Ya he hablado acerca de
cómo era el mundo hace ya medio siglo, ahora toca revisar el contexto nacional
en aquel fatídico año. Ya también hice (o por lo menos traté) de hacer un
esbozo del de Gustavo Díaz Ordaz, que era el presidente en aquel entonces. ¿Era
México un país convulso? Eso depende del cristal con que se mire puesto que,
como siempre, había cosas buenas y cosas malas, pero 1968, sin lugar a dudas,
fue un año de contraste, pues por un lado había grandes logros y por el otro se
desataba el movimiento y la tragedia que cimbraron los cimientos del régimen y
lo llevarían a su decadencia. Ese año fue sin duda uno de los que marcaron la
historia de nuestro país y en la memoria del colectivo fue terrible y ayudaron
a que Gustavo Díaz Ordaz pasara a la historia como una de los grandes villanos.
Voy a confesar que no soy partidario de los ideales de aquellos estudiantes,
pero no justificó de ninguna manera lo ocurrido.
En ideario de muchos
estudiantes universitarios de la época estaba presente la muy reciente Revolución
Cubana de 1959. Ernesto “Che” Guevara era el ídolo de muchos y no eran pocos
los que querían emular las acciones del argentino en nuestro país. Quizá esto
era así porque todavía era pronto para ver los verdaderos efectos del régimen de
Fidel Castro en Cuba pues solo habían pasado 9 años desde el triunfo de su
movimiento. Sin embargo, ahora sé que ambos son de los personajes más
detestables de todo el continente, pues no duraron en utilizar los medios típicos
del totalitarismo para afianzar su poder. Fidel Castro era tan buen orador que
embelesaba a los estudiantes universitarios con sus discursos. Además, cabe
recordar que en buena medida la Revolución Cubana fue planeada en nuestro país debido
a la intransigencia del régimen autoritario de Fulgencio Batista. Es también del
conocimiento general que tanto Castro como el Che Guevara estudiaron en la UNAM
y no dudo que eso sirviera de inspiración para muchos de derribar al régimen autoritario
nacional en auge en aquel entonces. El régimen de la Revolución Mexicana no era
muy diferente al régimen de los Castro, pues recurrían a las mismas
herramientas en contra de los disidentes.
Un aire de fiesta se
cernía sobre la Ciudad de México ante la celebración de los Juegos Olímpicos de
Verano que iniciarían el 12 de octubre de 1968. Fue el presidente Adolfo López
Mateos el que hizo las gestiones para proponer la candidatura de la Ciudad de
México para las justas deportivas y que servirían para dar la imagen de un
México pacífico y próspero, aunque los problemas fundamentales seguían sin
resolverse del todo. Gracias a los Juegos Olímpicos fue que se iniciaron obras
de gran calado en la capital como la construcción del metro y del drenaje
profundo cambiando de manera radical el paisaje urbano de la Ciudad de México. El
Jefe del Departamento del Distrito Federal, Alfonso Corona del Rosal, compartía
con el presidente Díaz Ordaz: amaba la paz y el orden. La conservación de la
ciudad fue una prioridad para él y siempre fue enérgico en el mantenimiento del
orden. Por estos enormes pecados fue que los estudiantes universitarios pedían su
destitución del cargo junto con la desaparición del cuerpo de granaderos que “agredían
a la juventud” por los eventos en un tradicional pleito entre las aficiones en
un partido de fútbol americano entre la UNAM y el Politécnico.
El año de 1968 también
fue cuando el país tuvo sus mejores indicadores socioeconómicos al lograr el
mejor poder adquisitivo de la historia, la inflación más baja y el menor índice
de pobreza. Esto gracias a las políticas económicas implantadas por el
secretario de Hacienda, Antonio Ortiz Mena. En esta época es cuando el
conservadurismo todavía tenía un gran peso en el país y con la llegada de la
pastilla anticonceptiva y la minifalda se ponía en entredicho la rígida moral
imperante en aquel tiempo. El rock hacia vibrar a los jóvenes que escuchaban
bandas como los Beatles, los Rolling Stones y los Doors, aunque la mayoría no
entendiera lo que decían sus canciones al estar en inglés. Gracias al cine y la
televisión llegaba a nuestro país el movimiento hippie a nuestro país, llamado
existencialista por la mayoría, junto con toda la moda “psicodélica”, las
drogas incluidas. Tiempos interesantes se vivían en nuestro país, más porque en
los años anteriores a 1968 se habían vivido movimientos sociales muy importantes
como la huelga ferrocarrilera en 1958 y los movimientos de médicos y profesores
en 1966. Es decir, se vivía en un ambiente de tensión en el que los muertos en
las manifestaciones y los presos políticos eran cosa de todos los días. En un país
que siempre tiene tiempos turbulentos el año de 1968 fue un parteaguas que
inicio la decadencia del régimen surgido de la Revolución al dejar grietas
bastante notorias que se agrandaron con el paso del tiempo.
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