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miércoles, 15 de febrero de 2017

Cuestionando la Revolución

Dicen los que saben que la Revolución Mexicana fue uno de los grandes movimientos que transformaron nuestro país. Tengo motivos bastante fuerte para pensar que los grandes conflictos que ha sufrido nuestro país han sido para mal dada la horrenda realidad actual y la Revolución no fue la excepción. Sin embargo, aun hoy día hay personas que piensan que el conflicto fue para bien a pesar de que la situación del México moderno no es precisamente la mejor. Ara empezar hay que ver la horrenda clase política es producto de ese movimiento armado en el que básicamente no hubo cambios significativos en relación a las estructuras del pasado. En serio me llama la atención cómo es que la mayoría de las personas siguen creyendo los mitos de la historia oficial a pesar de que en el México moderno la corrupción, la ineficiencia y el estancamiento sean una constante en la vida nacional. La realidad nacional se comenzó a gestar hace décadas e incluso siglos y es evidente la falta de memoria histórica ante el escaso cuestionamiento y el hecho de caer en los mismos errores del pasado.
Entrando en materia, la Revolución Mexicana fue el penúltimo conflicto bélico en la historia de nuestro país. Como antecedente tenemos el gobierno de Porfirio Díaz, quien había gobernado el país por 35 años, desde 1876 a 1911 con la intervención de Manuel González en el periodo 1880-1884. A pesar de los errores de los que he comentado en las entradas anteriores, el general Díaz le dio a México la paz y la prosperidad que no había tenido desde la consumación de la independencia. El error crucial del general oaxaqueño fue no haberse retirado a tiempo. Además de todo, el posible sucesor de Díaz, Ramón Corral, el secretario de Gobernación, que tenía fama de latifundista corrupto. Sin embargo, la mecha encendida por Madero y compañía destruyó los logros de don Porfirio y el país no se ha recuperado del todo. Es importante destacar que me impacto de manera importante puesto que don Panchito Madero era un iluso de primera y fue la primer víctima de su propio movimiento armado. Dice la leyenda que el general día fue el que más lamentó la muerte del “Apóstol de la Democracia”, aunque es algo que no he podido confirmar todavía. Lo que sí les puedo confirmar es la destrucción de los logros de don Porfirio como los ferrocarriles, el campo, la industria y el detrimento de la vida en general de la nación.
La traición fue una constante durante el movimiento armado pues las diferentes facciones terminaron por matarse unos a otros. La primera gran traición sin duda fue la de Victoriano Huerta contra Francisco I. Madero. Como lo dije en entradas anteriores, Madero era una persona demasiado ingenua que consultaba la ouija para tomar una decisión. Además de todo era claro que no podía con el paquete que ayudó a incendiar. Las rebeliones fueron comunes durante la presidencia de Madero, empezando con la de Pascual Orozco que fue aplacada por Huerta. El segundo problema fue el Plan de Ayala de Emiliano Zapata por el incumplimiento de Madero de una reforma agraria para restituir las tierras arrebatadas desde la promulgación de las Leyes de Reforma y consolidada durante el Porfiriato. La Decena Trágica fue el periodo de diez días en los que hubo balaceras en las calles de la Ciudad de México. El centro de esta rebelión fue el atrincheramiento de Félix Díaz y Aureliano Blanquet en la Ciudadela con el apoyo de Huerta y Henry Lane Wilson, embajador de Estados Unidos en México. Esta serie de eventos fueron los que finalmente llevaron a Madero a su muerte el 22 de febrero de 1913 y fue a partir de aquí que comenzaron una serie de traiciones que llevarían a corruptos al poder.

En la etapa final del movimiento armada y aun con la Constitución de 1917 promulgada y en vigor. La traición en este caso de parte de Álvaro Obregón hacia Venustiano Carranza debido a que este último no eligió al sonorense como su posible sucesor en la carrera presidencial de 1920. En mayo de ese mismo año Obregón lanzó el Plan de Agua Prieta desconociendo a Carranza como presidente. El presidente intentó huir hacia Veracruz y fue ultimado en el poblado de Tlaxcalantongo, Puebla, muy cerca del límite con Veracruz. Los sonorenses (Obregón y Plutarco Elías Calles) detentaron el poder a partir de entonces y asesinaron al último líder de la lucha armada: Francisco Villa. Además de esto, fueron los que construyeron las estructuras corruptas del México moderno. Obregón fue el padre de los sindicatos charros que en realidad solo han servido para dañar a los trabajadores y empresarios y por ende la economía. Calles fue el que finalmente traiciono a Obregón cuando este se reeligió presidente en 1928 y se quedó con el poder. Plutarco Elías Calles fundo el Partido Nacional Revolucionario, lo que ahora es el PRI y se quedó con el poder hasta que Cárdenas lo lanzó del país en 1936. Lázaro Cárdenas fue el que fundó las organizaciones que ataron a la sociedad y a los poderes legislativo y judicial al poder presidencial. La Reforma Agraria no trajo consigo la prosperidad ni tampoco la expropiación petrolera. Al contrario, el primero tajo miseria consigo y el segundo corrupción, descuido e ineficiencia a la industria petrolera. Los ferrocarriles sufrieron el mismo destino funesto que la industria petrolera. Con todo esto es lógico que yo me cuestione las bases del México actual. Y esto es algo que debemos hacer todos los mexicanos ya que la falta de memoria histórica hace que nos tropecemos una y otra vez con la misma piedra. Y tal parece que estamos por hacerlo de nuevo.   

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