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jueves, 13 de septiembre de 2018

Los inicios del movimiento de 1968


Todos los movimientos sociales tuvieron que haber iniciado en algún momento y haber tenido alguna causa que lo justifique. Las madres de la Plaza Mayo en Argentina, por ejemplo, buscan a sus hijos que fueron arrebatados por una dictadura militar para castigar a los disidentes políticos. Sin embargo, el movimiento estudiantil de 1968 en nuestro país no tuvo sus orígenes en una injusticia, por así decirlo, sino por el hecho de que la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional nunca han podido llevar sus rivalidades tanto académicas como deportivas de manera fraternal y respetuosa. Hasta la fecha los eventos deportivos en los que se enfrentan los equipos de ambas instituciones se tienen que llevar a cabo a puerta cerrada y con la mayor discreción, porque los aficionados de un lado y del otro se agarran a golpes porque a su equipo le va mal. El problema es que a los mexicanos no les gusta que los pongan en orden.
La mayoría pensaría que este movimiento tiene en sus causas cuestiones como los presos políticos o la libertad de expresión. Lamento decepcionarlo, pero los inicios del movimiento estudiantil de 1968 estuvieron en un partido de futbol americano entre una prepa de la UNAM y una vocacional del Politécnico, en el que los aficionados de un lado y del otro se batieron en una batalla campal. Como lo dije antes, estas instituciones de educación superior nunca han podido llevar sus rivalidades de manera cordial, pues el fanatismo de un lado y del otro hace que estos pleitos campales sean muy frecuentas. La policía se hizo presente para imponer el orden y esto termino en un desastre, pues hubo golpeados de un lado y del otro, muchos detenidos y esto pareció no gustarle mucho a los estudiantes. Al igual que muchos de ustedes, yo pensaba que era algo más fuerte lo que desencadenó el movimiento estudiantil de 1968, pero no, pero resulta que fue un tradicional pleito de la UNAM y el Politécnico en un partido de futbol americano. El motivo que llevó a los estudiantes a la calle a protestar fue la liberación de sus compañeros detenidos, algo que ellos consideraban injusto, además de la desaparición de los granaderos que “agredían a la juventud”.
Con el tiempo se empezaron a filtrar otras ideas como las de traer algo parecido al régimen cubano o la liberación de los presos de la huelga de los ferrocarrileros de 1958. El gobierno en turno era bastante autoritario y tenía mucha presión encima. Estaban dispuestos a hacer lo que consideraran necesario para acabar con las manifestaciones. Tengo motivos para pensar que estaban bajo mucha presión, pues esto ocurría antes del inicio de los Juegos Olímpicos, el 12 de octubre de ese año. En nuestro país la imagen es lo más importante ante todo, aunque no corresponda con la realidad. Obviamente que el presidente Gustavo Díaz Ordaz quería dar la impresión de que México era un país sin problemas y con esto se minaba esta posibilidad. El presidente era amante del orden y profundamente intransigente, así que me puedo imaginar la rabia que sentía cuando vio que todo les estaba haciendo agua. No es de extrañarse que inmediatamente les echara a los estudiantes encima a los granaderos y al ejército para poner fin a las manifestaciones de los estudiantes. Además, como amante del orden que era el presidente Díaz Ordaz debía estar al tanto de lo ocurrido en el partido de futbol americano entre las preparatorias de ambas instituciones y por eso se resistía a satisfacer esas demandas.
¿Quién era entonces el héroe y quién el villano? Bajo esas condiciones es imposible dilucidarlo, y volvemos a un dilema que ha estado presente desde hace mucho: en la historia no hay héroes o villanos, solo seres humanos y sus pasiones. Díaz Ordaz cometió el de usar excesivamente la fuerza, y por eso es el malo del cuenta. Para muestra, dos botones, pues por un lado estaba la entrada con violencia a la Preparatoria 1 de la UNAM y por el otro la toma de Ciudad Universitaria por parte del ejército. En el caso de la prepa 1, derribaron la puerta de un bazucazo, hiriendo y matando a un número indeterminado de personas, y siendo la puerta una reliquia histórica del siglo XVII. La marcha más famosa del movimiento antes de Tlatelolco me parece que fue la del silencio, cuando los estudiantes marcharon con un trapo blanco hasta el Zócalo entre las tanquetas del ejército. Los presos políticos y los desaparecidos no se hicieron esperar, pues por ejemplo, en el caso de la prepa 1, hay personas que hasta la fecha no aparecen. Los estudiantes se enfrentaban básicamente a un régimen autoritario que por naturaleza no está dispuesto a ceder ante lo que considera una bola de muchachitos tontos y maleducados. Dicen los que saben que alguien que estaba detrás de este movimiento para derrocar al régimen de la Revolución. Esto es algo que no puede ser confirmado o sustanciado de alguno modo. En realidad ahora que lo pienso a estas alturas de mi vida, ya pocas cosas son sorprendentes.


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