Dicen los que saben que
la Revolución Mexicana fue uno de los grandes movimientos que transformaron
nuestro país. Tengo motivos bastante fuerte para pensar que los grandes
conflictos que ha sufrido nuestro país han sido para mal dada la horrenda
realidad actual y la Revolución no fue la excepción. Sin embargo, aun hoy día
hay personas que piensan que el conflicto fue para bien a pesar de que la
situación del México moderno no es precisamente la mejor. Ara empezar hay que
ver la horrenda clase política es producto de ese movimiento armado en el que básicamente
no hubo cambios significativos en relación a las estructuras del pasado. En serio
me llama la atención cómo es que la mayoría de las personas siguen creyendo los
mitos de la historia oficial a pesar de que en el México moderno la corrupción,
la ineficiencia y el estancamiento sean una constante en la vida nacional. La realidad
nacional se comenzó a gestar hace décadas e incluso siglos y es evidente la
falta de memoria histórica ante el escaso cuestionamiento y el hecho de caer en
los mismos errores del pasado.
Entrando en materia, la
Revolución Mexicana fue el penúltimo conflicto bélico en la historia de nuestro
país. Como antecedente tenemos el gobierno de Porfirio Díaz, quien había
gobernado el país por 35 años, desde 1876 a 1911 con la intervención de Manuel
González en el periodo 1880-1884. A pesar de los errores de los que he
comentado en las entradas anteriores, el general Díaz le dio a México la paz y
la prosperidad que no había tenido desde la consumación de la independencia. El
error crucial del general oaxaqueño fue no haberse retirado a tiempo. Además de
todo, el posible sucesor de Díaz, Ramón Corral, el secretario de Gobernación,
que tenía fama de latifundista corrupto. Sin embargo, la mecha encendida por
Madero y compañía destruyó los logros de don Porfirio y el país no se ha
recuperado del todo. Es importante destacar que me impacto de manera importante
puesto que don Panchito Madero era un iluso de primera y fue la primer víctima
de su propio movimiento armado. Dice la leyenda que el general día fue el que
más lamentó la muerte del “Apóstol de la Democracia”, aunque es algo que no he
podido confirmar todavía. Lo que sí les puedo confirmar es la destrucción de
los logros de don Porfirio como los ferrocarriles, el campo, la industria y el detrimento
de la vida en general de la nación.
La traición fue una
constante durante el movimiento armado pues las diferentes facciones terminaron
por matarse unos a otros. La primera gran traición sin duda fue la de
Victoriano Huerta contra Francisco I. Madero. Como lo dije en entradas
anteriores, Madero era una persona demasiado ingenua que consultaba la ouija
para tomar una decisión. Además de todo era claro que no podía con el paquete
que ayudó a incendiar. Las rebeliones fueron comunes durante la presidencia de
Madero, empezando con la de Pascual Orozco que fue aplacada por Huerta. El segundo
problema fue el Plan de Ayala de Emiliano Zapata por el incumplimiento de
Madero de una reforma agraria para restituir las tierras arrebatadas desde la promulgación
de las Leyes de Reforma y consolidada durante el Porfiriato. La Decena Trágica
fue el periodo de diez días en los que hubo balaceras en las calles de la
Ciudad de México. El centro de esta rebelión fue el atrincheramiento de Félix
Díaz y Aureliano Blanquet en la Ciudadela con el apoyo de Huerta y Henry Lane
Wilson, embajador de Estados Unidos en México. Esta serie de eventos fueron los
que finalmente llevaron a Madero a su muerte el 22 de febrero de 1913 y fue a
partir de aquí que comenzaron una serie de traiciones que llevarían a corruptos
al poder.
En la etapa final del
movimiento armada y aun con la Constitución de 1917 promulgada y en vigor. La traición
en este caso de parte de Álvaro Obregón hacia Venustiano Carranza debido a que
este último no eligió al sonorense como su posible sucesor en la carrera
presidencial de 1920. En mayo de ese mismo año Obregón lanzó el Plan de Agua
Prieta desconociendo a Carranza como presidente. El presidente intentó huir
hacia Veracruz y fue ultimado en el poblado de Tlaxcalantongo, Puebla, muy
cerca del límite con Veracruz. Los sonorenses (Obregón y Plutarco Elías Calles)
detentaron el poder a partir de entonces y asesinaron al último líder de la
lucha armada: Francisco Villa. Además de esto, fueron los que construyeron las
estructuras corruptas del México moderno. Obregón fue el padre de los
sindicatos charros que en realidad solo han servido para dañar a los
trabajadores y empresarios y por ende la economía. Calles fue el que finalmente
traiciono a Obregón cuando este se reeligió presidente en 1928 y se quedó con
el poder. Plutarco Elías Calles fundo el Partido Nacional Revolucionario, lo
que ahora es el PRI y se quedó con el poder hasta que Cárdenas lo lanzó del país
en 1936. Lázaro Cárdenas fue el que fundó las organizaciones que ataron a la
sociedad y a los poderes legislativo y judicial al poder presidencial. La Reforma
Agraria no trajo consigo la prosperidad ni tampoco la expropiación petrolera. Al
contrario, el primero tajo miseria consigo y el segundo corrupción, descuido e
ineficiencia a la industria petrolera. Los ferrocarriles sufrieron el mismo
destino funesto que la industria petrolera. Con todo esto es lógico que yo me
cuestione las bases del México actual. Y esto es algo que debemos hacer todos
los mexicanos ya que la falta de memoria histórica hace que nos tropecemos una
y otra vez con la misma piedra. Y tal parece que estamos por hacerlo de nuevo.
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