Esto es algo muy delicado
que estoy sacando a colación debido a que algunos de los grandes héroes de
nuestra historia estuvieron al servicio de intereses norteamericanos y los
grandes villanos en contra. Esto ha sido documentado a lo largo de los dos
siglos que llevamos de independencia y Armando Fuentes Aguirre “Catón” lo llama
el “hilo negro”. Entre los “héroes” que estamos hablando se encuentran Benito
Juárez, Valentín Gómez Farías, Álvaro Obregón y Santa Anna (el declaró la
república). Los “villanos” se opusieron a la intervención del gobierno de
Estados Unidos fueron Agustín de Iturbide, Lucas Alamán, Miguel Miramón, Félix
María de Zuloaga y Porfirio Díaz. Entonces los ídolos de piedra que nos
enseñaron a adorar en la primaria fueron los que se cansaron de venderle la
patria los norteamericanos ya sea de manera inconsciente (Santa Anna, por lo
menos en un principio) o consciente (Juárez y sus compinches liberales).
Todo lo anterior tiene
que ver con los tristes episodios de nuestra historia en los que los mexicanos
han dado muestras de su falta de patriotismo. El primer caso de intentar pedir
ayuda a los norteamericanos se relata en el primer movimiento insurgente
(Hidalgo y Allende), que fue capturado en Coahuila cuando marchaban a
territorio norteamericano con la intención de rearmarse y buscar apoyo de los texanos
(en ese tiempo parte de México). Morelos fue que requirió ayuda norteamericana
ya que solicitó armas y mandó a su hijo a estudiar a Estados Unidos. Francisco Javier
Mina fue español pero entro a nuestro país por Estados Unidos con el apoyo de
algunas logias masónicas, en especial la de Nueva Orleans. Iturbide no contó
con el visto bueno del Tío Sam, pero sus opositores republicanos sí. Ellos fueron
los que derribaron el primer imperio y al declarar la república democrática le
dieron a México un tiro en el pie porque a partir de entonces la clase política
hacia que los mexicanos se mataran unos contra los otros para que los líderes
se quedaran con el poder. Esto ayudó a los norteamericanos en la invasión con
la que se apoderaron de la mayor cantidad posible de nuestro territorio. Esto desde
luego que es ocultado porque se supone que la república es lo mejor que le ha
pasado a nuestro país desde la invención del mole poblano.
En el siguiente conflicto
interno, la Guerra de Reforma, la balanza se inclinó del lado liberal solo
porque el Tío Sam les había dado su apoyo a cambio de ciertas concesiones. Entre
ellas estaba la compra definitiva de Baja California, Sonora y Chihuahua como
contrapropuesta del vergonzoso Tratado McLane-Ocampo en el que prácticamente se
cedía los norteamericanos el derecho de paso por varias zonas del país con
permiso para poseer tierras y hasta matar. La razón por las que esto no se
concretó fue debido a que los conservadores eran los que tenían el control del
gobierno y Juárez viajaba en un carruaje por todo el país. Los conservadores
desde luego que no se comportaron de un modo patriótico cuando fueron a Francia
a solicitarle apoyo a Napoleón III para arrojar a los liberales del poder, pero
estos últimos no habían podido vencer a los franceses sin el apoyo del gobierno
norteamericano. Además, la desamortización de los bienes del clero ayudó a la
Iglesia Protestante a comprar varios templos que anteriormente eran católicos. Esto
pone en evidencia que los liberales querían someter al clero católico a sus
designios y esto era visto con buenos ojos por los norteamericanos que en su mayoría
son norteamericanos. Entonces los liberales fueron unos incongruentes de
primera al hablar por un lado de libertad religiosa y por otro tratar de
eliminar a los católicos por decreto, algo que iba en contra de los principios
de libertad bajo los cuales había sido fundado Estados Unidos.
En la siguiente etapa de
nuestra historia, el Porfiriato, el general Díaz puso una sana distancia con
respecto al gobierno norteamericano a pesar de que la mayoría de los
inversionistas eran originarios de Estados Unidos. Esto es contrario a la
creencia popular de que Díaz estaba confabulado con el gobierno estadounidense
para explotar al pueblo de México. Esto es del todo falso, ya que el general
Porfirio Díaz tuvo un acercamiento más sólido con varios países europeos como
el Reino Unido, Francia e incluso Holanda. Tuvo roces con el gobierno
norteamericano debido a que en la explotación petrolera le había dado
preferencia a la compañía británico holandesa Royal-Dutch Shell y no a la
Standard Oil de John D. Rockefeller además de que le había pedido a los
directivos de la primera que avisaran si querían vender para evitar que el
segundo monopolizara la industria. Ya en el movimiento revolucionario se
evidenció la intervención de un norteamericano (aunque sin el beneplácito de su
gobierno), Henry Lane Wilson, embajador de Estados Unidos en México, que fue
cómplice en los hechos que llevaron a Madero y Pino Suárez a su muerte, todo
porque el diplomático quería una concesión petrolera que nunca obtuvo. Después obregón
entregaría al país mediante el Tratado de Bucareli en el que se establece que
México no puede fabricar armas por sí mismo. Por último, hay que mencionar que existe
la teoría de que la Expropiación Petrolera fue pagada por el gobierno
norteamericano por un triple propósito: evitar que las compañías petroleras
cayeran en manos de los Nazis, destruir a la competencia europea y hacer
dependiente a nuestro país de las refinerías de Estados Unidos. Como conclusión,
los héroes que se presentan en la historia oficial son los que más han vendido
el país a extranjeros, particularmente a Estados Unidos con el que tenemos una relación
amor-odio.
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