la prepa 1, hay personas que hasta la fecha no aparecen.
Los estudiantes se enfrentaban básicamente a un régimen autoritario que por
naturaleza no está dispuesto a ceder ante lo que considera una bola de
muchachitos tontos y maleducados. Dicen los que saben que alguien que estaba detrás
de este movimiento para derrocar al régimen de la Revolución. Esto es algo que
no puede ser confirmado o sustanciado de alguno modo. En realidad ahora que lo
pienso a estas alturas de mi vida, ya pocas cosas son sorprendentes.
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