Celebrando un natalicio
más del “Benemérito de las Américas” (así, entre comillas) es válido
preguntarse si es merecedor de todas las fiestas que se le hacen al zapoteca.
Como lo saben todos los que me leen, al único de los liberales al que le tengo
aprecio es a Porfirio Díaz y aun así creo que cometió algunas metidas de pata.
Al resto los considero saqueadores, engañabobos, traidores a la patria y
mentirosos. El jefe de los liberales, Benito Juárez, hizo todo lo posible por quedarse
en el poder por medio de decretos para obtener facultades extraordinarias por
parte del congreso. Sin embargo, aun entre los liberales hubo críticos a Juárez
como Ignacio Ramírez “el Nigromante” que se opuso terminante a los dictados del
oaxaqueño. Estos son detalles que son ocultados por nuestra historia oficial
con el fin de esconder de manera sistemática que la justificación del régimen
es insostenible.
Uno de los motivos por el
que me desagradan los liberales es porque se cansaron de venderles el país a
los norteamericanos. El ejemplo más claro de lo que estoy diciendo es el
vergonzoso episodio del Tratado McLane-Ocampo en el que prácticamente se cedía
a los norteamericanos el derecho de paso en el Istmo de Tehuantepec y algunos
puntos de la frontera a puertos muy importantes en el Pacífico. Este documento
también establecía que los norteamericanos tenían derecho a portar armas, matar
y poseer tierras en dichos pasos. Además de todo, los liberales les ganaron a
los conservadores por el apoyo de los norteamericanos que les vendieron armas y
equipo. Además, ellos estaban deseosos de apoderarse de varios estados del
norte como Baja California, Sonora, Chihuahua y parte de Coahuila, Nuevo León y
Tamaulipas. Sin embargo, esto no se pudo llevar a cabo porque cuando llego la
oferta los conservadores estaban en el poder y ellos la rechazaron
tajantemente. Esto sin duda tiene que ver con las logias masónicas de Nueva
Orleans que tenían control sobre los masones de nuestro país. Y como sabemos,
dicen que el objetivo de los masones de aquel entonces era llevar a Estados
Unidos a su hegemonía sobre el mundo, aunque esto no puede probarse cabalmente.
En segundo lugar lo
pondría sobre la mesa la Ley de Desamortización de los bienes del clero. Sin
embargo, y como lo sostiene el historiador Enrique Krauze en “Biografía del
poder” (Vol. 3, Emiliano Zapata: El amor a la tierra, FCE, 1987), la Ley de
Desamortización prohibía a las sociedades civiles de cualquier tipo poseer
tierras y otras propiedades. Esto sin duda afectaba a los indígenas que poseían
tierras de manera comunal y al solo reconocerse la propiedad privada se sentaba
la base para despojarlos de su fuente de ingreso. Esto y los agravios cometidos
contra la iglesia llevaron a la mayoría de los nativos a pelear del lado de los
conservadores. Como sabemos este bando perdió la Guerra de Reforma, pero la paz
no duró. Para no hacerles el cuento largo, cuando Maximiliano llegó a emperador
hizo un decreto que daba marcha atrás a parte de la Ley de Desamortización y
restituyó las tierras arrebatadas a los campesinos indígenas. Como sabemos, el
imperio cayó en 1867 y el gobierno nada republicano dio marcha atrás con el
decreto del desdichado emperador. Es más, en 1868 el ejército federal masacró a
indios yaquis de Sonora para arrebatarles sus tierras, siendo Benito Juárez un
indígena y presidente de México uno de los responsables de llevar a cabo esta
matanza que tenía por objeto arrebatarles sus tierras a los nativos. Con esto
Juárez dio pasos definitivos para marginar a los indios siendo el mismo indio.
Por último diré que
Benito Juárez fue el personaje que más se aferró al poder, puesto que no lo
dejo hasta que la muerte lo obligó a hacerlo. Sé que la mayoría piensa que
Porfirio Díaz se lleva el premio mayor, y ni se diga Santa Anna, pero ellos
renunciaron al poder cuando la situación se les tornó decididamente adversa.
Juárez nunca fue electo por el pueblo y prueba de ellos está el hecho de que la
Constitución de 1857 establecía que el presidente debía entregar el poder al
cabo de cuatro años en el cargo independientemente de la situación del país.
Como obviamente en 1862 no se podían convocar a elecciones debía pues subir a
la presidencia el presidente de la Suprema Corte, en ese tiempo Jesús González
Ortega. Después de las elecciones de 1867 y 1871 Juárez ganó a sus
contrincantes con evidentes fraudes electorales. Dado que en 1871 Porfirio Díaz
era el principal opositor, cabe la posibilidad de que haya sido electo por voto
popular. Hay que mencionar también el hecho de que en el tiempo que Juárez
estuvo en la presidencia posterior a la caída de Maximiliano el presidente
busco del congreso facultades extraordinarias para seguir mandando en el país
con poderes de estado de guerra. Entonces pues ya he expuesto los hechos que me
llevan a pensar que Juárez era un ladino, acomodaticio, traicionero y ladrón y
sentó las bases para un sistema autoritario que vivimos en el siglo siguiente a
su vida. Esto me lleva a cuestionar si los demás héroes fueron lo que nos
venden en los libros de texto y las bases sobre las que se construyó el México
moderno. En mi afán de búsqueda de información me ha llevado a comprender que
tanto en el pasado como en el presente el parecido entre la clase política de
ambas épocas es mera coincidencia.
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