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no de los temas poco
tocados por la opinión pública es el de los sindicatos mexicanos, específicamente
su origen. Aunque pienso que los trabajadores deben tener ciertos derechos y
que el tema de los obreros fue un pendiente del Porfirio no puede negar de
ninguna manera la influencia negativa de los sindicatos en nuestro país. Es cierto
que se habla de las corruptelas de Elba Esther Gordillo, Carlos Romero
Deschamps y Napoleón Gómez Urrutia. Pero en realidad a nadie le interesa
ahondar en los orígenes del sindicalismo y sus funestas consecuencias para la economía
mexicana. Esto es quizá debido a que la problemática de los obreros obtuvo
respuestas con los constituyentes de Querétaro con la redacción del artículo
123. Sin duda este artículo es una reivindicación por las huelgas de Cananea y
Río Blanco y no son pocos los historiadores que peonen a ambas instrucciones
como antecedentes de la Revolución Mexicana.
En primer lugar hay que
empezar hablando de la Revolución Industrial comenzada en Inglaterra a partir
de la invención de la máquina de vapor. Este tuvo su auge a partir de la
segunda mitad del siglo XIX que fue cuando este modelo económico se extendió en
Europa y Estados Unidos. La industria tenía muchas ventajas como producir
muchos artículos en serie a bajo costo con lo que se aumentaron las ganancias y
costo del producto final. Fue una época en la cual imperaron bastante las ideas
del liberalismo clásico del economista británico Adam Smith que hablaba de las
bondades del libere mercado. Esto sin duda fue impulsado de manera importante
de la Reina Victoria y sin duda fue la base para construir el vasto imperio británico
durante su reinado. Sin embargo, los críticos al sistema capitalista no se
hicieron esperar. El escritor británico Charles Dickens hizo una crítica
bastante severa a la explotación de los niños en la Inglaterra victoriana y
basta con ver sus obras “Oliver Twist” y “David Copperfield” para constatarlo. Los
movimientos obreros también fueron comunes, siendo el más famoso el de los Mártires
de Chicago, que exigían una jornada laboral de ocho horas. Además de todo, en
aquellos años el trato de los patrones hacia el obrero era inhumano y el trabajo
infantil era una constante. La seguridad social surgió como respuesta en
Alemania a la publicación de “El capital”, de Karl Marx por temor al comunismo
que empezó a tener auge a finales del siglo XIX y principios del XX.
Como vemos, el trato
inhumano hacia los trabajadores no era algo exclusivo de México como no lo
dicen los historiadores. La diferencia en esos países que mencioné en el párrafo
anterior y México radica en que en los primeros los conflictos obreros se
solucionaron de manera más o menos pacífica y en nuestro país no. Las huelgas
de Cananea y Río Blanco tienen bastante similitud al movimiento obrero de
Chicago, pero no se necesitó tirar al gobierno para que se reconocieran los
derechos de los trabajadores en el segundo caso. Mientras que en Europa y
Estados Unidos los obreros mejoraron mucho su calidad de vida, en México no
podemos decir lo mismo. Esto se debió principalmente a que en México nos hemos
dedicado a destruir el sistema económico creado por Porfirio Díaz durante todo
el siglo pasado, gracias a esto nuestros trabajadores en muchas ocasiones
reciben un sueldo bajo por sus servicios. Los sindicatos en buena medida son
responsables de esto puesto que son los principales responsables de ahogar la
actividad económica gracias a las alianzas tejidas con el gobierno desde las
negociaciones que hizo Álvaro Obregón con la Casa del Obrero Mundial en 1914.
La alianza de Obregón con los dirigentes obreros cobró relevancia a partir de 1920 cuando el sonorense llegó al poder. Hizo un pacto con Luis N. Morones, apodado el “Marrano de la Revolución” en el que el gobierno se comprometía a crear una Secretaría del Trabajo, una cláusula de exclusión para contratar a los afiliados y despedir a los disidentes de su trabajo. Los líderes obreros obtuvieron un poder inmenso y llegaron a matar en ocasiones a los opositores a sus designios, incluyendo el propio Álvaro Obregón. Cuando Plutarco Elías Calles funda el Partido Nacional Revolucionario en 1929, Morones siguió con su política de apoyo al gobierno hasta la llegada de Lázaro Cárdenas que lazó a ambos del país. Con Cárdenas se consolida lo hecho por Obregón. Con la creación de la CTM se ata definitivamente a los obreros al poder presidencial. Esto sin duda es algo que la mayoría no sabe por la propaganda usada por este partido. Los líderes sindicales se enriquecieron escandalosamente mientras que para los agremiados obtuvieron prebendas como la posibilidad de vender, comprar y heredar plazas de trabajo. Con esto se puede explicar, al menos en parte, muchos casos, entre ellos el saqueo del que ha sido víctima el país, la influencia de las dependencias gubernamentales, el fracaso educativo, la corrupción y demás aberraciones que han surgido a lo largo del tiempo. Todo lo anterior a cambio de llenar los mítines del PRI y dar votos a cambio de todo lo citado. Sin embargo, contrario a lo que pudieran pensar no estoy en contra de la existencia de los sindicatos, sino de los lineamientos que los rigen el día de hoy y que no han beneficiado a la mayoría de los trabajadores mexicanos. Por lo tanto considero urgente una reforma laboral que regule a los sindicatos de otro modo y darle libertad al trabajador de decidir si pertenecer o no a un sindicato. Pero estoy soñando puesto que organizaciones espurias como la CNTE, el SME, el STPRM o el SNTE no van a querer perder sus privilegios a pesar que podría beneficiar a la mayoría.
La alianza de Obregón con los dirigentes obreros cobró relevancia a partir de 1920 cuando el sonorense llegó al poder. Hizo un pacto con Luis N. Morones, apodado el “Marrano de la Revolución” en el que el gobierno se comprometía a crear una Secretaría del Trabajo, una cláusula de exclusión para contratar a los afiliados y despedir a los disidentes de su trabajo. Los líderes obreros obtuvieron un poder inmenso y llegaron a matar en ocasiones a los opositores a sus designios, incluyendo el propio Álvaro Obregón. Cuando Plutarco Elías Calles funda el Partido Nacional Revolucionario en 1929, Morones siguió con su política de apoyo al gobierno hasta la llegada de Lázaro Cárdenas que lazó a ambos del país. Con Cárdenas se consolida lo hecho por Obregón. Con la creación de la CTM se ata definitivamente a los obreros al poder presidencial. Esto sin duda es algo que la mayoría no sabe por la propaganda usada por este partido. Los líderes sindicales se enriquecieron escandalosamente mientras que para los agremiados obtuvieron prebendas como la posibilidad de vender, comprar y heredar plazas de trabajo. Con esto se puede explicar, al menos en parte, muchos casos, entre ellos el saqueo del que ha sido víctima el país, la influencia de las dependencias gubernamentales, el fracaso educativo, la corrupción y demás aberraciones que han surgido a lo largo del tiempo. Todo lo anterior a cambio de llenar los mítines del PRI y dar votos a cambio de todo lo citado. Sin embargo, contrario a lo que pudieran pensar no estoy en contra de la existencia de los sindicatos, sino de los lineamientos que los rigen el día de hoy y que no han beneficiado a la mayoría de los trabajadores mexicanos. Por lo tanto considero urgente una reforma laboral que regule a los sindicatos de otro modo y darle libertad al trabajador de decidir si pertenecer o no a un sindicato. Pero estoy soñando puesto que organizaciones espurias como la CNTE, el SME, el STPRM o el SNTE no van a querer perder sus privilegios a pesar que podría beneficiar a la mayoría.